LUNES Ť 8 Ť ENERO Ť 2001

Carlos Fazio

Mucha lengua, pocos hechos

El presidente Vicente Fox quiere ganar la guerra en Chiapas con pequeños gestos y mucha propaganda. El bombardeo publicitario oficial pretende hacer creer que la "fuerza de la legitimidad electoral" de un mandatario surgido de la "oposición", elimina el origen del conflicto. Que los zapatistas ya no tienen razón de ser; deben convertirse en policías o peones acasillados de maquiladoras y compañías transnacionales. Que llegó Fox y como por arte de magia terminó la guerra de contrainsurgencia y "desaparecieron" los grupos paramilitares.

Falso. La retórica pacifista de Fox forma parte del esquema contrainsurgente en su fase actual. A los planes de la Secretaría de Defensa, Fox le agrega su peculiar estilo personal de gobernar: locuacidad y gatopardismo. Su discurso combina verdades a medias y mentiras, como táctica dilatoria para alcanzar un objetivo estratégico: el aniquilamiento de la fuerza política y moral del EZLN, como complementos de una eventual derrota militar.

En su entrevista con Canal 40 (5 de enero de 2001), Fox dijo que sin estar cara a cara ya está "dialogando" con el subcomandante Marcos. Se trata de un diálogo singular que se inscribe en una estrategia gubernamental que usa a los medios como el principal espacio de la batalla política contra el EZLN.

Fox está utilizando a la radio y la televisión -como los "principales alimentadores de las mentes" de la población-- para "venderse" ante la opinión pública como un Presidente no autoritario, confiable, dialoguista y justiciero. En su apuesta por construir "un nuevo imaginario social", la ofensiva propagandística intenta presentar a Fox como el gran pacificador que todos los chiapanecos esperan (correlato del Mesías que cien millones de mexicanos aguardan en el ámbito económico). Una suerte de nuevo padre de la patria, benefactor, el superhombre que va a "salvar" a los mexicanos de todos sus males y a inundar al sureste con paz, trabajo y prosperidad.

Pero la guerra militar, ideológica y de conquista económica de Chiapas continúa. Según el nuevo manual contrainsurgente del Ejército, denominado Chiapas 2000, el objetivo encubierto de la renovada forma de guerra psicológica mediática es "quitarle las banderas" a los zapatistas.

Se trata de desplazar a Marcos y al EZLN -"de manera sutil pero firme"- de su papel de "representantes morales" de todas las etnias, para que Fox dé "solución, sin intermediarios", a las "justas peticiones de los hermanos indígenas chiapanecos", no como resultado de la "presión" de los zapatistas sino por la "voluntad" del Presidente de la República. La sustitución del "ya, ya, ya", por un "yo, yo, yo" providencial.

El "diálogo" entre Fox y el EZLN tiene momentos chuscos. El comandante zapatista David definió al Presidente como "el señor de mucha lengua y oído poco" que habita en Palacio (La Jornada, 2 de enero de 2001). David también acusó a las fuerzas armadas de actuar en Chiapas como un "ejército de ocupación". Fox respondió que la institución castrense está allí "šde pelos!", para "apoyar" a los indígenas.

Sin duda se refería a Guadalupe Tepeyac, un pueblo fantasma, con un cuartel en cada esquina, cuya población fue forzada al exilio interno. Miente a sabiendas el Presidente cuando dice que todos los retenes militares fueron levantados. ƑEjemplos? Los que están instalados frente a las comunidades zapatistas Roberto Barrios y Amparo Aguatinta. El alto mando consideró una "mala señal" la orden de Fox y siguieron en sus puestos. ƑQuién manda? ƑFox o la séptima Región Militar?

El 31 de diciembre, el incidente entre soldados y bases zapatistas en el cuartel de Jonalchoj exhibió la cara real de la guerra contrainsurgente que se libra en Chiapas. Un patético Fox dijo que a los indígenas les faltó "cortesía" con los militares que han arrasado sus aldeas y los obligan a vivir enmontañados. Y que los soldados "no llevaban las armas cargadas" (le faltó decir que las bayonetas eran de plástico; ni modo).

De las escenas de la televisión se puede concluir que: 1) En Chiapas, la resistencia civil y pacífica de los zapatistas -hombres, mujeres y niños desarmados les arrojaron avioncitos de papel a los soldados- se enfrenta a un ejército de ocupación. 2) A los militares de la guarnición de Jonalchoj les falló la "defensa paranoica", término acuñado para los conflictos de baja intensidad que alude a la paranoia como arma. Los expertos sostienen que un poco de miedo nunca es malo en cualquier soldado; ayuda a prepararlos para los ataques por sorpresa, uno de los métodos principales de las guerrillas. El ejemplo clásico es la destrucción del cuartel general de los "marines" en Beirut, que especialistas del Pentágono atribuyen a la falta de paranoia. 3) La superioridad militar y tecnológica muchas veces es derrotada por un factor decisivo en la guerra: la justeza de la causa y la moral de combate.

Moraleja: En Larráinzar, el Ejército perdió un pequeño Beirut ante una guerrilla desarmada pero decidida a arrancar por la vía gandhiana -la de la resistencia civil activa-, la promesa "del señor de mucha lengua y oído poco" de desmilitarizar Chiapas. La situación requiere hechos, no propaganda.