La Jornada Semanal, 3 de diciembre del 2000

 
ANTESALA
 
 
 
 
¿Cómo resistirse? Dígame usted, aquí en corto, ¿qué hacer cuando le dirigen una carta que empieza con el calificativo de "respetable" dirigido a su humilde personita: "Respetable Antesalista", por ejemplo? Y además, ¿qué hacer si viene de la ciudad de Oaxaca, esa sí respetable –además de colonial, turística y clasista? Claro que el efecto pierde un poco de eficacia si a renglón seguido la carta lo tutea de manera completamente familiar. No importa, mi ego tiene un estómago pequeño, se llena fácilmente con un atisbo de halago. O mejor, mi inestable ego es refractario por definición a los halagos, cualquiera que sea la fuente de la que broten. Así pues, hay que reconocer que Fidel Luján, el coordinador editorial de Identidades. Revista de educación y cultura, es un hombre que sabe su oficio: primero me soba el lomo con lo de respetable –adjetivo que pocas veces ha sido usado para definirme–, y después me aterriza con lo de "te envío un ejemplar…". No sé si nos conocemos, maestro, pero me gusta tu estilo. Así que paso a comentar esta nueva revista –este es el número 1, año 1– que tengo entre las manos. Para empezar, la portada es bastante poco atractiva, si entienden lo que digo. La idea es buena –un collage compuesto por dibujos de niños que describen su entorno–, pero por desgracia se pierde el efecto al verse limitados a dos tintas, mal escogidas por querer aprovechar el amarillo y el beige del logo; en términos reales, se les empasteló el color. Sin embargo, el diseño de las páginas interiores es muy afortunado. El formato de dos columnas anchas, más una columna estrecha en los márgenes exteriores donde se ubican tanto notas a pie como balazos y pequeñas ilustraciones o fotografías es muy flexible y elegante. La tipografía para cabezas y notas, aunque sin patines, está bien escogida, lo que quiere decir que resulta bella y funcional. La tipografía del cuerpo de texto también es afortunada. El tipo es amplio y legible y la holgada interlínea termina por volverlo definitivamente agradable. Lo que no entiendo es por qué los jóvenes diseñadores han cultivado una fobia, un horror ciego por el corte de palabras. Se ve un cuidado obsesivo en la alineación por evitar los callejones –aunque éstos aparecen de manera frecuente en los textos de tipografía amplia–, mas las disparidades que provoca la alineación justificada (sin cortar palabra) en ambos márgenes sigue sin convencerme. Hay palabras que, al no partirse, provocan una distancia milimétricamente enorme, si usted me perdona el oxímoron, en algunas líneas. Además, el cambiar a la alineación en bandera sin corte de palabras es una solución bastante facilona. Por otra parte, me gustan los títulos de las secciones: "La rosa de los tiempos", "Hora de tinta", etcétera. La Presentación del director general de Identidades está en español e inglés, al mismo tiempo que presentan una sección de "Abstracts" donde se resumen los tres principales artículos. En la cuarta de forros encuentro el logo del Fideicomiso para la Cultura México-eua, nunca mejor utilizado. Quiero decirles que si hay alguna etnia cosmopolita y sin temor al extranjero, aunque sí aberración al político y al empresario mexicanos, ésa es la mixe. No creo que piensen mal de que la revista se abra a los vientos de otras lenguas, como quizás algunos espécimenes más indigenistas que el sup quieran criticarla. En fin, le proporciono a usted, fan lector(a) y coleccionista del gran número de nuevas revistas que están surgiendo a montones en esta tierra en la que –según se dice– no se lee, la información para que pueda usted conseguirla, si se lo propone: Fondo Editorial, calle Macedonio Alcalá 904-A, Col. Centro CP 68000, Oaxaca, Oax. Tels. y fax 951-51631 o 34132. Apartado postal 251, Admón. de Correos No. 3, CP 68101, Oaxaca, Oax. emilio: [email protected]. Además, añaden un dato por demás interesante: "Se aceptan colaboraciones a los interesados e interesadas."

Casa del Tiempo. De una vez me enfilo para seguir con el tema "revistas chidas" y me doy el gusto de comentar la revista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que tiene el nombre más hermoso de todas las que se publican en nuestro país –al menos. Tengo en mis manos el número correspondiente a noviembre de 2000. Yolanda Pérez Sandoval ha logrado suavizar y hacer sutil el diseño original de Xavier Bermúdez, amarrando y alinendo todo lo que andaba volando en los primeros números. Xavier tiene una gran visión del conjunto (sólo así ha podido crear y sostener con gran éxito la Bienal Internacional del Cartel en México, que acaba de realizar su décima versión tanto en la capital como en algunas ciudades de provincia) pero tiene poco tiempo para los detalles y los toques sutiles. Hay un texto de Luis Cortés Bargalló sobre el más reciente libro de Elsa Cross, Los sueños. Elegías. También puede usted encontrar textos de Elena Poniatowska sobre el doctorado honoris causa entregado a Elena Poniatowska (sic), ocho poemas en versión bilingüe de Charles Bukowski traducidos por Juan José de Giovannini (a quien no le reprocho haber sido tan literal porque así he podido leer los poemas en inglés del mítico Hank). También puede usted recurrir a "Una guía ejemplar" de Rodolfo Bucio para navegar por las elusivas aguas de la filosofía. En fin, le recomiendo que compre y lea Casa del Tiempo.

 
 
 


 
LA RISA
 

Es difícil hablar sobre la risa sin recurrir a la ayuda de Henry Bergson y sin recordar a Aristófanes, Menandro, Plauto, Terencio, Rabelais, Cervantes, Swift, Twain, Wilde, Gogol, Molière, De la Cruz, Muñoz Seca, Gómez de la Serna, Facundo, Prieto, Ibargüengoitia, Macedonio Fernández, Leduc, Monsiváis, Luis Rafael Sánchez y otros maestros de la ironía, el houmor (aquí conviene recordar la naturaleza de lo witty), l’esprit, la burla, la caricatura, el pitorreo, el sarcasmo, el esperpento. El cine nos obliga gozosamente a pensar en Keaton, Lloyd, Chaplin, Laurel y Hardy, los hermanos Marx, Langdom, Cantinflas hasta antes de que asesinara a su personaje, Pardavé, Tin Tán, Woody Allen, Fernandel, Totó, Sellers... y en todas las artes hay momentos en los que la risa se impone, muy especialmente en la caricatura, que en nuestro país ha tenido y tiene notables exponentes: Orozco, el Chamaco Covarrubias, Quezada, Magú, Rius, Naranjo, Helguera, El Fisgón, Ahumada, Rocha y Efrén, entre otros.

Hablemos primero del humorismo deliberado que es, sin duda, un producto del espíritu, una compleja formaa de la modestia (es así porque acepta –quiet desperation, decía Thoreau– nuestra vulnerabilidad y nuestra insignificancia esencial) y una actitud crítica ante el mundo y, sobre todo, ante el propio autor.

Las comedias de Plauto siguen vivas a través de las obras de sus imitadores o de los grandes autores que se basaron en los temas del gran latino, como por ejemplo, el Bachiller Fernando de Rojas, Timoneda, Lope de Rueda, Shakespeare, Molière, Moreto y Giraudoux.

Plauto, como todos los comediógrafos, es un verdadero moralista (no estoy hablando de moralina). Censura los vicios, pero lo hace desde una perspectiva cómica y sabe buscar la risa tanto en las palabras como en las situaciones. No le teme Plauto a la farsa y la maneja con frescura y regocijo. Se burla de todo, hasta de sí mismo, que es condición insoslayable para el verdadero humorismo, y no pone límites a lo caricatural llevándolo hasta los extremos de lo grotesco. Aristófanes, Filemón, Dífilo y, sobre todo, Menandro, fueron los maestros que Plauto siguió y más tarde superó.

Dice Bergson que "fuera de lo propiamente humano no existe nada cómico". Por eso la fabulística dota a los animales de características humanas para poner énfasis en los aspectos ridículos y, por lo mismo, risibles de nuestro grupo zoológico. El mismo Bergson piensa que "el peor enemigo de la risa es la emoción", por eso la "insensibilidad casi siempre acompaña a la risa". Los países como el nuestro son muy dados al melodrama. Casi todo el cine nacional lo es y, en lo que se refiere a las telenovelas, este género alcanza sus cotas más altas. Hace poco, un serio comunicólogo al servicio de uno de los monopolios buhoneros afirmó que la telenovela es heredera del folletín, o folletón, del siglo xix. (Tiene razón. Lo es, pero en tonto). En ella, la risa se da a contrario senso pues si somos estrictos, la televisión mexicana ha producido muy pocos cómicos interesantes. Manuel "el Loco" Valdés y los Polivoces son los principales. Víctor Trujillo y Ausencio Cruz fueron en sun tiempo los mejores cómicos televisivos en La caravana y En tienda y trastienda. A veces, muy pocas, Héctor Suárez logra salirse del estereotipo y componer personajes ingeniosos. Los otros cómicos oscilan entre la zafiedad y el infantilismo (recuerden que esta actitud implica una deformación de la gracia infantil, un retroceso grotesco, pues los niños son maravillosos cómicos naturales cuando se les permite expresarse libremente y dar rienda suelta a su burla de los aspectos ridículos de la solemnidad adulta). Todas estas reflexiones tienen importancia en los estudios de la industria de la conciencia pues, vuelvo a Bergson, "se comprende la risa sólo reintegrándola a su medio natural, la sociedad, y determinando su significado social". Así, la risa favorece la comunicación, nos hace reflexionar sobre las relaciones humanas y mejora nuestra comprensión de los fenómenos más profundos de la vida social. Por esta razón, los políticos huyen del humor como de la peste, pues es el único capaz de exhibir con verdadera fuerza todas las artimañas y supercherías que envuelven en el celofán de la solemnidad. El político se debate entre lo ridículo y lo dramático (esto último en ocasiones muy contadas a lo largo de la historia), y la sal del humorismo es letal para su contextura intelectual y moral. Hay excepciones, por supuesto, pero pueden contarse con los dedos de una mano. Por lo general no pertenecen al género humorístico y cuando lo intentan logran resultados fatales. Tomemos como ejemplo el humorismo del doctor Zedillo con sus chistes de secundaria, de club social o de servicio militar obligatorio. En cambio, don José López Portillo, sin proponérselo, nos entregó uno de los momentos dorados del nauseabundo presidencialismo al calificar a su querido retoño de esta caligulesca manera: "Es el orgullo de mi nepotismo." Las farsas medievales francesas (sobre todo la de Micer Pathelin), algunos capítulos de El Quijote, las desmesuras de Rabelais, el teatro de Molière, la Comedia del Arte, Darío Fo y Gogol son, junto con los mencionados al principio de esta columna, los maestros profundos de un humor capaz de proponer mejoras a la convivencia humana y de zaherir a los sátrapas, a los corruptos, los autoritarios, los arribistas, los suspicaces y los simuladores. En todo esto, es claro, una compasión profunda permea lo caricatural, pues, matiz más, matiz menos, Albert Camus sigue teniendo razón cuando dice que en el hombre hay más cosas dignas de compasión que de odio.

La frase del tlatoani criollo puede servir de introducción al tema del humorismo involuntario que, todos los lunes, documenta Carlos Monsiváis en su sección de La Jornada. En ella se brinda "Por mi madre, bohemios" y se documenta nuestro optimismo. Esta sección está al servicio de uno de los aspectos esenciales del humorismo: mostrar la inmoralidad que late en el seno de una organización moral, es decir, demostrar que el llamado "aparato de coherencia interna" de la sociedad oculta aspectos risibles, además de los absolutamente siniestros como son el autoritarismo y la injusticia.

A últimas fechas, los jerarcas de la Iglesia católica han sido los más frecuentes colaboradores de la sección coordinada por el Dr. Monsiváis (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla dixit. Este título, junto con el de la Heroica Matamoros, la tres veces heroica Veracruz, la Sultana del Norte, la perla tapatía, qué lindo es Michoacán y como México no hay dos, son algunos ejemplos de nuestro indoblegable optimismo, así como de los enternecedores localismos). En torno a los temas sexuales, reproductivos, y de los relacionados con la posibilidad de que la mujer sea dueña de su cuerpo, los señores cardenales, arzobispos, obispos y clérigos en general han producido declaraciones que serían absolutamente cómicas sino fueran trágicas para las libertades sociales e individuales. Entre otras enormidades han preferido el fusilamiento de los violadores al aborto terapéutico; sugieren a las mujeres ingerir anticonceptivos en el trance de la violación y les reprochan el descoco y la franca provocación que son, en buena medida, "los detonantes de las pulsiones violatorias de los machos". En lo que se refiere a la censura de las manifestaciones artísticas, el señor cardenal de Guadalajara ofreció pagar la multa y el precio de la obra de Ahumada destrozada por un par de píos vándalos. Ya conocemos las obsesiones que en estas materias padece la Iglesia católica, capaz de caer en la contradicción de prohibir los anticonceptivos y, a la vez, los abortos que pueden ser evitados con los anticonceptivos, y de lanzarse contra el condón en plena epidemia de sida. Estas contradicciones y torpezas producen malestar social, pero, al mismo tiempo, provocan hilaridad y socavan el talante solemne de los declarantes torpes, locuaces y, como todos los fundamentalistas, enemigos del diálogo.

El Congreso del estado de Yucatán nos proporcionó un momento de total beatitud al incluir en su Código Penal el novísimo delito de sexo oral, referido, para temor de los machos, a la fellatio y sin mención alguna, para deleite de las féminas, al cunnilingus. Suponemos que este delito no se perseguirá de oficio sino por querella de parte, y preguntamos quién será la parte ofendida en esa circunstancia pecaminosa y delictiva. No nos contestaron y el delito se estrenó en el Código Penal. Ojalá aparezca muy pronto su texto completo en las páginas del Diario Oficial. Sin duda se convertirá en un clásico del humorismo involuntario aunque refleje los abismos aberrantes del integrismo despendolado. Por su parte, en Monterrey se han intentado algunas hilarantes definiciones del table dance en las que el balanceo cadencioso y la actitud procaz se juntan para proponer una prohibición que raya en lo ridículo.

El último desarrollo de la andanada integrista nos lo entrega el inefable alcalde de Aguascalientes, quien ya permitió que los travestis se pongan sus ropas femeninas, siempre y cuando sean modestas y decentes. El pío alcalde debe cultivar perversiones inéditas, pues subir al coche a un señor travestido de dama de la vela perpetua (vestido negro, medias de popotillo, zapatos de medio tacón con agujetas, velo negro, medalla milagrosa, chongo y peinado con raya en medio) debe ser una experiencia notablemente retorcida.

Por último, en un momento de gritería integrista, recordemos que Boccaccio hablaba de "el primado de la carne y la virtud de la risa". El machismo nacional dice que dos tetas jalan más que dos carretas y una prima liberada hacía esta otra reflexión: jalan más dos cojones que dos camiones. Bendito sea el palito cotidiano en el caso de mis jóvenes lectores o los dos o tres anuales en el caso del vejestorio que está a punto de acabar su columna. Eso y la risa nos permiten sobrevivir a tanta solemnidad, suspicacia, voracidad y superchería. Dejemos, pues, que nos gane la risa.

Bergson me entrega el final: "La risa anota, en lo externo de la vida social, las revoluciones superficiales." Se le llama alegría, ya que es una espuma a base de sal y centellea como la espuma del vino. Cuando la saboreamos es posible hallar a veces una buena dosis de amargura soterrada. Por eso lo verdaderamente serio es el producto del humor. Lo demás es o melcocha sentimentaloide o pura y lamentable demagogia.
 
 
 
 

Hugo Gutiérrez Vega