MARTES 21 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť LA MUESTRA

Recursos humanos

Una de las tendencias más interesantes del cine actual de habla francesa es la recuperación del mundo laboral como espacio generador de narrativas y catalizador de conflictos sociales y dramas generacionales. La vida soñada de los ángeles y los talleres donde surge una amistad femenina; La promesa, cinta belga de los hermanos Dardanne (Rosetta), con su impactante relación padre-hijo en un medio obrero, o la estupenda actriz Sandrine Kiberlain, trabajadora insatisfecha, sin horizonte profesional, afectivamente menesterosa, en Tenerlo o no. En el caso del joven realizador Laurent Cantet, egresado del IDHEC y autor de cortometrajes sobre temas laborales para la televisión francesa, un conflicto generacional y las fricciones de clase son la base de su primer largometraje, Recursos humanos, ganador de varios premios internacionales.

El sitio de rodaje es una fábrica Renault en Francia, y entre los protagonistas figuran jóvenes desempleados, antiguos obreros, con una destreza evidente en el manejo de maquinaria pesada. El método de trabajo fue ensayar con los actores a lo largo de un año las rutinas de la fábrica, y dar pie después a una mayor libertad y a la improvisación. Frank Verdeau (Jalil Lespert), joven egresado de una escuela de comercio parisiense, regresa a su pueblo natal para ser asesor administrativo en el departamento de recursos humanos de la fábrica donde labora su padre. Entre lo que propone figura un cuestionario para evaluar las reacciones de los trabajadores ante la inminente reducción de la jornada laboral: la polémica semana de 35 horas. Este episodio conduce a una vigorosa toma de conciencia de Frank, respecto de sus intereses de clase y al planteamiento de su dilema moral como intermediario entre patrones y obreros.

Cantet maneja con claridad una trama plagada de referencias muy locales sobre la condición obrera en Francia. El poder de los sindicatos, la organización de una huelga, la intervención de esquiroles, la cultura del obrero inmigrado y la descripción del espacio doméstico de la familia Verdeau, son aspectos que podrían desorientar a espectadores poco familiarizados con estos temas. Sin embargo, el estilo directo, casi documental, con el que se entreteje el melodrama social, el conflicto entre Frank y su padre, y el recorrido iniciático del protagonista (donde juega un papel capital su amistad con un trabajador inmigrado), confieren a la cinta una energía y una sencillez cautivadoras.

Hay tensión dramática en la manera en que el padre Verdeau confronta su realidad de obrero a punto de una jubilación forzada, y en el desencanto evidente de Frank ante las promesas y ficciones del liberalismo económico. De una crisis personal (el hijo que rechaza el conformismo paterno) se transita al malestar colectivo que suscita la amenaza continua, siempre real, del desempleo. El retrato social es ácido y muy tensas las relaciones entre patrones, sindicato y obreros.

Recursos humanos hace una crítica severa de la retórica paternalista del patronato y ofrece una dimensión temática más profunda, la de la crisis de identidad que se apodera de casi todos los personajes, desde la delegada sindical con su escepticismo avinagrado, o el joven Frank frente a las tentaciones de una promoción engañosa, hasta el padre reanimado por una tardía conciencia social. Cantet explora el cine de la militancia obrera francesa, territorio casi abandonado desde los años setenta, con sobriedad, con espíritu autocrítico, y armado de un vigor inusitado.

Ť Carlos Bonfil Ť