LUNES 19 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Actualmente alberga a 163 personas; sus familias no quieren saber nada de ellas


Cevarepesi, posibilidad de rehabilitación social

Ť Muchos llegaron ahí por algún delito; "son como niños", dice Jaime Abasolo, director del centro

Angel Bolaños Sánchez Ť Muchos de ellos no tenían porqué haber llegado allí. El daño cerebral que padecen lo provocó su adicción a las drogas, sobre todo a los inhalantes, cometieron algún acto ilícito y por su estado de discapacidad el juez penal determinó como medida precautoria su reclusión en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial (Cevarepsi), de la Dirección General de Prevención y Readaptación Social del gobierno capitalino, anexo al Reclusorio Sur en Xochimilco.

Son como niños, admite el director del centro, Jaime Abasolo; pero, la mayoría de los que están allí llegó por robo, seguido por los que han sido acusados por lesiones, por allanamiento de morada y por homicidio en razón de consanguinidad.

El día que celebraron el aniversario de la Independencia, Raúl descolgó el sombrero de una pared, se lo ajustó a la cabeza y de su dormitorio sacó una cobija de cuadros rojo y blanco que se colocó a modo de sarape, al reclamo de las trabajadoras sociales por haber destruido el adorno dijo: "el adorno soy yo", y así estuvo todo el día.

Al Rock and roll, Alejandro, le gusta salir en las fotos y a cada rato se andaba asomando enfrente de la cámara, con su cara rechoncha y sonriente, mientras que Armando, El Hermano, porque es evangelista y se pone a predicar, se pone a bailar en cuanto escucha música y cuando ve una cámara igual se para derechito, se arregla la camisa, se da un golpecito en la boca y se pasa la mano sobre el cabello.

Como ellos, el centro alberga actualmente a una población de 163 internopacientes, pero al llegar hace tres años, Abasolo se encontró con 40 que habían ya cumplido su sanción y seguían allí, abandonados, por lo que una de sus primeras tareas fue localizar a sus familias o buscar alguna institución que pudiera hacerse cargo de él y seguir con su tratamiento psiquiátrico.

No fue fácil, explicó, "hay algunos pacientes que no dicen absolutamente nada y, un día, el menos esperado empiezan a proporcionar algunos datos y es cuando se tiene que contar con la habilidad para, con una poca información, poder dar con los familiares".

Y no ha sido fácil porque en muchas ocasiones los parientes ya no quieren saber nada de él. Por su estado mental, se ha quebrantado el vínculo familiar, "estaríamos hablando de abandono de persona, la gente retaba al personal del Cevarepsi: 'Pues acúsenme, pero no me voy a hacer cargo de él', nos decían y si partimos del hecho de que es un enfermo inimputable, que requiere atención y cuidado, pues simple y sencillamente no podíamos decir, ahí se lo dejamos y haga lo que quiera de él".

El funcionario explicó que algunos de ellos llegaron a causar daños graves a sus familias, hay homicidas en razón de parentesco o que violaron a la hermana o agredieron físicamente a la madre, al padre y por eso no quieren saber más de él.

En estos casos, con el apoyo del Patronato para la Reincorporación Social e instituciones como la Fundación Emmanuel o Pastoral Penitenciario, han logrado encontrar algún lugar para la mayoría y a la fecha son sólo dos los que ya están por salir, Guadalupe, quien se va a vivir con un familiar, y Casillas a la casa de asistencia El Recobro.

El centro es asistido por 242 personas, entre elementos de seguridad, médicos psiquiatras, médicos generales, enfermeras, trabajadoras sociales, psicólogas, personal de mantenimiento, administrativos, del departamento jurídico, entre otros y los cambios se reflejan en la limpieza del lugar, los jardines que ellos mismos cuidan y sus uniformes, también limpios y en buen estado que ellos mismos lavan y planchan.

Algunos, incluso realizan alguna actividad laboral por la que reciben el salario mínimo, como la elaboración de piñatas y el ensamblaje de botones.

De esa manera, añade Abasolo, poco a poco se van enganchando a la sociedad, a un proyecto de vida.