La Jornada Semanal, 16 de julio del 2000



James Graham Ballard

el cuento del domingo

Notas hacia un colapso mental


Pedimos a nuestros lectores que estudien las sencillas instrucciones de James Graham Ballard para recorrer con paso firme los pasillos del laberinto que aquí presentamos. Por ellos circulan Judith Loughlin, el Dr. Robert Loughlin, la suite B17 del Hotel Park, Leonora Carrington con sus unicornios, ángeles y otros seres metafísicos, los detectives de la agencia Butterworth, el Dr. Douglas, un radar, una farmacopea, Gatwick (hotel y aeropuerto), Rimbaud y Verlaine (Cernuda al fondo), Max Ernst, el vuelo de las 15:15 a Ginebra, la máquina para volar, una dosis de serotonina y una ronda de psiquiatras, pilotos privados, cuerpos carbonizados, hélices dobles y el club de Aviación de Elstree. šBuen viaje!

Un1 paciente4 dado de alta2 de Broadmoor3 compila5 "Notas6 hacia7 un8 colapso10 mental9", rememorando11 el asesinato14 de su12 esposa13, su15 proceso16 y17 exoneración.18

1

El uso del artículo indefinido comprende todas las ambigüedades que rodean al documento inconcluso, "Notas hacia un colapso mental", del cual esta sinopsis de dieciocho palabras es el único fragmento existente. Engañosamente cándida y directa, la sinopsis es claramente una clave importante para nuestro entendimiento de los eventos que condujeron a la trágica muerte de Judith Loughlin en su recámara de hotel frente al aeropuerto de Gatwick. No hay duda de que la función del aún incógnito autor fue de carácter central. El modesto "Un" debe ser visto no sólo como un intento franco de evasión sino, a nivel del inconsciente, una intimación temprana del deseo del autor por confesar su culpa.

2

No hay evidencia de que el paciente fue dado de alta. Las inspecciones recientes de los registros de pacientes internos en el Hospital de Springfield (ver nota 3) indican que el Dr. Robert Loughlin ha permanecido en la Unidad de Psicopatía Criminal desde su comparencia en el Tribunal de Kingston, el 18 de mayo de 1975. Sólo ha tenido un visitante, un antiguo colega de la Clínica London, el neurólogo James Douglas, secretario honorario del Colegio Real del Club de Aviación de Médicos. Es posible que él haya dado al Dr. Loughlin, con su interés obsesivo en el vuelo de propulsión humana, la ilusión de que había volado desde el hospital en las espaldas de Douglas. Por otro lado, "dado de alta"* puede ser un recuerdo proyectado del disparo que hirió al guardia de seguridad de Gatwick.

3

No se ha confirmado que el Dr. Loughlin haya sido alguna vez en su carrera de diez años un paciente o miembro del staff en el hospital de Broadmoor. La referencia a Broadmoor, por lo tanto, debe ser tomada como una admisión indirecta de los motivos criminales del autor o un confuso alegato de responsabilidad disminuida en los terrenos de la locura temporal. Aún así, nada sugiere que el Dr. Loughlin se considere o bien culpable de la muerte de su esposa, o bien temporalmente perturbado. Por los documentos restantes -grabaciones de audio hechas en la suite B17 del Hotel Park (parte del piso ocupado por el millonario y pionero de la aviación Howard Hughes y su séquito, durante una visita a Londres) y películas de las excursiones a la base de la Fuerza Area Norteamericana cerca de Mildenhall-, es claro que el Dr. Loughlin creía tomar parte de un ritual de profundo significado espiritual, que liberaría a su esposa para siempre de la tragedia de su inoperable carcinoma. A decir verdad, la inspiración de este psicodrama turbulento puede haber provenido del anterior técnico de laboratorio en Broadmoor y director aficionado de teatro, Leonora Carrington, a quien Loughlin conoció en el Club de Aviación de Elstree, y con quien había tenido un breve pero significativo romance.

4

Un rasgo notable del confinamiento del Dr. Loughlin en Springfield es lo poco que se apega al estereotipo del "paciente". La mayoría de sus compañeros internos en la Unidad de Psicopatía Criminal están bajo alguna forma de limitación, pero el comportamiento de Loughlin es más cercano al de un miembro del staff. Tiene acceso informal a todas las instalaciones de la Unidad, y con su entrenamiento médico y poderosa psique a menudo hace las veces de enfermero auxiliar, inclusive en ocasiones diagnostica males menores y supervisa la administración de medicamentos. Es característico de Loughlin el alto nivel de su actividad general. Siempre está ocupado con encargos, varios de apariencia apenas considerable, como si se preparase para algún evento importante en el futuro (o, legítimamente, en el pasado). Buena parte de sus pensamientos y energía los ocupa en la construcción de aparatos de vuelo conceptuales, usando su cama, escritorio y cuchillería personal. Recientemente, cuando sus intentos de dar forma aerodinámica a todos los muebles en la sala de estar molestaron a los otros pacientes, el Dr. Grumman animó a Loughlin a escribir sobre sus experiencias como piloto aficionado. Por vez primera Loughlin estaba preparado para considerar cualquier aspecto de su pasado, e inmediatamente se le ocurrió un título: "Notas hacia un colapso mental."

5

El método que el Dr. Loughlin empleó para preparar este documento aún no ha sido revelado, o si en verdad existe una sola palabra además del título. Dadas las fuerzas restrictivas en el trabajo, parece probable que el autor emplearía cualquier método salvo la narración directa. Puede encontrarse una clave en la experiencia previa de Loughlin como editor de los Procedimientos del Instituto de Neurocirugía, y en el hábito de la atención meticulosa para el detalle editorial que trajo consigo a Springfield. Una manifestación de esta obsesión es su costumbre de anotar en los libros de la biblioteca del hospital abundantes notas al pie. Varias páginas de la edición de 1972 de la Farmacopea Británica, particularmente las que se refieren a los medicamentos contra carcinomas, han sido tan comentadas que cada palabra ha sido marcada con citas de aviación imaginarias.

6

El porqué Loughlin escogió este término, con su aire de esquema inicial, para describir los eventos más importantes y traumáticos de su vida, no ha sido esclarecido. Sin embargo, ahora se sabe que este no fue el único documento similar que preparó. Dos años antes, al inicio de sus problemas conyugales, Loughlin llevaba un diario especulativo, describiendo con gran detalle los eventos de su vida personal y profesional. Parece que ya era consciente de la naturaleza errática de su comportamiento y de sus recurrentes fugas, cada una de varios días, de las cuales resurgía en un estado cada vez más disociado. En un momento dado, luego del primer colapso nervioso de su esposa, Loughlin contrató en secreto a un detective para hacerse seguir, fingiendo ser el amante de su esposa. El Sr. R.W. Buttersworth de la Agencia de Detectives Advance testificó ante el Tribunal de Kingston que seguía a Loughlin y a Leonora Carrington mientras conducían al azar al este de Suffolk, visitando un campo aéreo abandonado tras otro. En sus "Diarios" de febrero, 1975 (pocas semanas antes de la muerte de su esposa), Loughlin describe su intento de contratar la pista principal núm. 2 en el aeropuerto de Londres.

"'No entiende, señor, sólo la necesito por media hora. Hay un cargamento especial en camino.' El administrador del aeropuerto estaba totalmente confundido. 'ƑQué? šPor Dios!' Pero no le pude decir. Entonces no lo sabía".

7

Está implícito en el uso de la preposición que hace Loughlin, el sentido de que buscó su colapso deliberadamente, construyéndolo por voluntad propia. Esto lo confirma su comportamiento en los meses previos a la muerte de su esposa. Loughlin parece haberse decidido por un curso rápido de acción para salvar a su mujer, literalmente dentro de la metáfora extrema de su propia demencia. El subsecuente asesinato de su cónyuge, su propio colapso y el periodo de su encierro en Springfield deben ser vistos, pues, como una metáfora terminal, un laberinto autoconstruido desde sus adentros, que finalmente él comenzó a desenredar escribiendo "Notas hacia un colapso mental".

8

De nuevo (ver nota 1) el uso del artículo indefinido subraya el alejamiento de Loughlin de su propia crisis, que entonces (enero de 1975) veía como un complejo de eventos y posibilidades existentes fuera de sí mismo. Al dejar a su esposa -postrada en cama en su apartamento de Hendon, al cuidado del Dr. Douglas, viejo amigo y anterior amante- Loughlin se embarcó en una serie de prolongadas excursiones por Londres y los condados aledaños. Regularmente acompañado por Leonora Carrington, visitó el radioobservatorio Mullard cerca de Cambridge y el inmenso complejo de primitivas instalaciones de radar en la costa de Suffolk. Por alguna razón, las albercas vacías y los estacionamientos de varios niveles ejercían en él una particular fascinación. Pareció abordarlos como elementos de "un" colapso mental que pudiera usar en fecha posterior.

9

Es difícil establecer qué tanto mentalizó Loughlin los eventos de este periodo (enero a marzo de 1975). En cierto grado todos los factores que rodean la muerte de Judith Loughlin -inclusive la identidad de su esposo- pueden ser considerados ficciones de una imaginación febril, tan carentes de significado y a la vez tan significativos como las elaboradas notas a pie en la Farmacopea Británica. ƑSufría Judith Loughlin cáncer de páncreas? ƑCuál era el papel del joven lexicógrafo y campeón de danza sobre hielo, Richard Northrop, a quien Loughlin le atendió una migraña en la Clínica London? En el fondo de su relación revolotean elementos inequívocos de algún tipo de enredo homoerótico. Puede ser que la aparente cercanía física de los dos hombres encubra el hecho de que eran uno, el mismo hombre. Sus vacaciones juntos, las tres semanas angustiantes en el Hotel Gatwick y el disparo al guardia de seguridad, recuerdan inevitablemente a Rimbaud y Verlaine, pero Loughlin bien pudo haber pasado el tiempo ahí por cuenta propia, esperando que su esposa apareciera con el amante, y proyectando la identidad del lexicógrafo como un "detonador" psíquico. Se sabe que pasaba buena parte de su tiempo libre merodeando la pista de hielo del aeropuerto.

10

La exhibición pictórica de Max Ernst titulada "Trampas de jardín para aviones", parece haber tenido un papel vital durante los últimos días. Pinturas de paredes bajas, como los pasajes de ladrillo de un laberinto incompleto, en cuya extensión grandes alas se han estrellado, y de cuyos empalmes florecen brotes viscerales. En la última anotación de su diario, el día anterior a la muerte de su esposa, 27 de marzo de 1975, Loughlin escribió con calma engañosa: "Ernst lo dijo todo en su comentario sobre estas pinturas, el modelo de todo lo que he tratado de hacer...

'Jardines voraces a la vez devorados por una vegetación que surge de los restos de aviones atrapados... Todo es sorprendente, doloroso y posible... con mis ojos veo a la ninfa Eco...'"

Poco antes de escribir estas líneas, había regresado a su apartamento en Hendon para descubrir que su esposa había partido al aeropuerto de Gatwick con el Dr. Douglas, para tomar el vuelo de las 15:15 a Ginebra el día siguiente. Luego de llamar a Richard Northrop, Loughlin condujo directo al Club de Aviación de Elstree.

11

Es dudoso el grado con el que Loughlin rememora cualquier "episodio" real sobre los eventos que condujeron a la muerte de su esposa. En ocasiones su memoria es lúcida e íntegra, pero pronto se hace evidente que ha mitificado el episodio completo en Gatwick, como lo revela la siguiente conversación grabada entre él y el Dr. Grumman.

Grumman: Dice que entonces manejó hasta Elstree. ƑPor qué?

Loughlin: Había rentado un avión ahí -un Piper Twin Comanche.

Grumman: Ya veo. De cualquier modo, luego voló sobre Londres y a baja altura en Gatwick, donde paralizó al aeropuerto durante una hora volando muy cerca de los jets estacionados en las pistas.

Loughlin: Sabía que si podía encontrar el avión de Judith podría de alguna forma fundir mi avión con el suyo, una especie de transubstanciación...

Grumman: Ƒ...chocar? ƑPero por qué?

Loughlin: Estaba convencido de que podía salvarla mediante el vuelo. Era la única forma en la que podía sobrevivir al cáncer.

Grumman: ƑQué pasó entonces?

Loughlin: Aterricé y patiné contra la rueda delantera de un VC10. Richard Northrop me sacó. Teníamos una especie de desacuerdo -le disgustaba que yo dependiera tanto de él, así como mi relación con Judith- y luego el guardia de seguridad resultó accidentalmente herido.

12

Aunque no había duda de que Judith Loughlin había estado casada con su marido por tres años, su relación nunca fue muy cercana, y ella en forma alguna podía ser vista como consorte. Antes de comprometerse se había visto envuelta en una unión perdurable con el Dr. Douglas, a quien siguió viendo aun después del compromiso y casamiento en 1974. Abogada exitosa, obstinada y con ambición, pronto encontró una creciente antipatía por el comportamiento mental errático de Loughlin y su incipiente alcoholismo. Es prácticamente un hecho que, a no ser por su deceso, se habría divorciado al año siguiente. Viéndola con tolerancia, se podría decir que sus acciones esa tarde fatal en el baño de su recámara de hotel habían sido provocadas por años de infelicidad marital.

13

La cuidadosa reconstrucción de los eventos que rodean el asesinato de Judith Loughlin, 28 de marzo de 1975, señala que había llegado a Gatwick con el Dr. Douglas el día previo. Pasaron la noche en la habitación 117 del Hotel Skyport, con la intención de tomar el vuelo de las 15:15 a Ginebra la tarde siguiente. Fue mientras comían en el restaurante del hotel que Loughlin se presentó en el aeropuerto en un estado extremo de angustia alcohólica. Buscó inútilmente entre los aviones detenidos el jet Trident, que estaba siendo preparado para el vuelo de las 15:15, tal vez con la intención de secuestrar el aparato o incluso detonarlo con él a bordo. En el curso de esta búsqueda el guardia de seguridad resultó herido. Loughlin se dirigió entonces al Hotel Skyport, y mediante alguna artimaña localizó y entró al cuatro de su esposa. Aturdido por el exceso de alcohol y anfetaminas, decidió reanimarse en la tina llena de agua fría. Yacía inconsciente en la tina, completamente vestido, cuando Judith Loughlin, sola, regresó a la habitación luego de comer.

14

Toda evidencia recabada indica que la decisión de Judith Loughlin de asesinar a su esposo fue una respuesta inmediata al verlo inconsciente en la tina. Alarmada por los daños que él había hecho en el cuarto -en su furia, Loughlin había destruido las ropas y maletas del Dr. Douglas-, al parecer ella decidió poner fin a los sufrimientos de este hombre infeliz. Por desgracia, no había contado con la poderosa psique de Loughlin -en el momento en que le sumió la cabeza bajo el agua de la tina, él se incorporó y la sujetó- ni con la transformación total operada en la mente de su esposo. Tal parece que ya se había hecho a la idea de que ella lo dejaba sólo en el sentido de su muerte por cáncer pancreático, y que él la salvaría construyendo un aparato de vuelo único.

15

Han surgido preguntas en cuanto a la persona exacta indicada por este pronombre, desde el momento en que Loughlin fue rescatado del fuego en la habitación 117. Primero se asumió, a causa de los delirios del hombre herido, que se trataba de un piloto de avión. Estaba sentado en la cama llameante, en posición de tándem, tras el cuerpo carbonizado de una mujer sentada en forma similar, como si le enseñara a pilotear. Su esposa había sido ataviada a la fuerza con traje, casco y anteojos de aviador. Fue identificada por la doble hélice de su dispositivo intrauterino. Gracias a las ropas empapadas, sólo las manos y los pies de Loughlin sufrieron quemaduras. Los muebles en el cuarto habían sido dispuestos para conformar la representación burda de un avión, quizá inspirado por los elaborados motivos aeronáuticos de la decoración de la recámara.

16

Por supuesto, el proceso expuso todas las contradicciones inherentes a este complicado caso. Aún hay preguntas acerca de la identidad de "Loughlin". No hubo evidencia de que fuera un piloto calificado, aunque se encontró una Licencia de Piloto Privado a su nombre en un casillero del Club de Aviación de Elstree, tal vez dejada ahí como parte de una falsa identidad minuciosamente fabricada por él. En verdad estaba obsesionado por la aviación, como lo muestra el uso de nombres de fabricantes de aviones para designar a sus colegas. Tampoco hay confirmación real alguna sobre su condición de médico, particularmente cuando consideramos su pródigo uso de términos pseudomédicos sin sentido (ej. "serotonina19 y20 supresor22 de reacción en proteína21 m.v.d.",23 etcétera).

17

Esta idea tardía, ligada a las dieciséis palabras previas con su aparente descripción directa de los hechos conducentes a su juicio, indican casi con certeza el intento real del autor de compilar su ambigua historia.

18

La clara convicción del autor de que es inocente, como su tesis anterior de que había sido dado de alta del hospital, pueden tomarse como una actitud de esperanza para el futuro. En tanto, continúa con su activa ronda de tareas en la Unidad de Psicopatía Criminal, construyendo su bizarro "artefacto de vuelo" y editando tenazmente las notas con las que ha comentado varios de los textos médicos en la biblioteca. Últimamente todo el material ha sido marcado con una glosa única. Puesto que los libros no son vigentes, como la Farmacopea Británica de 1972, el daño no es considerable. La mayoría de sus complejas anotaciones han mostrado ser ficciones totales, una telaraña indescifrable de investigación ficticia, de personalidades médicas e intrincados vínculos, trágicos algunas veces, de sus vidas privadas. Sin embargo, en ocasiones describen con claridad inusual una secuencia de eventos que casi podría haber ocurrido. El paciente parece atrapado en lo que sus psiquiatras llaman "aspectos paradójicos", imágenes de él mismo en un espejo reflejando lo que hay en otro a sus espaldas. La división de los dos sólo será posible por la aparición del documento incompleto "Notas hacia un colapso mental", del cual sólo poseemos una sinopsis de dieciocho palabras y sus comentarios correspondientes. Parece factible que aunque la sinopsis encubre una serie de mentiras y distorsiones, es un simple e incontrovertible argumento de la verdad.

* Discharged, en inglés.
Traducción de José Abdón Flores