Lunes en la Ciencia, 11 de diciembre del 2000



agricultura-2-eps El conocimiento campesino como herramienta del avance tecnológico

Bioética y agricultura

Carlos H. Avila Bello

Hace unos meses leí dos interesantes libros, uno de ellos, La Bioética, de Arnoldo Kraus y Antonio R. Cabral y el otro, Memoria Indígena, de Enrique Florescano; ambos tienen, desde mi punto de vista, una amplia aplicación en las ciencias agrícolas. Si bien Kraus y Cabral orientan su libro hacia las ciencias médicas, especialmente a los derechos de los pacientes y la relación humana con ellos, quienes nos dedicamos al estudio de la agricultura y los recursos naturales establecemos, o deberíamos establecer, relaciones con los seres humanos que manejan estos recursos: los campesinos.

La bioética argumenta que el profesional debe escuchar y saber cuáles son las necesidades de quien se atiende. Si esto se aplica a la agricultura debe entablarse una relación indisoluble inve- stigador-campesino; a través de esta relación se generan derechos para el campesino, algunos de ellos son: 1) tienen derecho a participar y opinar respecto a los protocolos de investigación; 2) tienen derecho a no aceptar un proyecto; 3) tienen derecho a ser informados y escuchados.

Debe buscarse también que el campesino sea sujeto de la investigación y no un objeto de ella. Este proceso de escuchar al campesino, de aprender de él, nos debe llevar a comprender varios aspectos culturales de la vida campesina mencionados por Florescano, por ejemplo, el papel fundamental y ancestral del maíz para las comunidades campesinas. Me parece que esto último es especialmente importante cuando pensamos en los recursos forestales, ya que en buena parte del país, estos recursos son fuertemente presionados por el avance de la agricultura. El reto entonces consiste no en desplazar a una u otra actividad, sino en encontrar la manera de que convivan sin detrimento una de la otra, una posible opción en este sentido son los sistemas agroforestales. Si pretendemos que los campesinos acepten posibles propuestas para llevar a cabo modificaciones en los sistemas agrícolas que manejan es fundamental entender cómo manejan los recursos naturales y por qué lo hacen de cierta manera. Debemos entender su cosmovisión, es decir, la o las formas como trasmiten y conservan su conocimiento. Entender sus ritos, sus mitos, sus calendarios (sobre todo los agrícolas) y el religioso, así como su tradición oral.

ƑPor qué y para qué entender esto? Porque parte del papel de los investigadores en las ciencias naturales es generar tecnología adaptada a las condiciones sociales, económicas y ecológicas de los productores. Sin embargo, las cifras de adopción de tecnología son poco halagadoras, por ejemplo sólo 7 por ciento de las unidades de producción agrícola son tecnificadas; sólo en 15 y 3 por ciento de la superficie sembrada con maíz y frijol, respectivamente, se utiliza semilla mejorada. Estos resultados se deben a la poca relación, a veces francamente nula, que se establece con los productores y a un complejo de superioridad del científico que le ha impedido reconocer en el campesino a un maestro con el que se deben intercambiar conocimientos.

La diaria actividad del campesino al enfrentar las limitantes y ventajas de la producción le proporcionan una notable experiencia que no debe ser desperdiciada. Especialmente cuando buscamos la autosuficiencia alimentaria y el uso sustentable de los recursos naturales. Tomar en cuenta estos aspectos seguramente nos conducirá a un mejor entendimiento de estas culturas, a su incorporación al proceso de progreso del país y a la adecuada conservación y manejo de los recursos naturales. Hacerlo así sentará, seguramente, las bases para un futuro más halagüeño para todo el país.

El autor es estudiante doctoral del Programa de agroecología en el Colegio de Posgraduados

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