DOMINGO Ť 25 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Casi hacen reventar la estructura del Metropólitan

Sorprenden los Flecktones en México

Por todos lados fue sorprendente. La noche del viernes 23 se realizó la primera presentación de Béla Fleck y los Flecktones en México, y las banquetas de Independencia, la calle del teatro Metropólitan, fueron las primeras en sorprenderse, al descubrir la invasión de playeras, gorras, vasos y caballitos tequileros con la imagen de estos músicos neoyorkinos. ƑQuién diablos pretendía vender esto y a quién?

Después, entramos a un teatro casi vacío. Ni modo. El mismo Julio Rivarola, empresario responsable de la aventura, comentaba días antes que no esperaba una gran asistencia, pero que la idea era empezar a crear un ambiente de jazz y música de vanguardia internacional en esta ciudad.

Pero la nueva sorpresa se fue dando lenta y contundente: el teatro se llenó en 90 por ciento. La gente estaba ahí en busca de la verdadera intensidad musical que lleva por rutas rara vez exploradas. Y se dio. Los banjos de Béla Fleck, el bajo de Victor Lemonte Wooten, los alientos de Jeff Coffin y el synthaxe drumitar de Future Man evidenciaron por enésima vez que el alma de un músico puede quedar atrapada en cada uno de sus discos, pero que no hay nada como verla liberada en un concierto.

Cuando los Flecktones aparecieron en el escenario y nos estrellaron en pleno rostro la energía de Earth jam, la estruendosa ovación de bienvenida guardó silencio para iniciar el viaje hacia donde tuvieran a bien llevarnos estos cuatro "desconocidos". El elemento funk se asomaba entre el virtuosismo más que evidente de los músicos, creando largos espacios de improvisación que se "repitieron" por más de dos horas.

Pronto nos dimos cuenta que, en efecto, todas las músicas inventadas y por inventar estaban latentes en la fusión que se daba esa noche. Las innegables raíces bluegrass de Béla saltaron del banjo en el segundo tema, pero sólo para dar paso a diálogos saltarines y juguetones entre los instrumentos. Fue entonces que tocó el turno a Victor Lemonte Wooten, y el escenario fue de él; comenzó con un solo de bajo percutido para pasar por los Bosques Noruegos de los Beatles, convirtiendo su instrumento en una orquesta mágica que llevaba melodías, acordes y bases rítmicas de manera inverosímil. Si hiciéramos una evaluación con base en la intensidad de los aplausos, Victor se llevó la noche.

En su momento, Future Man combinó el synthaxe drumitar, instrumento de su invención (parte batería, parte guitarra y parte sintetizador), con un solo de percusiones étnicas, tarolas y platillos. Se creó un ritual aparte en medio del recital.

Ante el riesgo de que reventara la estructura del Metropólitan, los Flecktones volvieron a salir para el encore de rigor, Hoe down, un tema clásico de Aaron Copland. Al salir nos llevamos en el morral uno de esos recitales que, como la primera madriza de la adolescencia, jamás se olvidan. (Antonio Malacara)