LUNES 4 DE SEPTIEMBRE DE 2000

* En el rechazo a la censura no hay excepciones: Hugo Gutiérrez Vega


Condena masiva a la intolerancia; recuento de ataques a la libertad

* Libros con portadas ilustradas con desnudos, proscritas en Sanborn's, denunciaron ayer

festival-zocalo-jpg César Güemes * Todo cabe en una plaza, sabiéndolo tolerar. Por eso este domingo cupieron en el Zócalo desde el exitoso condomóvil que repartió con singular eficacia todos y cada uno de los 5 mil preservativos que portaba para el caso, hasta cine, lectura de poemas, manifestación de ideas micrófono en mano, escenificaciones de danza y teatro y venta de artículos varios.

Todos en favor de la tolerancia y contra la censura. O como rezaba el lema que dio título al encuentro auspiciado por el Instituto de Cultura del Distrito Federal, el gobierno capitalino, la UNAM y la Sogem: Contra censura, tolerancia.

Cierto, aunque como dijo en su turno Ana Colchero, quizá más que tolerancia lo que deberíamos esperar unos de otros es respeto, porque tolerar implica soportar, aguantar, y visto así el término no deja de tener su tufo despectivo.

Ocho foros convertidos en carpas, o viceversa, cobijan a los múltiples participantes. Y al aire libre, tolerando o negociando con el calor del mediodía y parte de la tarde, un número todavía mayor de tendidos o puestos relativamente formales invitan a exigir lo mínimo que exige la convivencia: libertad de elección en cualquier terreno.

Por eso no era extraño ver que mientras el Penecleto, un varón con corona vegetal y un pene plástico en una urna a bordo de un bicitaxi recorre la explanada, en una de las esquinas cierta marca de tintes para el cabello ofrece cortes gratis al son de: "cortamos el pelo, no las ideas". Entre los dos performances, uno autopromovido y otro patrocinado, transcurrieron los hechos.

Hugo Gutiérrez Vega, poeta y periodista, fue rotundo: la censura no debe existir y para eso no hay excepciones. Recordó, como se iría mencionando a lo largo del día en los muy distintos espacios ahí reunidos, las recientes acontecimientos de censura en contra del dibujo a lápiz de Ahumada, lo mismo que el ya tristemente célebre letrero a la entrada del balneario de Ojocaliente. Se dijo muy contento con la alternancia en el poder presidencial y con que "por fin haya perdido el PRI, carajo", y los aplausos del respetable avalaron sus palabras y su felicidad social.

Otro tanto sucedería con José Ramón Enríquez, quien refiriéndose al caso de Ojocaliente, unió a la protesta el humor y el amor a los animales: "Soy homosexual y quiero a los perros". Y se lanzó a fondo contra el "promiscuo emparentamiento entre la intolerancia y la hipocresía".

En la plaza pública sonó la tolerancia. Héctor Bonilla leyó fragmentos de Madame Bovary, obra de Gustav Flaubert que se censuró en su momento. Julieta Egurrola hizo lo propio con Los cuentos de Canterbury de Chaucer.

Se oyeron las historias destinadas a la maravillosa oscuridad del cuarto de Scherezada y La balada de la cárcel de Riding, de Wilde, en las voces de Evangelina Sosa y Gutiérrez Vega.

Horacio Franco, Oscar Chávez, Lila Downs fueron algunos de los músicos que acudieron a la convocatoria de ganar el centro de la ciudad, con las variaciones de la palabra tolerancia.

Hubo videos en contra de la violación, en denuncia del machismo, que mostraron la Chiapas que sangra y el derecho de los homosexuales al matrimonio. También presente el sonido escrito con las publicaciones Letra S, Desnudarte y Complot, entre otras. Reunión pues, para reivindicar lo otro.

El grupo de Las Chavas Mientras Tanto, conformado sólo por mujeres, formó a lo largo de varias horas lo que sería el más vistoso cuadro plástico del día: un rectángulo de al menos cuatro por ocho metros dedicado a celebrar la vida con la técnica del aserrín coloreado y toda la paciencia del mundo conocido.

Volaron las reproducciones de grabados de Posada todos con la figura de Juárez. Volaron los libros del colectivo Goliardos presididos por ese enigma literario conocido como H. Pascal. Volaron las manos para escribir a máquina el propio nombre en contra de la censura dentro de la carpa de la Sociedad General de Escritores de México, al interior de la cual atendía en persona su titular, Víctor Hugo Rascón Banda.

Este expresó a La Jornada que la censura que enfrentan sus agremiados tiene que ver sobre todo con las portadas de desnudos femeninos que con todo derecho aparecen en numerosos libros, todos ellos censurados para su venta por Sanborn's. Y otro tanto, explicó, pasa con el teatro. Y cuenta de ello daba una enorme lista de puestas en escena en México en la que se llevaba la mano con cuatro obras censuradas, casi una detrás de otra, Vicente Leñero.

María Victoria Llamas realizó un microprograma de radio, "Llamas en el Zócalo", para advertir que como ocurrió con un histórico conflicto armado, la maldad se propaga no sólo por ella misma sino porque la bondad ni dice ni hace. Y propuso decir y hacer.

Algo similar afirmó la cineasta María del Carmen de Lara, cuyo trabajo ha padecido censura, ante la cual, declaró, es preciso permitirse ver la labor de los otros para contrarrestar de ese modo al espíritu censor.

El artículo I de la Declaración Universal de Derechos Humanos, signada en Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, establece: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".

Miles de personas, miles de papeletas, miles de palabras sensatas. Alguien tiene que escuchar, porque el país ya es otro, muy otro. Seguro.