La Jornada Semanal, 13 de agosto del 2000



Héctor Perea

Las artes sin musa

Erotismo y arte

``Aunque parecía esconder sus emociones, me permitió hacer todo lo que deseé [...] Acaricié sus desnudos brazos, sus fuertes y delicados hombros, las atractivas curvas de sus muslos, sus redondas nalgas [...] Me incliné y él se tumbó sin oponer resistencia...''

Aun en contra de la opinión de los puristas, una de las ventanas que en el campo del arte abrió la imprenta fue la de la reproducción directa de las obras. Ya fuera en tonos sepia, en blanco y negro, o por medio de una primitiva o elaborada selección de color, el acercamiento a los cuadros, esculturas u obras arquitectónicas permitió el acceso a lo conocido únicamente a través de las descripciones. Además, consignar de manera más o menos fiel la imagen de las obras daba una cierta seguridad de que en el futuro éstas podrían ser apreciadas por nuevas generaciones, justo por lo que alguna vez fueron. Cuánto hubiéramos disfrutado hoy, por ejemplo, con el conocimiento visual, directo y sin intermediarios, de las realizaciones de Apeles, y no sólo a partir de las crónicas de época o de la influencia ejercida sobre artistas posteriores. El de Apeles fue el arte más extraordinario de la historia, según cuenta la leyenda. Pero, quizá, de haber visto nosotros sus obras por intermedio de cualquier medio aparte del pobre eco dejado por la palabra testimonial, las hubiéramos apreciado como seguramente fueron. O sea, imperfectas. Y, por lo mismo, mucho más humanas y bellas de lo que la historia nos ha hecho creer.

Ahora bien, el manejo digital e hipertextual del arte ha mejorado desde distintas perspectivas las aportaciones iniciales de la imprenta convencional. Muchos de los proyectos actuales de captura, resguardo y proyección museística se encuentran, sin embargo, y muy probablemente por causas económicas, condenados a caer en las convenciones. Como podemos observar con un simple vistazo a la oferta en puntos de venta, lo que han hecho muchos de los CD's interactivos dedicados al arte es mostrar en parte o en su totalidad los fondos de los museos más famosos; o bien reproducir, aunque aumentada en cuanto a posibilidades informativas y apreciativas, la idea editorial de los volúmenes contundentes sobre los artistas y las corrientes dominantes en algún momento. Arte Referencia, colección coproducida por las editoriales ítalo-españolas Acta, EMME-Interactive y Scala, no parece escapar en principio y en lo general a la idea antes descrita. Pero sus creadores también se han permitido producir trabajos tan interesantes como un CD interactivo dedicado al estudio y reproducción de las obras de Miró y, ya centrado en el tema de este artículo, otro disco de las mismas características titulado Erotismo en el arte. Imágenes del reino del arte erótico (Milán, 1999). Este último es el producto colectivo e interdisciplinario del que reproduje al principio un fragmento de los textos que contiene.

Concebido como un nebuloso laberinto inglés, el sendero de acceso a los distintos habitáculos del erotismo se convierte en un espacio de convivencia entre el sueño y la realidad. A partir del inicio y a lo largo de todo el recorrido, en el CD se sigue todo el tiempo la consigna de romper con los tabúes del tópico sexual. Por eso mismo, desde la contraportada y a continuación de las líneas citadas, se advierte al navegante sobre la ambiguedad de la sexualidad descrita en los fragmentos de textos clásicos y contemporáneos incluidos en el CD y contrastados con imágenes. Estas últimas fueron tomadas de las iconografías plásticas europea y árabe, pero también de fotografías eróticas del siglo XIX y principios del XX. Ingres, Renoir, Monet, Goya, Corot, Bazille y un largo etcétera de pintores tienen obras -objetos exóticos en su mayoría- distribuidas a lo largo de salones virtuales titulados de forma no menos sintomática. En El bosque, El boudoir, El gimnasio, La alcoba, El baño, Las termas, El harén, La playa o El estudio del fotógrafo pueden admirarse cuadros que, en la realidad, se encuentran dispersos en varias decenas de museos y colecciones particulares. La activación acústica de los salones en general y de las imágenes en particular, que incluye tanto la palabra leída como la música, se consigue a través del paseo, de la aventura del cursor, convertido en un mirón palpable de las desnudeces.

Disco en verdad hermoso, Erotismo en el arte. Imágenes del reino del arte erótico, además de mostrar con plenitud de qué manera la pintura, la literatura y la música han acompañado la seducción del cuerpo, resulta todo un muestrario de posibilidades presentes y futuras para la digitalización del arte y del erotismo.

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Marcela Sánchez Mota

Danza

ALICIA SANCHEZ Y CIA., TEATRO DE MOVIMIENTO

Llenando el vacío es el título que Alicia Sánchez y Compañía han dado a esta propuesta escénica de teatro de movimiento. Un ventanal cercano al proscenio, cerrado en su totalidad con persianas horizontales, invita al espectador a percibir lo no visto. Es imposible dejar de pensar en la cinta de Alfred Hitchcock, La ventana indiscreta. No obstante, aquí el reto es otro: un teatro donde el cuerpo y la gestualidad son los medios de expresión. El movimiento de los cuerpos es sutil, estilizado, podría decirse minimalista, se aparta de lo real y al mismo tiempo lo toma para darle un sentido convencional de la ilusión. Es la imagen pensada como una abstracción que hurta una dimensión al mundo real y con la que inaugura el poder de un espejismo.

Un espacio real ocupado por un joven ordinario y común. La entrada a un mundo íntimo y privado nos convierte de inmediato en voyeuristas de una vida ajena. Ocupamos la cuarta pared de Stanislavski, cuya cercanía física da al espectador la ilusión contundente de su presencia-ausencia en el escenario.

La restricción del espacio a uno real y cotidiano, impone un lenguaje corporal individualizado y único. Una puesta en escena intimista y de cierta crueldad cómica. Un personaje que se regodea en su soledad. Acompañado de las voces que emite un televisor encendido que no ve, sólo es un testigo indiferente de la violencia exterior y eventualmente es presa de los anuncios que ofrecen productos milagrosos. Una crítica férrea pero tambien lúdica que se burla de las debilidades humanas concentradas en este personaje juguetón e inmaduro que vive o sobrevive ante un mundo cada vez más distante, desvirtuado y hasta grotesco. Un personaje que nos lleva a la risa porque que nos vemos reflejados en él. Un espacio vital cada vez más reducido que el personaje guarda celosamente del exterior, que llena de sus manías y obsesiones; un lugar donde los espectadores somos intrusos pero donde el personaje a su vez nos devuelve la mirada a través de un telescopio.

El trabajo corporal de los actores-bailarines: Antonio Salinas, Bruno Castillo y Carmen Mastache se mueven desde un vocabulario extraído de la naturalidad cotidiana hasta nuevas formas de ingravidez, danzan con los objetos: platos, vasos o panes, con una rigurosa exactitud; la coreografia se desplaza sobre mesas, sillas o sillones; los objetos también se apropian de la escena. Bajo una epidermis aceptable, bajo el traje adecuado para cada ocasión, pulsa el mundo terrible y revelador de las emociones de estos personajes. Sujetos alienados, en permanente búsqueda de satisfacción y que paradójicamente sufren de una extrema incapacidad para comunicarse. Uno a uno los inquilinos del personaje central son recibidos con un entusiasmo conmovedor. De manera insoslayable se vuelven invasores de su espacio vital. Como testigo, un armario se va llenando de objetos inútiles.

Alicia Sánchez y Cía. ya nos habían sorprendido con anteriores trabajos como TR3S (97-98), basada en Esperando a Godot de Samuel Beckett, espléndida recreación corporal de Vladimir y Estragón donde la escenografía de Jorge Ballina era en sí misma un cuadro plástico impresionante. Alicia Sánchez y Jorge Ballina buscan otros derroteros para la danza y el teatro. Se han alejado de la danza abstracta o pura, quieren contar de manera convincente lo que ocurre a sus personajes. Reconocen la influencia de los movimientos de danza-teatro de Pina Bausch; de las propuestas corporales y actorales de Decroux o Lecoq, o las experiencias escénicas de Tadeusz Kantor. Parece que el reto de estos jovenes creadores es enorme ante la irrupción del hiperrealismo en el cine, la televisión, y sobre todo la cibernética. El teatro de Bob Wilson, Lindsey Kemp o el Théatre du Soleil, entre otros, iniciaron y continúan la búsqueda de un espectáculo teatral integral donde la danza y teatro se funden para irrumpir en los sentidos del espectador.

Alicia Sánchez, egresada del Sistema Nacional de Danza INBA-SEP; trabajó en Barcelona, España, con Anne Morin; en Nueva York con la Cía. Nikolais y Murria Louise y Steve Pastón; con Irene Hultman y Ron Brown en Carolina del Norte y en la Folkwan Hochschule en Essen, Alemania. Ha sido ejecutande de distinos grupos mexicanos y extranjeros. Fundó con Raúl Parrao el grupo U.X.Onodanza. Ha sido invitada por la Cía.Win Vandekeybus de Bélgica; ha participado en el Festival International Coreographer Residence de Carolina del Norte y en el Programa de Visitantes de la Embajada Norteamericana en Nueva York. Jorge Ballina, escenógrafo, dramaturgo y director escénico de este espectáculo, es arquitecto, cursó estudios de escenografía en Londres, G.B. y con Alejandro Luna en México. Ha diseñado la escenografía de obras como:

X para idiotas (U.X.Onodanza); TR3S (Alicia Sánchez y Cia.); Tarde en Mogador (Tatiana Zugazagoitia); Picnic (U.X. Onodanza); Erótica de fin de circo (Circo Raus); Más Allá, Homenaje a Mathias Goeritz y La flauta mágica (Opera de Bellas Artes).

Llenando el vacío se presenta del 4 al 27 de agosto, los viernes a las 20:00 horas; los sábados a las 19:00 horas; domingos a las 18:00 horas, en el Foro Experimental de Danza del Centro Nacional de las Artes.