Lunes en la Ciencia, 17 de julio del 2000



Investigadores analizarán pros y contras de la biotecnología


Uso de transgénicos en México

Matilde Pérez

Víctor Manuel Villalobos Arámbula, vocal ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéricamente Modificados (Cibiogem), advierte que el gobierno debe seguir invirtiendo en la investigación de la biotecnología; no hacerlo es colocarse en una situación desventajosa y llegar al extremo de contratar empresas para realizar esa labor estratégicamente no es redituable.

maiz Ante el abanico de preocupaciones que se desprenden por el desarrollo de los organismos genéticamente modificados (transgénicos) y el amplio horizonte de alternativas de la biotecnología, la Cibiogem y el Colegio de Posgraduados de Chapingo llevarán a cabo, en septiembre, la primera Reunión Nacional de Bioseguridad, en la que participarán investigadores nacionales e internacionales en agricultura, medio ambiente, salud y pesca. Posteriormente se llevará a cabo el tercer Simposium sobre Maíz Transgénico, con la asistencia de organizaciones no gubernamentales para analizar los pros y contras del uso de la biotecnología en este cultivo; de ambos foros se desprenderán recomendaciones. "Espero que bien recibidas por el próximo gobierno", dijo Villalobos Arámbula.

México, explica, tiene mucha inversión y un reconocido avance en ingeniería genética en plantas; está a la altura de cualquier universidad del mundo y por eso en el caso del maíz, los científicos más connotados del país ya iniciaron un estudio el flujo genético entre las diferentes variedades; tenemos la experiencia de los híbridos y las razas de este grano. Se calcula que este análisis llevará tres años.

"El país reúne las condiciones adecuadas para hacer un estudio de esta naturaleza y continuarlo con otros cultivos, de esa forma lograriamos un liderazgo internacional y otras naciones aprenderían a actuar en consecuencia".

Aclara que en el caso del maíz transgénico, México tiene una moratoria en su uso. A pesar de que no hay evidencia de daño a la salud humana y sí la preocupación de los impactos en el medio ambiente, "se han extremado las precauciones para que el maíz transgénico que se compre como grano se utilice sólo como semilla."

De la experiencia que tiene México en la manipulación genética de las plantas comenta: "a principios de la década de los años 80 se hicieron los primeros organismos genéticamente modificados en el tabaco, a partir de entonces empezó a haber una serie de aplicaciones comerciales a una serie de productos, que hoy en día están en el mercado y llegan a los consumidores".

"A quienes entonces nos tocó dar algunas conferencias y anticipar los alcances de la ingeniería genética en México y en el mundo, nos tildaban de hablar de ciencia ficción; sin embargo, hay una publicación editada por el Conacyt en 1984, El cultivo de los vegetales en México, de Víctor Loyola, en la cual ya se utilizaban los conceptos hoy conocidos comúnmente. Bueno, este proceso de curiosidad científica de hace 20 años tiene hoy fines comerciales", dice.

Hace 11 años, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural empezó a manejar la biotecnología, ahora esa experiencia de conocimiento e información fue trasladada a la Cibiogem, la cual amplía su panorama, ya que no sólo se trata de productos agrícolas sino de bacterias, de animales, salud humana y comercio.

La Cibiogem fue creada por acuerdo presidencial el 5 de noviembre de 1999 e instalada el 12 de enero de este año. Su responsabilidad es coordinar las políticas públicas relativas a la bioseguridad y a la producción, importación, exportación, movización, propagación, liberación, consumo y, en general, uso y aprovechamiento de los organismos genéticamente modificados, sus productos y subproductos; cuenta con una secretaría ejecutiva, un comité técnico y un consejo consultivo de bioseguridad, éste integrado por 13 científicos de reconocido prestigio y experiencia en la materia.


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