LUNES 7 DE AGOSTO DE 2000

* Cursi y sentimental


Peterson sucumbe ante la cinta Una

tormenta perfecta,

Jorge Caballero * Una tormenta perfecta, producción del cineasta, ya más hollywoodense que alemán, Wolfgang Peterson, contiene historias paralelas de acción/intimistas totalmente prescindibles; cuenta con efectos especiales que están entre lo fascinante y lo chafa; la música compuesta por James Horner no le ayuda mucho, y enaltece gratuitamente el pedante/pendenciero patriotismo estadunidense. Alejada de, por poner un ejemplo, El submarino, una de las buenas películas de este director, con Una tormenta perfecta Peterson sucumbe.

Protagonizada por George Clooney en papel de semirrudo, Mark Wahlberg y Diana Lane, la cinta narra cuando el sistema meteorológico informó en 1991 que el frente húmedo de baja presión, el huracán Grace, que iba de sur a norte por el Atlántico, se impactaría con otros dos frentes: una descarga ártica fría de alta presión en dirección opuesta y un sistema de baja presión procedente de los lagos a través del continente. Cuando los tres frentes se juntaran, estallaría una tormenta inimaginable, con olas de 35 metros y vientos de 190 kilómetros por hora.

Billy Tyne capitanea el barco pesquero Andrea Gail. Su fama es legendaria, pero pasa por una mala racha, pues no pesca ni un resfriado. Su efectividad, además de su hombría, está en entredicho, pues el buque capitaneado por Linda Greenlaw ha tenido abundantes pescas. Así que el capitán trata de salvar su prestigio y con una tripulación de pescadores espirituales (Dale, Alfred, Bugsy y Sully) emprende una aventura en el Atlántico Norte, saliendo de las costas del puerto Gloucester, Massachusetts.

Pero Billy trae al santo de cabeza y no pesca absolutamente nada; así que queriendo cambiar su mala racha se adentra hasta Flemish Cap, una remota área famosa por su rica fauna marítima, donde logra una pesca épica de pez vela. Lo que ellos ignoran es que los tres huracanes están a punto de colapsarse, así que al regresar se encuentra con la tormenta de dimensiones apocalípticas. Está en el dilema de perder su magnífico cargamento, pues se les desconpuso la máquina de hielo, o adentrarse en la iracunda ira de la natura. El capitán piensa que puede ganarle a la tormenta y regresa cubierto de gloria al puerto.

Una tormenta perfecta está basada en hechos reales, pero su cursi e insufrible sentimentalismo/heroísmo resulta, únicamente para ser más exactos, entretenida. Las películas que contienen mezcla de acción y suspenso son bien aceptadas por el público. No dudamos que para algunos resulte una dramática película que toque las fibras sensibles del alma, sobre todo para los que han recibido una buena dosis de cine hollywoodense de este corte, pero no es ni para sacarla a plática en la mesa a la hora del café.