MARTES Ť 6 Ť MARZO Ť 2001

Ť Ratifica líder religioso la orden de demolición; prohibido el acceso a la prensa en Bamiyán

Milicias talibanes han destruido 25% de las estatuas gigantes de Buda

Ť Fracasa el enviado de Unesco en su intento de disuasión Ť Condena internacional a la medida

REUTERS, AFP, AP Y DPA

Kabul, 5 de marzo. Las milicias talibanes destruyeron ya 25 por ciento de las estatuas gigantes de Buda en Bamiyán, en el centro de Afganistán, informaron hoy fuentes oficiales, mientras el líder máximo del movimiento integrista Talibán, mulá Mohamed Omar, manifestó su "orgullo" por su decisión de ordenar la destrucción de todas las estatuas preislámicas del país, pese a la condena internacional.
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El enviado especial de la Unesco, Pierre Lafrance, reconoció su fracaso al intentar disuadir a los talibanes, que dominan 90 por ciento del territorio afgano. Lafrance regresó a Pakistán después de entrevistarse el domingo con el canciller talibán, Wakil Ahmad Mutawakil, en el bastión talibán de Kandahar y le presentó "algunas ideas" para detener la destrucción pero, agregó, "no fui capaz de persuadirlos".

El embajador afgano en Islamabad, Abdul Salam Zaeef, informó que "ayer, 4 de marzo de 2001, el Talibán comenzó a demoler las estatuas en Bamiyán" con materiales explosivos. Citado por la agencia afgana Aip, Zaeef indicó que "las explosiones causaron la voladura de la cuarta parte de las dos estatuas", pero dijo desconocer el avance de la demolición debido al feriado musulmán de Eid al-Adha (festividad del Sacrificio), que comenzó este lunes y concluirá el viernes en Afganistán.

Difícil verificar información

En un mensaje radial, el mulá Omar ratificó la orden de destruir todas las estatuas preislámicas del país, incluidos los Budas de Bamiyán de 36 y 54 metros de altura, tallados hace más de mil 500 años en un acantilado y declarados Patrimonio de la Humanidad. Según fuentes extraoficiales las estatuas no sufrieron grandes daños, pero no es posible verificar la información, ya que los periodistas extranjeros no pueden ingresar al lugar, situado a unos 140 kilómetros de Kabul.

Para Omar "es incluso un orgullo" continuar con la desaparición de las estatuas preislámicas,  y sostuvo que éstas sólo representan uno por ciento del patrimonio histórico afgano, "y 90 por ciento de ese uno por ciento  fue objeto de pillaje" antes de la llegada de los talibanes al poder en 1996 y, agregó, "ahora que destruimos los falsos ídolos, el mundo dramatiza".

El mulá pidió a los musulmanes de todo el mundo no sumarse a "la voz de los infieles" y acusó a la BBC de Londres y medios occidentales de impulsar una "guerra contra el Corán". Asimismo, rechazó en forma implícita la solicitud de algunos países ?Estados Unidos, India y Grecia? de comprar las estatuas para conservarlas al preguntar a los afganos: "¿prefieren ser llamados destructores de estatuas o vendedores de estatuas?"
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Hace una semana el mulá Omar ordenó la destrucción de las estatuas alegando que eran contrarias al Islam. Algunos afganos comunes, e incluso funcionarios talibanes, sostienen que los monumentos y estatuillas deben ser conservados porque ya nadie les rinde culto. Sin embargo, analistas estiman que dar marcha atrás en el decreto causaría divisiones en las filas talibanes.

Poco antes del mensaje del dirigente talibán, el clero islámico afgano le solicitó no ceder a las presiones internacionales porque "ellos (los no musulmanes) desean desviarnos de nuestra firme responsabilidad y nosotros pedimos aquí que la política de destruir las estatuas siga adelante".

El subjefe del consejo gobernante de Afganistán, el mulá Mohammed Hassan Akhund, declaró en la mezquita de Kabul que "estamos cumpliendo la orden sin ningún temor. Estamos destruyendo las estatuas. El Islam dice que es tan malo vender los Budas como preservarlos".

Y mientras el enviado especial de la Unesco confió en regresar a Afganistán al finalizar la festividad del Sacrificio, Estados Unidos pidió a los talibanes no destruir el legado histórico y aliviar la crisis humanitaria que afecta a los afganos debido a una sequía.

Críticas del Vaticano

Japón, donde 80 por ciento de la población es budista, de acuerdo con Reuters, amenazó con suspender su ayuda financiera a Afganistán, mientras L'Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano, calificó la decisión de los talibanes como un producto "demente del extremismo fanático".

En Teherán el presidente iraní , Mohamed Jatami, se pronunció contra la decisión "inhumana y violenta" de los talibanes y aseguró que "no puede justificarse en nombre del Islam".

Tailandia también se sumó a las condenas, mientras en Nueva Delhi militantes de la organización integrista Vishwa Hindu Parishad (VHP, Foro Mundial Hindú) arrancaron y quemaron hojas del Corán, el libro sagrado musulmán, y exigieron a los musulmanes indios que condenen la acción talibán.

El secretario general del VHP, Champat Rai, advirtió que "nadie debe intentar oponerse a cualquier reacción que pueda producirse en India frente a lo que están perpetrando esos talibanes", lo que hace temer que se reaviven las tensiones con los musulmanes indios.

Analistas consideraron que los talibanes "deben estar contentos de mostrar que el mundo se moviliza más por estatuas que por la gente que muere en los campos para desplazados por una guerra interminable y una sequía sin precedentes".

A todo esto, Juan Pablo II visitará la mezquita de los Omeyas para orar junto con el muftí sirio, jeque Ahmed Kaftaro, durante un viaje que realizará a Damasco en mayo próximo, informó hoy el vicario patriarcal greco-católico Isidoro Battica.

Esta será la primera ocasión que un Papa entra a una mezquita, y la primera también que cristianos y musulmanes orarán juntos. Karol Wojtyla "dirigirá la oración por el lado cristiano, y el muftí por el lado musulmán", agregó Battica.