LUNES Ť 12 Ť MARZO Ť 2001

Javier González Rubio Iribarren

La paz no es para las televisoras

El 11 de marzo del 2001 será una fecha histórica por muchas razones. Entre ellas la recordaremos como el día en que las televisoras de México pretendieron negar, una vez más, la realidad nacional que incomoda a sus dueños y a los intereses que representan. Desafortunadamente en el mismo costal hay que meter a Canal 11 y a Canal 22, pues desaprovecharon una gran oportunidad para comportarse, por una vez, como televisoras de Estado al verdadero servicio de la sociedad mexicana.

En cambio, tres estaciones de radio -Formato 21, Radio 13 y Radio Red- asumieron su responsabilidad social, el ejercicio periodístico y transmitieron, cada una desde su óptica, pero al menos en vivo, lo que acontecía en la marcha y en el Zócalo capitalino. Estas estaciones incluso se vieron presionadas por su propio auditorio, y respondieron con eficacia y responsabilidad, para elevar la calidad de la cobertura.

Televisa y Televisión Azteca unieron un poco de esfuerzo para transmitir un manipulador y mediocre concierto por la paz al que dedicaron cinco horas, y desde dos semanas antes saturaron a la audiencia con la campaña para promoverlo. Cuando llegó la hora de la verdad, de transmitir el mitin más importante del México contemporáneo que logró la más grande concentración de personas en la historia del Zócalo de la ciudad de México, simplemente huyeron, mostraron el poder de la fuerza de su indiferencia. Pero tampoco estaban Canal 40 ni MVS, pues sus intereses no se los permiten.

A lo largo de la marcha indígena por la dignidad, la cobertura de los grandes grupos televisivos ha sido menor, evitando en todo momento que se aprecien las concentraciones, los apoyos a los zapatistas, evitando la voz del subcomandante Marcos. Su cobertura ha sido simplemente para cubrir el expediente. Mejor librado en ese aspecto, hay que decirlo, ha quedado Canal 40.

Televisa estuvo ausente del gran mitin en el Zócalo en 1968 durante el movimiento estudiantil, evitando, como deseaba el gobierno, dar información fidedigna sobre un movimiento que, el tiempo lo demostró, hizo profundos surcos en el camino democrático de México.

Televisa e Imevisión estuvieron ausentes en el gran mitin que celebró Cuauhtémoc Cárdenas en su primera campaña, en 1988, cuando se le cerraban todas las puertas de los medios electrónicos.

Y ahora, Televisa, Televisión Azteca, MVS y Canal 40 hicieron presente su ausencia en el mitin "de la séptima llave", como lo llamó el subcomandante Marcos, un mitin realmente por la paz desde cualquier ángulo que se le mire, un mitin por la dignidad de los indígenas, de los pobres, de los humillados de este país, en el que los oradores pidieron sencillamente un México de justicia y de derechos. El mitin que, a siete años de iniciado el movimiento zapatista, mostró la llave para abrir la puerta de la justicia a los indígenas.

No aprenden y no entienden. Sus ausencias anteriores no menguaron en lo más mínimo el significado de los eventos y los hechos que no quisieron cubrir en su afán histórico de ser obsecuentes con el gobierno.

Evidentemente la libertad permite escoger, decidir, y con más razón un empresario ordena lo que quiere y lo que no en su empresa y a quien obedecer o a quien servir. Los dueños de los medios electrónicos más poderosos del país decidieron ponerse del lado del silencio en un día histórico en México. A cambio, reportajes y opiniones de todos aquellos cuyo protagonismo no tiene límites y por ello mismo acusan a Marcos y al EZLN de exceso de protagonismo. Llenaron espacios con verborrea y no quisieron transmitir la verdad de un Zócalo repleto, de voces ofreciendo la paz y la mano a cambio del respeto.

Así se comportan las televisoras que exaltan la democracia y la libertad de expresión. Pero lo más interesante es que la soberbia comete equivocaciones y con sus métodos de investigación del dios rating podrán saber la molestia y la indignación de la sociedad ante ese silencio.

Pero también Canal 11 y Canal 22 exhibieron su pobreza imaginativa y su falta de responsabilidad. Al saber que las otras televisoras no harían ninguna transmisión, ambos canales pudieron haber llenado parcialmente ese vacío. Canal 22 optó por unas cápsulas intrascendentes, y precisamente cuando la caravana zapatista ya estaba en el Zócalo anunció su siguiente breviario informativo cuando todos los discursos hubieran pasado, una hora y media después.

Difícilmente habrá otra oportunidad para aplicar lo que han llamado ciudadanización de la cultura, sin saberlo explicar. Su responsabilidad es también mayor porque son, ante todo -o debieran ser- televisoras de la sociedad. Radio UNAM y Radio Educación tampoco entendieron la importancia de su trabajo en un día así.

Recordaremos el 11 de marzo como el día en que los zapatistas llegaron a la ciudad de México otra vez y las televisoras y la mayoría de las radiodifusoras se fueron de fin de semana. ƑEl presidente Fox creerá que así le ayudan o entenderá que ellas le están mostrando sus verdaderos rostros? ƑQuién en su gabinete comprende realmente las funciones que deben cumplir el 11 y el 22? El hecho de ser canales culturales no los exime de la responsabilidad incumplida el 11 de marzo del 2001.