Jornada Semanal, 28 de enero del 2001 

 
 

Dos poemas

Gregory Corso

Gregory Corso nació el 26 de marzo de 1930 en Nueva York y murió el miércoles 17 de este primer mes del año, el siglo y el milenio. Tenía setenta mil años y la muerte lo encontró en Robbinsdale, pueblo situado en el corazón de hielo de Minnesota. Ahora aprenderá a conducir, se alejará de la muerte y, montado en un yak con gorro de monje tibetano, se irá hacia las montañas que por fin encontró. Poeta beat, marino en mares noruegos, empleado, actor, convicto... pronto hallará al ángel ebrio que le dirá de memoria uno de sus versos escrito en los sesenta.
 


 
 

El yak loco

Observo cómo baten la última leche que de mí sacarán.
Están esperando a que muera;
Quieren hacer botones de mis huesos.
¿Dónde están mis hermanas y hermanos?
Aquel monje alto que pone la carga sobre mi tío tiene un gorro nuevo.
¡Y nunca había visto a semejante embozado como ese idiota estudiante suyo!
Pobre tío, se deja que le pongan la carga.
¡Qué triste está, qué cansado!
Me pregunto qué harán con sus huesos.
¡Y con su hermosa cola!
¡Cuántas agujetas harán!
Anoche conduje
un automóvil
Anoche conduje un automóvil
sin saber cómo conducir
sin tener un automóvil.
Lo conduje y arrollé
a personas que amo...
a 120 por hora en la ciudad.

Me detuve en Hedgeville
Y dormí en el asiento trasero
Entusiasmado por mi nueva vida.

 

Versiones de H. P. y L. Duck