MARTES 29 DE AGOSTO DE 2000

* Astillero *

* Julio Hernández López *

Ayer se refirió Sergio Sarmiento, en su columna Jaque Mate, del diario Reforma, a la manera como dos columnistas de La Jornada abordaron el mismo asunto de la investigación periodística que reveló la identidad del director del Renave.

Uno, el autor de Astillero, había reconocido --cosa que reitera hoy-- el profesionalismo del Grupo Reforma en la indagación y manera como se presentaron sus resultados. Otro, Jaime Avilés, en El tonto del pueblo, consideraría que el asunto de Miguel Angel Cavallo había sido una especie de "bomba de humo" estallada por el gobierno zedillista para ocultar el escándalo derivado de la orden judicial dada para que el presidente informe sobre las transacciones del Banco Unión.

Divertidas teorías de la conspiración

"En este punto, curiosamente, Avilés tiene una posición hermanada a la del secretario Blanco: los dos consideran que la publicación de la nota sobre Cavallo debe haber sido ordenada por intereses extraperiodísticos. Blanco sugiere que fueron las mafias del robo de coches, mientras que Avilés piensa que, por alguna perversa lógica, el gobierno quiso dar a conocer la información sobre Cavallo y terminar de matar al Renave (...) A estas teorías de la conspiración, que no dejan de tener su lado divertido, sobre los intereses ocultos que supuestamente se esconden tras la información de la prensa, podemos añadir la posición del presidente electo,Vicente Fox, en su gira por Norteamérica", escribió Sarmiento, refiriéndose al enojo del mandatario electo contra la prensa mexicana por la valoración que habían hecho ésta, y la estadunidense, y la canadiense, de la gira del ex gobernador de Guanajuato.

Tal pluralidad de opiniones en La Jornada fue posible encontrarla también en Reforma ese mismo día que Sarmiento recordaba las posturas de Astillero y de Avilés. Mientras Sergio encuadraba los enojos de Fox en las teorías de la conspiración que no dejarían de tener su lado cómico, otro articulista, Jorge Castañeda, hacía una apasionada defensa de la gira del presidente electo al que asesoró como candidato, y de cuyo equipo de transición es uno de los coordinadores de la comisión de asuntos internacionales.

Intereses extraperiodísticos

No es impropio decir que Castañeda ha escrito y escribe "por intereses extraperiodísticos", pues no ha establecido hasta ahora la necesaria diferenciación entre el juicio propio de un pensador movido sólo por la libre reflexión, y la opinión interesada de quien es parte de la lucha electoral y política. Castañeda escribe no sólo por sí, sino también a nombre del grupo político al que ha servido en los tiempos recientes y, sobre todo, a nombre del jefe de ese grupo, Vicente Fox, a quien asesora y conduce justamente en actos y giras como las que luego defiende en artículos aparentemente "periodísticos".

El "periodismo útil"

Esa vocación de aprovechamiento pragmático de espacios y oportunidades ha sido conocida ya en tiempos electorales como "voto útil". Ahora, Castañeda propone y ejerce el "periodismo útil", y se vale de espacios de prensa para hacer defensas facciosas, interesadas, con las que pretende conducir y asesorar a la opinión pública para que mejor entienda y bien valore las giras que él mismo organiza y los discursos y las palabras que a nombre suyo pronuncia el presidente electo.

Corre la voz en Estados Unidos...

Esa nueva tesis del "periodismo útil" pretende que los medios se pongan al servicio del foxismo, entendiendo y compartiendo los enfoques y las intenciones más que los hechos y los resultados. Por ejemplo, Castañeda se queja de que los periodistas mexicanos no logren captar la profundidad de las grandiosas maniobras con las que el foxismo está fascinando al mundo entero (menos a los periodistas nacos). En Estados Unidos, antes de reunirse con los poderosos, Fox se entrevistaba con grupos de inmigrantes o de marginados justamente para enviar señales, para fijar posturas. Y no sólo eso, pues Castañeda establece en su artículo de ayer de Reforma una pretensión bellísima, como de cuento de héroe de novela popular, que conllevan esas maniobras de dualidad operativa entre desvalidos y poderosos: " ...La voz se corre entre las comunidades: Fox se entrevista con los potentados, éstos lo reciben y lo agasajan, pero antes escucha a sus compatriotas radicados en Estados Unidos. El potencial de buena voluntad y agradecimiento así sembrado es invaluable". šZaz!

Tantas bondades hubo en esa gira que fue calificada por el propio organizador, Castañeda, como todo un éxito: "Hubo un mensaje claro, bien comunicado, congruente con las promesas de campaña ("remember" los jardineros) y los intereses del país. Para 48 horas, a cuatro meses de la toma de posesión, es de preguntarse si se puede pedir más".

Ni hablan inglés ni leen el NYT

Aunque, eso sí, el prietote en el blanco arroz fueron los periodistas mexicanos, sobre todo por su danzante negativa a hablar bien el idioma, ƑCuál idioma? ƑPues cuál otro?: el inglés. Léase esta perla de la nueva era foxiana, escrita por el posiblemente futuro canciller Castañeda: "Conviene reflexionar sobre un dilema: si es razonable confiarle la reproducción de la cobertura norteamericana en México a reporteros nacionales quienes --porque no leen inglés o por simple flojera-- se niegan a leer los editoriales de The New York Times y exigen que se les resuma su contenido".

El hombre que podría ser nombrado próximamente defensor de los intereses nacionales frente al extranjero (y que desde luego habla bien, muy bien, el inglés) ha dado gran paso adelante hacia el establecimiento de los parámetros del periodismo útil: sirve a la causa foxista, y por tanto es "confiable", y debe ser enviado a cubrir las giras a Estados Unidos, aquel periodista que hable inglés y no requiera que le traduzcan los editoriales de The New York Times.

Tamaña imprudencia ha sido entendida con claridad por los periodistas mexicanos como una forma de agresión y censura. Así se lo hicieron saber ayer mismo a Marta Sahagún cuando ésta inauguró un espacio para trabajo de periodistas en las oficinas del equipo foxista.

Con Zedillo, plena libertad

Son ya varias las muestras de la vocación de intolerancia que acompaña a Fox y a sus personajes importantes. No está de más, oportunamente, señalarlas. Si algo se le habrá de reconocer a Ernesto Zedillo será la libertad plena que otorgó al trabajo periodístico, por desdén o por convicción, pero sin ninguna duda. En muchas cosas se parecen las figuras y actitudes de Salinas y Fox, entre otras en el endiosamiento inicial reconocido sobre todo en Estados Unidos. Esperemos que esas semejanzas no traten de dar marcha atrás a los espacios de libertad periodística ganados de entonces a la fecha.

Todo es urgente, todo es para hoy

La verdad es que el ánimo de este tecleador no está para recibir por Internet tantas emociones fuertes (y en español) en tan poco tiempo. Apenas ha abierto este lunes su correo electrónico y el susodicho columnero ya tiene frente a sus ojos los impactantes títulos de mensajes políticos de primera línea: "Invitación urgente de hoy", dice el texto enviado por Claudia López, que ha sido en las semanas recientes la responsable de los correos informativos que envía la oficina de prensa de Vicente Fox.

Con rapidez ha verificado el firmante de esta columna que siga en su lugar el currículo que lleva siempre en un bolsillo por si se llegara a topar a algún head hunter que le quisiera hacer alguna proposición decorosa o indecorosa. "No venía preparado", diría entonces el microempresario productor de astillas mientras sacaba como al azar su historia profesional a ver si encontraba acomodo en la nómina de los próximos seis años.

Pero no. No era eso. Nada de cazadores de talentos, ni nada parecido. La dichosa "invitación urgente de hoy" era nada más para conocer "el espacio de atención a la prensa" de las oficinas del presidente electo. Y ni siquiera era en especial para éste y otro columnista, sino para el "jefe de información y/o reportero de la fuente". Otra cruel decepción (y todo, supongo, por no leer los editoriales de The New York Times).

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