La Jornada Semanal, 20 de agosto del 2000 

Agustín Escobar Ledesma

extranjeros en su tierra

Misión de Chichimecas
 

“El Ánima es un pájaro nocturno respetado y temido que, desde la época prehispánica, ha guiado a los chichimecas por el mundo.” Este pájaro sigue cumpliendo su función, pues los chichimecas-jonaces necesitan de alguien que les advierta los riesgos de la vida, ya que no están a salvo de los demagogos, los políticos corruptos, los redentores integristas y los planificadores “de lejecitos”. Agustín Escobar nos habla de las oportunidades que la civilización ha brindado a los jonaces: en 1980, la Secretaría del Trabajo y Coplamar crearon una cooperativa de empleo rural consistente en unos viveros. Los funcionarios usaron a los jonaces como peones. Es claro que “el proyecto fracasó y que los burócratas fueron los únicos beneficiados y la comunidad otra vez quedó endeudada”. Escobar nos informa que los jóvenes jonaces están dispuestos a defender su dignidad y a “acabar con cualquier forma de opresión, empezando por sacudirse el paternalismo y el asistencialismo” que los agobia desde hace siglos. Lo van a lograr, pues “el Ánima” les anunciará todos los peligros.
 

San Luis de la Paz, Gto. Al este de esta ciudad, fundada en 1552, a menos de tres kilómetros se encuentra Misión de Chichimecas, comunidad habitada por unos cuatro mil chichimecas-jonaces dispersos en el monte en casas de adobe cubiertas con palma loca y piso de tierra. El viento levanta tolvaneras que ocultan la miseria; la basura no biodegradable ondea atorada en las trincheras espinosas, única barrera ante los embates de la agresiva modernidad que con distinto rostro se presenta una y otra vez en la población.

500 años no es nada

El 12 de octubre de 1492 Rodrigo de Triana gritó jubiloso: "Tierra a la vista." La felicidad de los europeos marcó el fatal destino de los anónimos habitantes del Orbe Novo. El acontecimiento histórico trastornó y transformó la realidad de hombres y dioses de los diferentes pueblos asentados en tierras americanas que fueron conquistados inexorablemente.

Los pueblos de filiación chichimeca de Aridamérica opusieron una mayor resistencia al nuevo orden mundial, debido, entre otras causas, a que la libertad era su principal valor. Temibles guerreros de oficio, eran bravos e indómitos. Nacían soldados y morían siéndolo. Las difíciles condiciones de vida del semidesierto no les permitían ser un pueblo débil. Para sobrevivir chupaban la sangre de conejos, liebres y venados, devorando la carne cruda; los mezquitales y nopaleras eran el paraíso de los chichimecas endurecidos en el combate. Según el cronista indio Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, "chichimeca quiere decir los águilas", ya que creían que el espíritu del ave dio a los hombres la inteligencia, el agua y un lugar para vivir. En la actualidad, en la Misión de Chichimecas existe un grupo musical autodenominado "Águilas que no se olvidan", que entona melancólicas canciones en idioma chichimeca-jonaz.

Philip W. Powell menciona que los chichimecas, antes de combatir, danzaban desnudos con el cuerpo pintado y cubiertos de la cara con máscaras de animales, durante toda la noche alrededor del fuego, inspirados por los dioses del peyote. Cuando atacaban causaban tal impresión por su fiereza, gritos y aspecto, que sus enemigos temblaban de terror. Los piadosos frailes franciscanos los llamaban "monstruos, fieras carniceras". Sin embargo, cuando "el Ánima" les advertía de algún peligro, no había poder humano, ni divino, que los hiciera pelear.

En 1934 el lingüista francés Jaques Soustelle encontró en la Misión a 452 habitantes que hablaban jonaz; en otras Misiones en donde fueron concentrados los chichimecas que ocupaban la Sierra Gorda, el idioma ya había desaparecido: las Misiones Arnedo y Santa Rosa de Xichú, en Guanajuato; en el estado de Querétaro en los pueblos de Tolimán y Colón. Estos lugares fueron convertidos en campos de concentración de los pueblos pertenecientes a la Gran Chichimeca. Soustelle hizo la siguiente apreciación de las condiciones de vida en la comunidad: "Los malos procedimientos de que fueron víctimas, la pobreza espantosa en la que se consumieron hasta principios de siglo [xx], su desconfianza hacia los habitantes de San Luis, todo eso excavó un verdadero abismo entre el pueblo y la pequeña ranchería."

Los chichimeca-jonaz y los pames fueron los únicos pueblos sobrevivientes. De las naciones de macolias, huachichiles, copuces, caxcanes, zacatecos, etcétera, ya nunca más se supo nada. Fueron exterminados a sangre y fuego en una guerra en la que la confederación chichimeca, guiada por "el Ánima", estuvo a punto de ganarle al ejército español y a sus aliados otomíes.

Los chichimecas fueron reducidos por las pestes ?en las que cayeron como moscas?, por las varas de fuego y, principalmente, por las melosas y humildes voces de los frailes. La doctrina de amor y caridad de los religiosos trajo funestos y trágicos resultados para los chichimecas. Los frailes cumplían su misión catequizando almas para el cielo y los soldados aprovechaban la conversión para exterminar cuerpos y vivir de sus despojos.

Sobrevivientes

En 1804 los jonaces fueron reconcentrados en Misión de Chichimecas, cercados por cardos y espinas. Por la ferocidad mostrada en la resistencia, los invasores, en primera instancia, y después criollos y mestizos, se ensañaron con los sobrevivientes. El despotismo, el racismo, la discriminación y la superioridad de autoridades municipales y la sociedad mestiza de San Luis de la Paz, han golpeado sin miramientos alma y cuerpo de los chichimecas. Es el precio histórico que han tenido que pagar por haberse opuesto a los designios de la Corona española y de Dios Nuestro Señor Jesucristo.

En el siglo xix las haciendas de Ortega, Maravillas y Acebuche, colindantes con Misión de Chichimecas, levantaron mojoneras en las que inscribieron letreros, que todavía existen, dirigidos a los analfabetas chichimecas: "aviso.- Este es el límite de hacienda, y la persona que sin permiso lo trasponga se atendrá a las consecuencias de su acto, principalmente la gente de la Misión de Chichimecas, a quienes se les aplicará todo el rigor de la Ley."

Alfredo G. Tarquín, cronista chichimeca, relata en Leyendas y tradiciones de la tribu chichimeca un escalofriante suceso que ocurrió a finales del siglo xix, cuando un indio mató a un señor de horca y cuchillo en Ojo de Agua, lugar sagrado de los jonaces:

Para castigar este crimen de lesa prominencia, la Ley hizo gala en aquel entonces de crueldad, al exponer al indio al escarnio público, después de ser sentenciado a muerte. La víctima había muerto con un rosario en la mano; al indio le negaron los auxilios espirituales y en cambio le pintaron un diablo sobre el pecho, con almagre y aceite, siendo conducido al patíbulo sobre el lomo de su propio borrico, que aquel aciago día montaba, cuando Saavedra pretendió echarlo del camino para dejarle paso. Las balas del cincuenta apenas si hicieron mella en el abombado pecho del indio, que se inclinó sobre una rodilla y así esperó la muerte en el mismo lugar donde cometió el homicidio. Muy tarde, la tribu lo recogió hacia su rancho, en donde un duelo general lo acompañó hasta su sepulcro, que le fue negado en terreno sagrado, pero ellos efectuaron la inhumación en el antiguo panteón que estuvo al pie del cerrito de la Misión, frente a la hacienda de beneficio que llamaron de San José.

El Ánima

"El Ánima" es un pájaro nocturno respetado y temido que, desde la época prehispánica, ha guiado a los chichimecas por el mundo. Después de la invasión europea el ave ha continuado con su función. Es un ser cuyos trinos advierten de los riesgos de la vida.

Cuando los chichimecas fueron vencidos y concentrados en las oprobiosas Misiones, por las noches salían a cazar reses (lo único que les gustó de los invasores), cuya carne devoraban cruda en el mismo sitio. Advertidos por "el Ánima" de la presencia de los dueños del animal, emprendían la huida con su cargamento de carne.

Jaime Martínez, director del grupo de música "Águilas que no se olvidan", sabe muy bien que el ave también avisa de la presencia de los cuernos de los maridos, cuando alguien sale en busca de mujer ajena. "El Ánima" mantiene actualmente una fuerte presencia en la comunidad; con su canto presagia las desgracias. Nadie conoce al ave, todo mundo la oye, pero nadie la ha visto; los que la han espiado para ver cómo es han sufrido desgracias que les han costado inclusive la vida.

Proyectos productivos

Las estrategias del combate a la pobreza que el Estado mexicano ha implementado en Misión de Chichimecas han sido propuestas de los ricos para solucionar los problemas de los pobres, y no propuestas que partan de la misma colectividad. Y es que los planteamientos de apoyar a los pobres para que eleven sus niveles de autosuficiencia a partir de la reactivación y movilización de sus capacidades productivas, implican una nueva concepción económica y social.

Para ilustrar lo antes expuesto no vamos muy lejos: en 1972 Banrural otorgó un crédito de cuatro millones de pesos para la creación de un establo con la más alta tecnología y 140 vacas Holstein, cuya finalidad era la generación de empleos para los chichimecas. El proyecto, elaborado por la burocracia de Banrural y Anagsa, fracasó debido a que no respondía a las necesidades de la población, que nunca fue consultada. Los funcionarios corruptos se llevaron la mejor tajada del pastel y, como era de esperarse, la comunidad quedó endeudada.

En 1980 la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y coplamar impusieron una cooperativa de empleo rural cuyo proyecto consistía en un vivero en donde los chichimecas, más que ser socios, trabajaron de peones. El proyecto también fracasó, los burócratas fueron los únicos beneficiados y la comunidad otra vez quedó endeudada.

Tierra de oportunidades

El trabajo asalariado más antiguo de los chichimecas fue durante el auge minero en los yacimientos de oro y plata de Mineral de Pozos (sitio que llevó el nombre de Ciudad Porfirio Díaz, en honor al dictador) y de Santa Brígida.

En la actualidad, la mayoría de los jonaces, muchachos y muchachas, trabajan sin prestaciones sociales en los ranchos de los mestizos del municipio y en el de Dolores Hidalgo cultivando brócoli, espárragos, maíz, chile, cebolla, ajo, zanahoria, jitomate; otros salen a las ciudades de León, Celaya y Querétaro, en calidad de albañiles, y otros más se arriesgan a los Estados Unidos. En la comunidad hay 200 ejidatarios que cultivan maíz, frijol, calabaza y alfalfa. Por su parte, las mujeres adultas y ancianas se colocan en las banquetas o en los accesos a los mercados de la cabecera municipal para ofrecer nopales, chilitos, quelites, garambuyos y otros productos que recolectan en el cerro. La mayoría de las veces regresan a la Misión con unos cuantos pesos.

Cheng Eung

Aurelio Quevedo Torres, joven delegado municipal, menciona que en 1998, cuando el gobernador con botas, Vicente Fox Quesada, visitó la Misión, le solicitaron apoyo para sembrar e implementar un programa de reforestación. Al año, en el corazón de la Misión fue instalada, en terrenos irregulares, una maquiladora de capital coreano que generaría mil empleos.

Nadie en la comunidad sabía para qué era la enorme construcción. Ni los regidores ni el presidente municipal ni el gobierno del estado les concedieron audiencia cuando buscaron información oficial. Frente al acontecimiento, la comunidad inició una serie de movilizaciones y elevó su protesta ante el Congreso del Estado de Guanajuato, en donde denunciaron el atropello ya que consideraron que la maquiladora destruiría su cultura y el medio ambiente. Después de ocho meses, cuando ya casi estaba terminada la nave industrial, el presidente municipal, José Lugo Mendoza, se presentó en la Misión. La comunidad le reclamó su proceder. A cambio, la presidencia inició una campaña de desprestigio a través de diversos medios informativos del estado para decir que "un grupúsculo" se oponía al desarrollo de la Misión. Por fortuna, el problema ha sido ventilado públicamente de forma seria y profesional por algunos medios locales y nacionales.

En una medida desesperada, las autoridades municipales y estatales llamaron a los representantes de la comunidad para insultarlos, por resistirse a la modernidad. Con tal de llevar adelante la instalación de la maquiladora, Desarrollo Económico del Gobierno del Estado de Guanajuato intentó sobornar al delegado de la Misión de Chichimecas con 600 mil pesos para que se hiciera el desentendido.

Las autoridades les dijeron que para trabajar en la maquiladora no era necesario saber leer ni escribir, pero en un fax que se les hizo llegar, José Juan Jougn, director ejecutivo de la empresa Cheng Eung, requería que el personal a contratar no debía ser gente de mano izquierda, personas con discapacidad ni analfabetas, entre otros requisitos (nota de Miguel Mejía H., Correo de Hoy, 2 de octubre de 1999).

Aurelio Quevedo menciona que la comunidad no se opone al desarrollo, siempre y cuando éste sea decidido por sus propios habitantes. Dice que ya basta de atropellos, que son muchas las humillaciones que la nación chichimeca ha sufrido. No quieren a la maquiladora en su territorio porque consideran que sólo explotaría a la gente, causaría desabasto de agua y contaminaría el medio ambiente. Además, desde la edificación de la nave no fue contratado ningún albañil de la Misión y los jornaleros, que en su mayoría son analfabetos, no cubren el perfil para ser contratados por la empresa coreana.

Los chichimecas han logrado detener la instalación de la maquiladora, pero el problema no ha terminado. Ahora la cementera Apasco pretende utilizar la nave industrial. Las autoridades no han atendido las propuestas que la población ha presentado para un desarrollo armónico en la comunidad. Prácticamente la quieren despojar de su territorio invadiéndola con la nave industrial que atraería a personas de otros lugares que irrumpirían en su territorio, atraídos por la maquiladora.

El conflicto que sufren no es nuevo. En 1936 Alfredo G. Tarquín escribió: "Desde entonces, como lo han sido toda su vida de conversos, los indios de la comunidad ruedan perseguidos por los gobiernos municipales, cuyos mandatarios ["gente de razón"] no sienten por los chichimecas ningún aprecio."

Las mujeres

Históricamente, la participación femenina ha sido fundamental en la comunidad. Desde la época prehispánica las mujeres chichimecas han tomado parte activa en las batallas contra el enemigo tomando las armas en los combates; en las fiestas escogían hombre y, sin mayores miramientos, se le declaraban. Los danzantes salían con dos o tres mujeres. En la actualidad, las hembras que no tienen pareja ?viudas, abandonadas y madres solteras? salen en las noches más oscuras a buscar hombre en las nopaleras, cubiertos unas y otros del rostro. Nadie se entera con quién fue el gozoso encuentro sexual.

Las chichimecas han jugado un papel protagónico. Cuando algunos empleados municipales intentaron abrir una zanja para conectar el servicio de agua potable a la nave industrial, de la red que surte del vital líquido a la comunidad, un numeroso grupo los echó a pedradas. Tarquín menciona que la movilización de las mujeres ha sido la fuerza que ha logrado beneficios para la comunidad.

La señora María del Carmen Barrientos menciona que los mestizos se han ido comiendo el terreno: "La ‘gente de razón’ nos ha engañado con cualquier cosa; orita ya casi nos están corriendo, nos han quitado terrenos a cambio de deudas. Se ha metido gente extraña. No estamos de acuerdo con la fábrica ya que el mestizo José Molina vendió los ocho mil metros cuadrados de manera ilegal. En ese terreno de la comunidad vivió su mamá, que era de la Misión."

Dignidad

Misión de Chichimecas vive un proceso de revalorización de su territorio y de su cultura: idioma, usos y costumbres, tradición oral, fiestas, danzas, etcétera. También existe un gran orgullo por su pasado guerrero y victorioso. Orgullo de lucha y resistencia que los jóvenes chichimecas han empezado a hacer propio, en defensa de su dignidad, ya que intentan acabar con cualquier forma de opresión, empezando por sacudirse el paternalismo y el asistencialismo en el que históricamente han vivido después de la guerra de Conquista. Los jonaces cuentan con la ventaja de tener un instinto sumamente fino ya que, cuando viajan de noche, deducen el peligro que los acecha por el canto de "el Ánima".