El Departamento de Estado de Estados Unidos censuró esta semana la política del gobierno mexicano hacia los pueblos indígenas, los cuales, dijo, padecen "discriminación, represión y marginación".

 En su informe anual sobre derechos humanos, el Departamento de Estado señaló que durante el régimen de Ernesto Zedillo ?hoy funcionario de una empresa de ferrocarriles gracias a su política de privatización? el respeto a las garantías individuales constituyó "un serio problema".

El informe vino a confirmar lo que, grosso modo, los lectores estadunidenses de prensa han leído en los últimos días sobre la marcha zapatista. Aquí una selección:

"Los rebeldes zapatistas mexicanos marchan hacia el norte del sureño Chiapas este fin de semana con el fin de hacer la paz en la capital. La marcha... es la mejor oportunidad para que un nuevo México agrupe a sus innumerables sectores por primera vez en cinco siglos.
"Cuando los zapatistas se reúnan con el Congreso mexicano democráticamente elegido no deben esperar que los acuerdos (de San Andrés) sean aprobados automáticamente. La verdadera paz en Chiapas no llegará hasta que la desigualdad étnica que ha caracterizado a México durante siglos termine. Esto va a requerir de valor congresional y paciencia zapatista". (Los Angeles Times, editorial, 23 de febrero de 2001)

Sobre Vicente Fox: "Su lenguaje y sus acciones marcan un cambio de la política gubernamental anterior que prácticamente ignoraba a los rebeldes, quienes no representan ninguna amenaza militar, pero galvanizan el apoyo nacional e internacional hacia los pueblos indígenas". (Los Angeles Times, 25 de febrero)

"Ante la multitud, Marcos parece más poeta que un líder rebelde". (Los Angeles Times, 26 de febrero)

En The New York Times se leyó que los rebeldes esperan despertar un tipo de interés y entusiasmo hacia su causa similar al que tuvo la marcha de 1963 para el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos: "Los rebeldes esperan unir a gente de distintos ámbitos para presionar por nuevos derechos para los 10 millones de indígenas".

"Sin embargo ?continúa el artículo? el líder enmascarado no es ningún Martin Luther King (...) La delegación zapatista también carga con el estigma de la violencia" (25 de febrero).

Los zapatistas cumplieron con una promesa que habían hecho hace siete años: ir a la capital del país (en alusión a la declaración de guerra). (The Dallas Morning News, 26 de febrero)

"... El viaje de los rebeldes parece más una gira de conciertos que una marcha política... Analistas dicen que hay un punto serio: Marcos, señalan los analistas, quiere llegar a la capital como el líder evidente de un movimiento unificado indígena y como alguien apoyado por la mayoría que tiene la sangre mezclada, o sea, de los mestizos". (Houston Chronicle, 26 de febrero)

Los errores. En la información de la agencia AP del 26 de febrero se lee: Fox "ha cerrado algunas bases militares; los zapatistas quieren que cierre todas".

El diario Chicago Tribune comete el mismo error de decir que los zapatistas quieren que Fox cierre todas las bases militares, en vez de las tres posiciones restantes de las siete que originalmente pidieron en sus "tres señales".

Los periódicos Houston Chronicle y San Francisco Chronicle retomaron esa información.

Marcos, superestrella. "En todos lados, el líder enmascarado de la pipa ha sido recibido como estrella de rock entre gritos de Marcos, Marcos, Marcos.

"A pesar de que Fox ha hecho concesiones a los rebeldes, no ha tenido éxito en regresarlos a los diálogos de paz". (The Washington Post y CNN con información de la agencia Reuters, 26 de febrero).

"Marcos fue recibido como estrella de rock, entre gritos y porras". (Chicago Tribune, 26 de febrero)

La paz publicitaria. Varios periódicos, como el San Francisco Chronicle, informan que Marcos ha hecho énfasis en que el gobierno está "haciendo una campaña publicitaria para forzar a los rebeldes a firmar un acuerdo de paz que hiciera quedar bien a Fox sin lograr los fines de los indígenas" (24 de febrero).

La inhabilitación del ex futbolista y ex director de Promoción Deportiva del gobierno del Distrito Federal, Carlos Albert, quien por 25 años no podrá ocupar puestos públicos locales, opacó la sanción que por un año recibió el ex delegado en Iztapalapa, Elio Villaseñor.

La Contraloría del DF decidió sancionar a Villaseñor por haber firmado en blanco formatos para clausurar comercios.

El ex funcionario ?que salió de la delegación diciéndose víctima de una conjura perredista? sostuvo que firmó los formatos debido a que se encontraba en el hospital y con el fin de que no se detuvieran los operativos contra los giros negros (La Jornada, 1o. de marzo de 2001).

"Siempre he actuado de frente y con honestidad frente a la sociedad civil", dijo.

Los motivos de la sanción no fueron sorpresa para nadie: "La Contraloría detectó que el año pasado la delegación pagó un curso de computación que nunca fue impartido; que el ex subdelegado administrativo, a nombre de Villaseñor, aparentemente efectuó un convenio verbal para indemnizar con 3 millones de pesos a una empresa contratista, y se descubrió que el delegado solía firmar en blanco órdenes de clausura y revisión", se escribió en Masiosare el 18 de abril de 1999.

Y también: "Las pesquisas incluyen el rastreo de 300 mil pesos que la subdelegación de Desarrollo Social habría entregado, en septiembre y octubre pasados, a Antorcha Campesina, como apoyo para sus campamentos en la delegación".

"El dinero, señalan quienes conocen la investigación, fue a dar al plantón que Antorcha tiene en el Zócalo".