Ecológica, 25 de septiembre del 2000   


 
Los fabulosos arrecifes de Campeche, ¿seguirán siendo así?
 
 

Eric Jordán Dahlgren y Rosa Rodríguez

Laboratorio de Ecosistemas Arrecifales. Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, unam, Estación Puerto Morelos. Puerto Morelos, Quintana Roo.

Correo electrónico: [email protected]
 
 

En el Golfo de México, sobre el banco de Campeche, se encuentra un grupo de fascinantes arrecifes coralinos. De todos ellos, sólo algunos llegan a la superficie y forman islas, mientras otros conforman pequeñas montañas sumergidas, y otros más son sólo vestigios de épocas pasadas. En estos arrecifes, como en los del Caribe, hay gran abundancia de corales y algas calcáreas que contribuyen a su formación, y coexisten además peces, esponjas, anémonas, gorgonáceos y muchos otros organismos que llaman nuestra atención por su forma o colorido. Sumando los muy variados animales que viven en los hoyos y cuevas, puede hablarse de cientos de especies coexistiendo en cada uno de estos sistemas.

La elevada diversidad biológica y la presencia de grandes corales en el banco de Campeche nos indican su buen estado de salud desde el punto de vista ecológico. Pero en la actualidad estos arrecifes sufren el efecto de múltiples impactos naturales y antropogénicos. Entre los naturales están los ciclones y las enfermedades, pero la incidencia de ambos puede ser favorecida directa e indirectamente por las acciones del hombre que transforman el medio ambiente global y local. Por ejemplo, en los últimos años se han registrado mortalidades masivas de un tipo de corales (Acropora spp.) muy importantes para la construcción y mantenimiento de los arrecifes de la región. Éstas y otras especies han muerto principalmente por enfermedades, lo que podríamos catalogar como una catástrofe natural, y quizás lo mismo se podría decir del fenómeno de "blanqueamiento" de coral y otros organismos. Los científicos nos preguntamos si estos efectos tan avasalladores se deben a un debilitamiento de las defensas de los organismos perturbados por fenómenos como el aumento global en la temperatura y en los niveles de radiación ultravioleta.

A estos efectos globales negativos para el bienestar de los corales y su biota asociada se suman aquellos que resultan de las acciones humanas, entre los que destaca la explotación pesquera, tan intensa e incontrolada que los peces de valor comercial y las langostas son ya muy escasos en la mayoría de estos arrecifes.

Un caso de preocupación particular es el posible efecto de la gigantesca gasolinera para buques-tanque que Pemex mantiene cerca del arrecife de cayos Arcas. Sin embargo, nuestros estudios no muestran todavía efectos negativos en el bienestar de la comunidad coralina que puedan estar directamente relacionados con esa actividad. Afortunadamente, los arrecifes del banco de Campeche aún no están sujetos al impacto del turismo masivo y el desarrollismo asociado, pero no hay que perder de vista el riesgo que implica la suma de los efectos dañinos y los impactos ecológicos que pueden acarrear. Si algo así pasara, nosotros, nuestros hijos y los de ellos dejaríamos de apreciar la maravilla que representan estas comunidades coralinas en su esplendor, pues si la situación se torna catastrófica, se requieren de decenas a centenas de años para su recuperación, aun cuando cesaran los impactos. Así, debemos reconocer la responsabilidad que tenemos los mexicanos de no permitir la destrucción de estos fabulosos ecosistemas que han existido por millones de años antes de que nosotros los conociéramos.


Inicio