MARTES 21 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Investigadores: debe el organismo ser más flexible en políticas de ese nivel


Destina el BM 300 mdd para becas en universidades privadas del país

Ť Otorga a instituto sonorense 30 millones para reforzar esquema de estímulos económicos

Ť La FIMPES propone que el gobierno subsidie a ese sector y establezca el voucher educativo

María Esther Ibarra Ť Convencido de que el subsidio a la educación superior es "regresivo" para la economía de los países en vías de desarrollo y por tanto debiera transferirse a los estudiantes y sus familias, el Banco Mundial (BM) ha asignado 300 millones de dólares a México para desarrollar un sistema de becas-crédito, destinado a alumnos de universidades privadas y para reforzar un instituto que opera un esquema de ese tipo en el estado de Sonora.

Para el sistema de becas-crédito a estudiantes del sector privado, el BM destinó 270 millones de dólares a la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Enseñanza Superior (FIMPES), a fin de crear la Sociedad para el Fomento de la Educación Superior (Sofes), encargada de la distribución de los estímulos. Los recursos incluyen asistencia a las secretarías de Educación Pública (SEP) y a la de Hacienda (SHCP) para "monitorear" y "controlar" ese esquema.

La FIMPES ?hasta marzo pasado afiliaba a 42 instituciones de educación superior privadas? se ha destacado por proponer que el gobierno le asigne recursos a ese sector y establezca el llamado voucher educativo. Ambos puntos forman parte de los planteamientos que, junto con el Consejo Coordinador Empresarial, la federación expuso al equipo de transición de Vicente Fox en el rubro de educación.

Otros 30 millones de dólares los opera el Instituto de Crédito Educativo del estado de Sonora para reforzar su programa crediticio que ha implementado desde hace varios años con el concurso de diversos sectores sociales de la entidad.

En la explicación del proyecto, el Banco Mundial señala tres objetivos: apoyar al gobierno mexicano a promover "mayor equidad y calidad" en la formación de estudiantes universitarios; incrementar las fuentes de financiamiento del lado de la demanda, para mejorar el acceso a la educación superior de estudiantes "competentes", pero sin recursos económicos; y desarrollar organizaciones de becas "más eficientes y económicamente sustentables".

Beneficios económicos y políticos

Si bien el Banco Mundial no es el único organismo internacional que participa en el sector educativo, sí es el "principal instrumento multilateral para financiar proyectos de desarrollo y es también un medio eficaz para promover los enfoques de las políticas económicas y educativas definidas por los países del capitalismo avanzado", consideran los investigadores universitarios Roberto Rodríguez Gómez y Armando Alcántara.

Los autores del ensayo La reforma de la educación superior en América Latina en la perspectiva de los organismos internacionales ?donde analizan la participación y posturas en el sector educativo del BM, UNESCO, Banco Interamericano de Desarrollo y Cepal? tampoco consideran "desdeñable el beneficio político que obtienen los países inversionistas", pertenecientes a esos organismos multilaterales, ni pasan por alto que en el enfoque educativo del Banco Mundial "subyace un supuesto económico irreductible".

Por una parte, "aseguran una continua renovación de alineamientos en el balance de poder mundial, hoy en día en el marco de las competencias entre bloques económicos regionales; y por otra, (son) un factor de distensión para evitar presiones derivadas de la erosión de las condiciones de vida en los países más pobres", establecen los doctores en sociología y educación, Rodríguez y Alcántara, respectivamente.

No obstante, visualizan una posición más flexible sobre el tema del gasto educativo como inversión, aun cuando "no se ha cerrado el debate" respecto a la tesis "ortodoxa" del Banco Mundial de que el subsidio a la educación superior resulta regresivo para las economías nacionales y debiera por tanto transferirse a los estudiantes y sus familias.

Para los investigadores del Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU) de la UNAM, es de suponerse que a partir de la elaboración en marzo pasado del documento La educación superior en los países en vías de desarrollo: peligros y promesas, elaborado conjuntamente por el BM y UNESCO, la banca multilateral "asuma a futuro una mayor flexibilidad y sea más sensible a las dimensiones políticas y sociales del cambio" en las instituciones educativas de ese nivel.

Y es que en ese documento, donde el BM hace una especie de mea culpa en cuanto a su actuación en los países en desarrollo, "los trazos del nuevo perfil comienzan a advertirse en las preferencias del crédito del Banco Mundial, con mayor apertura a propuestas sobre enseñanza posbásica y educación superior", estiman.

Sin embargo, dejan en claro que aun cuando "cabría esperar una actitud más favorable al fortalecimiento de los sistemas de educación superior, ciencia y tecnología de los países en desarrollo", resaltan que esto pudiera darse "siempre y cuando los proyectos resulten congruentes con los lineamientos duros de la propuesta: pragmatismo, reforzamiento del participación privada, insistencia en la calidad y la eficacia, fórmulas de compensación social, aprovechamiento de opciones de educación a distancia, entre otros".

Los "cambios" del BM

En el campo educativo, el Banco Mundial inició operaciones en 1963. Roberto Rodríguez y Armando Alcántara mencionan que en los años 60 y 70, los préstamos se enfocaron a la capacitación y formación técnica, periodo en que la proporción de los recursos para educación era "marginal" del total de los préstamos aprobados por el organismo financiero.

A partir de los 80, ubican ambos investigadores, comienza a cambiar la situación: Entre 1980 y 1995 se "triplica el volumen de préstamos al sector educativo y se duplica su participación en el total de créditos del Banco Mundial. En los noventa, el promedio global para ese sector fue de 8.2 por ciento, con un pico de 10.9 por ciento en 1995, década en la que el promedio osciló entre 8.6 y 12.3 por ciento en la región latinoamericana, lo cual en valores absolutos representó más de 600 millones de dólares al año.

Respecto a las prioridades educativas, ambos especialistas universitarios consideran que el BM también dio un giro en ese rubro a partir de 1990, año en que "la preferencia por la educación básica se instaló como el eje de la distribución de recursos; durante esa década los proyectos asociados a la enseñanza primaria y secundaria consumieron más de la mitad de los créditos del sector".

No obstante ese enfoque, el organismo financiero internacional "continuó aprobando créditos hacia programas educativos posbásicos", aseguran Rodríguez y Alcántara, y señalan que a diversos países de América Latina les otorgó préstamos para varios proyectos de reformas de la educación superior. Con este propósito, en 1998 a México le asignó 180 millones 200 mil dólares, los cuales están previstos concluyan su aplicación en el 2004.

En su más reciente informe de política sectorial, citan los investigadores, el BM propone para América Latina el siguiente orden de prioridades: "mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje; incluir a los excluidos; identificar las necesidades de los jóvenes; reformar la gestión de las instituciones; utilizar tecnología para mejorar la enseñanza y reformar la educación superior.

Sobre este último punto recomienda: "diversificar la educación terciaria (universitaria) para elevar su calidad y eficiencia; mejorar el acceso a las universidades; y fortalecer el papel del sector privado en el financiamiento y la oferta de estudios superiores".


Funciones del Banco Mundial

El Banco Mundial se funda en 1944, en la célebre conferencia de Bretton Woods, con el propósito inicial de apoyar la reconstrucción material del bloque europeo aliado.

Con el tiempo ha llegado a ser el principal instrumento multilateral para el financiamiento de proyectos de desarrollo a nivel mundial.

En la actualidad, el BM agrupa a 180 países y moviliza créditos por 30 mil millones de dólares al año, que se distribuyen bajo tres principales modalidades: fondos para proyectos, fondos sectoriales y fondos para ajuste estructural. Cada país (socio) cuenta con un número de votos en función de sus aportaciones al capital, las que a su vez están determinadas por el tamaño de su economía en relación con la economía mundial.

Así, el Grupo de los 7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) representan 45 por ciento del capital del BM, y sólo esa última nación llega a 17 por ciento.

Los países miembros del BM participan simultáneamente en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y, según la normatividad vigente, únicamente los países en desarrollo son sujetos de crédito por parte del Banco Mundial.