LUNES 18 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Iván Restrepo Ť

Tema ambiental,

¿prioridad del nuevo gobierno?

pese a la promesa oficial tantas veces repetida por los últimos sexenios priístas de garantizar un desarrollo económico sustentable en México, es fácil comprobar que continúa la destrucción y el deterioro de los recursos naturales. Cuando el hacha y las motosierras de los talamontes no logran hacerlos sucumbir por completo, entonces el crecimiento urbano e industrial, y el turístico, especialmente en las costas, no es planeado y ese desarrollo deja mucho que desear en cuanto a calidad, e igual sucede con las corrientes de agua o el aire de las ciudades. Por eso extraña que el tema ambiental no figure como un asunto prioritario del próximo gobierno.

No hay duda, por ejemplo, de la urgencia de redoblar esfuerzos para combatir la pobreza, el peor contaminante, así como para garantizar el uso racional del agua y la conservación de bosques y selvas; para detener la erosión del suelo y cuidar una biodiversidad catalogada entre las más importantes del mundo. Todos éstos son asuntos suficientemente tocados por la agonizante administración actual y las que le antecedieron, pero sin resultados positivos.

Sin embargo, a pesar de los saldos poco alentadores, ya existen diagnósticos serios del problema ambiental, propuestas viables para resolver lo que sucede y un marco administrativo y legal que con todo y sus deficiencias es clave en las tareas futuras.

Sería un error si el nuevo equipo gubernamental, que comienza sus labores en diciembre próximo, pensara que va a descubrir el hilo negro en estos asuntos; lo sería doblemente si su aliado político de ocasión, el partido de la familia González Torres, sea quien fije el derrotero ambiental.

Por el contrario, quienes tengan a su cargo la Semarnap, o el organismo que se invente para esas tareas, debe retomar programas que, bien ejecutados, pueden ser exitosos. De igual manera necesitará modificar unos y eliminar los que no han funcionado.

Un asunto de gran importancia, ahora que se promete gobernar con la gente y para la gente, es el que ha mostrado la experiencia: resolver los pendientes no debe ser más asunto exclusivo del gobierno ni de acciones aisladas y paternalistas, muchas de ellas acordadas desde los cómodos escritorios de la ciudad de México o de las capitales estatales. Es, en cambio, responsabilidad de todos: desde las industrias paraestatal y privada hasta el sistema educativo, los partidos políticos y las organizaciones sociales.

Luego de décadas de tantas promesas incumplidas, poca duda existe de que si sumamos esfuerzos y voluntades para el rescate ambiental de México, será más facil heredar a las futuras generaciones un país menos contaminado y con los recursos naturales necesarios para alcanzar, ahora sí, el verdadero desarrollo, no un simple crecimiento, depredador además, como el que ahora tenemos. Ť