LUNES 18 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť En ellos se realizaba una producción industrial, no doméstica, plantean


Descubrimiento de veinte hornos para cerámica cerca de Paquimé

Ť Cambia la visión de la historia regional, dicen arqueólogos que hicieron el hallazgo

foto- PAQUEME 1Renato Ravelo, enviado, Casas Grandes, Chih. Ť Unos 20 hornos para cerámica hallados a escasos kilómetros de Paquimé cambiarán la visión de la historia regional.

Desde que en la zona se hicieran los primeros estudios --a cargo de Charles Di Pesso--, en la década de los sesenta, se dio como un hecho que la elaboración de cerámica era doméstica, a pequeña escala; ahora se podría hablar de un concepto remoto, pero develador de muchas interrogantes, de producción industrial.

En entrevista, el arqueólogo Rafael Cruz habla de la relevancia del hallazgo: "Cambia la idea que se tenía sobre producción, distribución y consumo de un artículo importante, como es la cerámica, y sobre todo para la región de Paquimé".

En el rancho de Alvaro Bustillos se encuentran los hornos. El orgulloso propietario del terreno ofreció que, en cuanto abran el sitio, pavimentará los alrededor de 15 kilómetros que se recorren actualmente en terracería.

"Falta mucho para eso", aclara Cruz. Relata que hace ocho años, cuando llegó a realizar investigación arqueológica a Chihuahua, le fue muy difícil reconocer los vestigios y hacer un recuento que le pidieron. "Estamos acostumbrados a los monumentales edificios mesoamericanos".

Pero en Chihuahua es diferente el tipo de vestigio, no obstante la monumentalidad íntima de Paquimé.

También el trabajo es distinto. Desde hace seis años, Cruz reconstruye caminos, como el de la Jornada de Mogoyan. Su labor consiste en recuperar los vestigios existentes en rutas comerciales ahora en desuso.

Realiza esa actividad en conjunto con universidades e instituciones estadunidenses; cruza con otros arqueólogos mexicanos sus proyectos en la región, intercambia alumnos. En el norte el trabajo es compartido; no existe esa competencia casi feroz del sureste, por ejemplo.

El hallazgo mencionado ocurrió hace dos meses. Están detectados 15 hornos; se sospecha de hay cinco más. También existen vestigios de una posible casa-habitación. Fue parte de los trabajos de una temporada de reconocimiento, con 13 estudiantes extranjeros y 15 mexicanos.

Por parte de Estados Unidos participaron Robert D. Leonard, de la Universidad de Nuevo México, y Tim Maxwell, de la oficina de asuntos culturales de Santa Fe, Nuevo México.

Alejandro, el trabajador que nos conduce, detiene la camioneta. Hemos llegado, dice Rafael Cruz, que tiene el mismo timbre de voz de su hermano, el cual se dedica a la actuación y fue celebre por su fallida suerte en los concursos al grito de "¡Lástima, Margarito!" El dato es relevante porque algo de histriónico tiene el arqueólogo Cruz.

Sube con agilidad el pequeño cerro. Arriba comienza el acto de magia de hacer aparecer primero el camino que pasaba por ahí, luego el muro de uno de los hornos, enterrado de nuevo al terminar la temporada.

Lo logra con creces porque le apoyan como pruebas, por todo el piso, pedazos de piedra casi cristalizada: "No es piedra", aclara, "es adobe"; para que éste "se consolide así y llegue a cristalizarse se requiere de por lo menos mil grados centígrados".

Veinte hornos a mil grados centígrados, en producción, cada uno, de por lo menos decena y media de cerámicas --quizá sólo dos veces por día--, suscitan el imaginario de una industria que de manera excepcional usaba como elemento de combustión el maíz entero.

Tenían distintas dimensiones, en promedio 1.80 de metros de ancho, dos de largo y uno de altura.

El cálculo es propio, porque en la ciencia de la arqueología la imaginación puede volar, pero el dato debe estar anclado en estudios, así como en contextos, y aún no hay la suficiente evidencia.

Tres temporadas más, con unas 50 personas, entre obreros y arqueólogos, además de un presupuesto de un millón de pesos, permitirían completar o desmentir el imaginario del reportero. La temporada del descubrimiento costó 150 mil pesos; duró dos meses.

--En términos académicos, ¿qué se puede decir del hallazgo?

--Aparte de todo esto de la posible producción en serie, es un vestigio arqueológico que es muy difícil de localizar, y sobre todo de comprobar, en todo el suroeste de Estados Unidos y en el norte de México. El descubrimiento replantea una serie de modelos teóricos sobre este grupo.

--¿Es la primera zona de hornos que se encuentra?

--En el norte de México sí es la primera zona, pero en el sur de Estados Unidos, no. Hasta 1988, que es el reporte que tengo, se tenían dos casos documentados, pero esto lo que indica es que son casos muy extraños y difíciles de encontrar, sobre todo con esta cantidad tan certera de hechos que lo verifican.

Interacción regional

--Este hallazgo forma parte de algo más grande...

--Desde hace ocho años estoy en el proyecto. La investigación nos ha dirigido sobre un estudio sistemático de la región. Al realizar estos recorridos hemos encontrado varias cosas nuevas, entre ellas este descubrimiento. También en el recorrido encontramos un campo de juego de pelota.

--¿Este recorrido intenta ligar a Paquimé con otras zonas de la región?

--Sí, sobre todo con la parte que se le conoce como la Jornada Mogoyan, o área cultural de El Paso, que, se sabe, tenía una fuerte interacción con Paquimé, sobre todo a nivel político y económico.

--¿Qué antigüedad estiman?

--Tenemos fecha de los hornos, el de arriba está fechado para 1350 de nuestra era y los de abajo para 1425, es decir, son hornos del periodo medio de Paquimé.

--¿Es el periodo de esplendor?

--Paquimé precisamente vive su esplendor en el periodo medio, que va de 1250 a 1450. Lo importante es que eso nos habla de una producción en serie.

--Comentabas que hay una contradicción entre el proceso de horneado y las evidencias.

--La contradicción no es sencilla. La cerámica, cuando alcanza temperaturas muy altas, empieza a tener problemas, comienza a fundirse; estos hornos, por las evidencias que tenemos de vitrificación, advertimos que alcanzaron temperaturas muy altas, de cuando menos mil grados centígrados.

"Esa temperatura daña la cerámica; no estamos claros en esa parte, no sabemos si esa temperatura fue alcanzada antes o durante la cocción. Lo que sabemos es que así se produjo cerámica, pero tenemos las evidencias, los pulidores, tenemos los grabadores, las piedras de molienda, las cerámicas, todas las indicaciones."

--¿Cuánto se tardaba un horno en producir esas cerámicas?

--Calcular la producción de un horno es verdaderamente difícil. Puede variar. Pueden ser unas cuantas hasta muchísimas ollas. Esto debe haber sido una producción estándar, pero hasta el momento es muy arriesgado estimar la cantidad, porque además un horno puede estar produciendo constantemente. Lo que sí podemos saber, con base en los estudios que se hagan, es si la producción de este sitio alcanza regiones muy distantes, como serían El Paso, Sonora o Arizona, o si sólo es consumo local. Si eso lo podemos saber, entonces podemos establecer los grados y las formas de interacción que se dieron entre esta cultura y las demás.

--Otra contradicción se da en el hecho de la casa-habitación, muy cerca de hornos. ¿No sería oficina administrativa?

--Esa es una de las cosas que nos harán falta explicar, pero, por lo que he visto, te puedo asegurar que no es oficina. Es como el ojo del arqueólogo. Lo que tiene este descubrimiento es que abre más preguntas que las respuestas que da.