LUNES Ť 15 Ť ENERO Ť 2001

Ť El problema, agravado por el rezago educativo, según la ex diputada Beatriz Zavala

México, inmerso en el analfabetismo funcional, una "catástrofe silenciosa"

Ť Con el objetivo de revertir la situación, en 2000 se expidió una ley que ordena a la SEP crear un consejo de fomento a la lectura, pero en la dependencia se carece de información al respecto

CARLOS PAUL Y ANGEL VARGAS

La indiferencia de los mexicanos ante la "literatura de calidad" mantiene inmerso al país en una progresiva "catástrofe silenciosa": el analfabetismo funcional.

El promedio de lectura por habitante en México es de 2.8 libros anuales, y en una lista de 108 naciones elaborada por la UNESCO, ocupa el penúltimo lugar, mientras que Noruega la encabeza, con 47 títulos per capita.

Aun cuando el analfabetismo en nuestro país es parte del problema para acercarse a los libros, existen ?según gustos e intereses personales? distintos hábitos de lectura y un fenómeno conocido como "analfabetismo funcional", cuya problemática fue motivo, entre otros, de la creación de la Ley para el Fomento a la Lectura y el Libro, publicada el 8 de junio de 2000, en el Diario Oficial de la Federación.
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En su momento, los legisladores integrantes de la subcomisión para dictaminar dicha ley, en el contexto de la 57 Legislatura de la Cámara de Diputados, coincidieron en que "el grave problema del analfabetismo funcional" es parte de esta "catástrofe silenciosa".

Un organismo fantasma

Destaca, entre las disposiciones de esta legislación, la creación del Consejo Nacional del Fomento a la Lectura y el Libro, órgano de consulta de la Secretaría de Educación Pública (SEP), integrado por 15 miembros, encabezados por un presidente, que es el titular de la SEP, o quien éste designe, y un secretario ejecutivo, responsabilidad que recae en el titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), en este caso Sara Guadalupe Bermúdez.

Entre las funciones de ese consejo de fomento a la lectura están las de "promover el desarrollo de sistemas integrales de información sobre el libro, su distribución, la lectura y los derechos de autor, así como crear una base de datos que contemple: catálogos y directorios colectivos de autores, obras, editoriales, industria gráfica, bibliotecas y librerías mexicanas, disponible para la consulta en red desde cualquier país. Impulsar el incremento y la mejora de la producción editorial nacional que dé respuesta a los requerimientos culturales y educativos del país en condiciones adecuadas de cantidad, calidad, precio y variedad".

Pero el consejo parece ser un órgano fantasma hasta la fecha, pues aun dentro de la propia SEP carecen de información. "Vamos a buscar dónde está ubicado", dijo el viernes pasado Norma Rocío Ortega, directora de Comunicación Social de la institución.

En el documento en que se consigna el decreto para expedir la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro, publicado por la Cámara de Diputados, se incluyen las siguientes palabras de Gabriel Zaid: este ordenamiento "es un buen comienzo, y resulta alentador que surja como iniciativa del Poder Legislativo (57 Legislatura), apoyada por todos los partidos. Los libros tienen una importancia desproporcionada a su escaso peso económico en el producto nacional. Esta desproporción debe aprovecharse. Hay en los libros una oportunidad de grandes beneficios sociales a muy bajo costo. Los libros suben de nivel a las personas y a los países que leen mucho, frente a los que leen poco".

En su exposición de motivos para la expedición de dicha ley, la ex diputada panista Beatriz Zavala Peniche apuntó: "En 1997, de los 93 millones de mexicanos, alrededor de 79 millones no asistieron a una biblioteca el año anterior; de ellos, 39 millones están alfabetizados y se encuentran en plena edad productiva. La consulta del estudiantado a las más de 12 mil bibliotecas del país (según cifras del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática) es, en promedio, de 20 veces al año.

"Aunado a lo anterior, existe un problema grave de rezago educativo: 9.8 por ciento de la población es analfabeta (cuarto Informe de Gobierno, periodo 1994-2000) y el promedio nacional de escolaridad es de 7.5 años para 1997 (SEP. Programa de Desarrollo Educativo. 1995-2000). En México hay un potencial de sólo 15 millones de lectores, el resto de la gente no lee."

Según el INEGI, subrayó Zavala Peniche, "el índice nacional de analfabetismo simple de los mexicanos mayores de 15 años, fue de 10.6 por ciento; esto significa que el analfabetismo funcional rebasa por mucho esta cifra, lo que refleja sólo una parte de la catástrofe silenciosa".