Ojarasca septiembre 2000

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Unidad habitacional Maravilla, East Los Angeles
 
 

La guerra química

en la Selva Lacandona

Antonio Castillo

En la prensa han aparecido denuncias contra el llamado Programa Moscamed, por las fumigaciones aéreas que realiza con malatión para combatir la mosca del Mediterráneo, lo cual afectó ya a 11 mil productores de café de 116 comunidades cafetaleras, pertenecientes a cinco municipios de la Selva Lacandona. El gobierno de Chiapas se comprometió a pagar 928 pesos por productor de café, de un número total de 8 435 (La Jornada, 9 de mayo de 2000 y 10 de julio de 2000). La pregunta es: ¿será malatión? De serlo ¿es inocuo? ¿Cuáles son los antecedentes del problema?
   En 1977 se firmó un programa de cooperación entre el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y los gobiernos de México y Guatemala. La idea era que mediante el Programa Moscamed se controlara en la frontera sur la mosca del Mediterráneo, una variedad llegada de África a Centroamérica, que podría emigrar como larva en la fruta de exportación. Los métodos empleados fueron la revisión periódica y el trampeo, las prácticas culturales y la destrucción física de la fruta, pero fundamentalmente el control biológico de dicha mosca mediante la producción y liberación de moscas estériles. En 1982 México declaró erradicada la mosca del Mediterráneo, manteniendo el control biológico para los brotes esporádicos. En diciembre de 1985, el gobierno federal declaró de interés público el combate de otras cuatro moscas de la fruta, y anualmente la SARH llegó a producir de 300 a 1 200 millones de moscas estériles y de 30 a 120 millones de avispas.
   En abril de 1995, la SAGAR y Moscamed, contando con el apoyo del Ejército, fumigaron malatión por vía aérea en la región que va de Guadalupe Tepeyac hacia la frontera con Guatemala. Estas acciones las justificaron diciendo que:
 1. A finales de 1993 habían detectado tres moscas fértiles en cafetales de Amparo Aguatinta del Municipio de La Independencia, pero, "debido al conflicto bélico", el personal de Moscamed "no pudo combatir" la mosca.
 2. Al decir de los funcionarios, de 1994-95 la mosca colonizó Las Cañadas y alcanzó niveles alarmantes en 43 poblados productores de café de los municipios de La Independencia, Las Margaritas y La Trinitaria.
 3. Si México no tomaba medidas enérgicas, podría perder mil millones de dólares, ante la posibilidad de que Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda y Chile establecieran cuarentenas contra cincuenta productos horto frutícolas frescos de México.
 4. A principios de 1995 la SAGAR negoció con el usda la fumigación de la mezcla de 9 partes de proteína hidrolizada de gluten de trigo y 1 parte de malatión al 95% UBD (que según la proporción debía ser "inocuo al ser humano"). Moscamed anunció que fumigaría primero para reducir el número de moscas e inmediatamente proceder a la liberación de moscas estériles.
  Lo que llama la atención de su "justificación", es que únicamente se hubiera presentado la infestación en la zona de Las Cañadas. Además, resulta falso su argumento de que no habrían podido recorrer Las Cañadas y combatir el brote con la liberación de moscas estériles. En todo caso hay una situación de responsabilidad administrativa y omisión. Varias dudas surgen de inmediato: ¿se presentó sola y sola se incrementó la presencia de la plaga? ¿Las moscas fértiles llegaron de Guatemala? ¿Alguien las sembró?, ¿por qué sólo su presencia en unas zonas de la Selva Lacandona, si alcanzó niveles alarmantes?
   El gobierno operó la siguiente estrategia: fumigó malatión con helicópteros y avionetas en las Cañadas durante 1995, legalizó sus actos al decretar el 24 de julio de ese año una nom en la que establecía una campaña nacional contra las moscas de la fruta y cuarentena absoluta sobre cuarenta frutas --que consistía en la revisión de vehículos particulares, autobuses y autotransportes de carga. El 17 de agosto del mismo año se expidió la nom emergente contra la mosca del Mediterráneo, para establecer la cuarentena interior en la Selva Lacandona sobre cuarenta frutas, que comprendía 9 municipios: Palenque, Salto de Agua, Tumbalá, Ocosingo, Altamirano, Comitán, Las Margaritas, La Independencia y La Trinitaria. Es decir, en los municipios de influencia zapatista.
  Si en un mapa se observara la posición de los municipios, se notará que la cuarentena coincidía con un cerco militar alrededor de los poblados zapatistas, que coincide también con la distribución de los puestos de revisión en puntos clave de confluencia de carreteras y brechas a la zona de Las Cañadas. Además, al impedir la comercialización de las frutas y café, se le dio un fuerte golpe a la economía de las comunidades zapatistas, a las que se les intentó orillar a recibir "la ayuda" de los programas de Sedesol, para alejarlas de la influencia del EZLN.
  La fumigación con malatión por vía terrestre y aérea se extendió a Marqués de Comillas, al resto de la Selva Lacandona y a los Altos de Chiapas. Para dar un ejemplo, se llevaba un control por semana en cada región sobre la superficie que se iba fumigando: en la semana 36, que comprendía del 3 al 9 de septiembre de 1995, se fumigaron por vía aérea 520 hectáreas en la Región de las Lagunas de Montebello. El gobierno federal y Moscamed no cumplieron con lo anunciado en 1995 de aplicar únicamente el combate biológico una vez que se fumigara con malatión al inicio de la campaña .
  Han pasado seis años y se sigue fumigando mediante helicópteros y avionetas en comunidades de influencia zapatista. En Ojarasca en La Jornada, diciembre de 1999, apareció la demanda de 29 comunidades reunidas en el Municipio Autónomo de San Pedro de Michoacán, que exigen se suspenda la fumigación realizada con helicópteros por Moscamed. Informan que han sido rociados sus campos agrícolas, resultando destruidos más de 18 cultivos, entre ellos el maíz, el frijol, la calabaza, el chile, los chayotes y el trigo; además de 19 especies de árboles frutales, como platanares, cocos, cacao y corozo. Los cultivos agrícolas y frutales antes mencionados, no son atacados por la mosca del Mediterráneo.
  Con lo antes narrado se deduce lo siguiente: las fumigaciones a la mosca del Mediterráneo no tienen un soporte técnico ambiental, científico ni legal; sólo son un pretexto que busca cumplir con uno de los objetivos de la guerra de baja intensidad: desmantelar por varios años la infraestructura productiva de las comunidades zapatistas, ya que una huerta de café y de otros frutales requiere mínimo de cinco años para tener una producción comercial, por lo tanto resultan insultantes los 800 pesos que les va a pagar el gobierno de Chiapas. Segundo, destruyen la autosuficiencia alimentaria de las propias comunidades, con el pretendido deseo oficial de destruir el abastecimiento de alimentos al EZLN, y por último, buscan arrasar la selva para tener claros visibles alrededor de las poblaciones, y con esto tener un mejor control militar del territorio.
  Lo grave y tóxico de los plaguicidas rociados se manifiesta en el amarillamiento y muerte no sólo de los árboles frutales y cultivos agrícolas, sino también de los propios árboles de la selva que le sirven de sombra a los cafetales. Se manifiesta también en el dolor de cabeza y el vómito que presentan los campesinos que habitan las zonas que han sido rociadas. Los síntomas anteriores, presentados en humanos, desdicen completamente la información oficial de que las fumigaciones son "inocuas" y dejan otra interrogante: ¿qué puede ocasionar la muerte de los árboles, y malestar en humanos?
  Plaguicidas como el malatión, pertenecen al grupo de los organofosforados, usados con fines bélicos por varios países, por sus efectos neurotóxicos agudos y tardíos. Producen vómitos, calambres, edema pulmonar y muerte. Todos los plaguicidas de este grupo, incluido el malatión, son carcinogénicos y teratogénicos. Las fumigaciones implican también herbicidas de amplio espectro y sistémicos. Sólo así se explica la afectación y destrucción de cultivos, frutales y árboles de la selva. Lo anterior significa un acto premeditado de destrucción ambiental y etnocidio, ya que ninguno de estos herbicidas tiene antídotos específicos; son igualmente carcinogénicos, teratogénicos y mutagénicos, y afectan a mamíferos, aves, insectos y peces. En esta situación tan grave, existe un vacío de las autoridades ambientales, irresponsabilidad y omisión.

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