"Morir de sed junto a la fuente": rescatar la historia para que no se repita

Minerva Armendáriz Ponce

El ser capaces de sentir profundamente cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo, fue la piedra angular que movió a muchos luchadores sociales de las décadas de los sesenta y los setenta, no sólo en nuestro país sino en casi toda América Latina, inspirados en los pensamientos de Ernesto Che Guevara, José Martí, Simón Bolívar y tantos otros revolucionarios que en su momento ofrendaron sus vidas en aras de un mismo ideal: liberar a sus pueblos del yugo imperialista que nos hace esclavos de intereses mezquinos e inhumanos que han sumido a las grandes mayorías en la miseria y la ignorancia, haciéndonos presa fácil de engaños y promesas.

Por fortuna, en mi familia tuvimos el honor de contar con uno de esos luchadores sociales, un verdadero revolucionario que fue congruente con sus ideales hasta el último momento y ofrendó su vida en la sierra de Chihuahua, al lado de otros jóvenes guerrilleros que cayeron víctimas de una emboscada-masacre, perpetrada por el ejército mexicano en agosto de 1968.

amentablemente estos hechos pasaron inadvertidos para la mayoría de la población, gracias a la censura gubernamental cuya consigna era asesinarlos a todos sin miramientos.
Mes y medio después hicieron lo mismo en Tlatelolco y así continuaron implementando esta practica durante más de dos lustros.

Ese es el México que nos tocó vivir, el México que nos tocó sufrir a todos los jóvenes que nos atrevimos a rebelarnos ante el atropello y la injusticia. Muchos quedaron en el camino y ahora nos corresponde a los sobrevivientes rescatar esa parte de la historia, compartirla y denunciarla con la esperanza de que esto no se vuelva a repetir.

Esa es la intención de un libro que está por publicarse "Morir de sed junto a la fuente", que contiene una recopilación de cartas, documentos y testimonios como modesta aportación de una ex guerrillera del Movimiento Armado Revolucionario (MAR), ex secuestrada, ex presa política en 1973 y hermana de Carlos David Armendáriz Ponce, guerrillero asesinado en la Sierra de Chihuahua el 23 de agosto de 1968.