Lunes en la Ciencia, 26 de marzo del 2001



 

Triquiñuelas y otras artes del científico mexicano

La ciencia impropia

Horacio Rivera

En diciembre del 2000 los editores de las prestigiadas revistas The Lancet y British Medical Journal, junto con el presidente del Committee on Publication Ethics (www.publicationethics.org.uk), publicaron una nota conjunta señalando la lentitud de las autoridades británicas para reaccionar ante la propagación de la conducta científica impropia (British Medical Journal 321: 1485, 2000).

Entre otros puntos, estos académicos destacan la diferencia de 20 años en ese aspecto entre Gran Bretaña y EA. Simultáneamente, un comentario en la revista Nature (408:629, 2000) subraya nuevamente la disposición gubernamental en EA de que las instituciones que reciben fondos de los institutos nacionales de salud (NHI, por sus siglas en inglés) deben obligatoriamente entrenar a su personal académico y de laboratorio en la "conducción responsable de la investigación".

Entre los cursos que dicho personal tiene que tomar se mencionan la ética científica, el trabajo con humanos y animales, los conflictos de interés y los criterios de autorías.

Pregunto Ƒcuántos decenios tendrán que pasar para que en México ocurra algo similar?, a no ser que el encubrimiento oficial tan exitoso hasta ahora culmine en un decreto de que tal conducta impropia no existe en nuestro país. Así, los impolutos científicos nacionales harían suyas las palabras de Díaz Mirón: "hay aves que cruzan el pantano y no se manchan... y mi plumajes es de esos" y al mismo tiempo rebatirían la bien ganada fama de corruptos que tenemos los mexicanos.

A pesar del burdo solapamiento oficial, sí se han hecho públicas algunas faltas a la ética científica cometidas por destacados académicos (sic) y otras por investifadores menos prestigiados.

etica cientifica Por ejemplo, yo he señalado las artimañas de A) aplicar el criterio del chicharronero para designar autores y construir un currículo "respetable" y monumental (Arch Med Res 27: 587, 1996); B) republicar material protegido por copy right sin la autorización editorial requerida (Am J Med Genet 86: 88, 1999), y C) presentar en periódicos para legos resultados de "investigaciones científicas" en lugar de publicarlos en revistas académicas (Público, Correo, 04/07/98), entre otras triquiñuelas (e)meritorias (La Jornada, Lunes en la Ciencia, 06/12/99).

Subrayo que tales señalamientos no sólo han sido impotentes ante la avasalladora vigencia de la ley de Herodes, sino que son descalificados por provenir de un misántropo y resentido incapaz de comprender que la clave es agandallar con honorabilidad.

Parece, por tanto, pertinente recordar aquí que "los investigadores senior tienen una responsabilidad especial en la asignación propia de los créditos" (CK Gunsalus, Science 276:335, 1997) y que "tanto los jóvenes como los viejos investigadores pueden mostrar una conducta científica impropia; la única diferencia es que la actitud de los viejos es la que se emula" (D Rennie, Science 268:1711, 1995).

Espero contra toda esperanza que la propuesta de incluir la instrucción formal en ética científica al menos en los posgrados en salud sea escuchada en el Foro sobre Enseñanza e Investigación en Salud y que Conacyt exija dicha instrucción como requisito para incorporar o mantener un posgrado en el padrón de excelencia y para otorgar financiamientos. Quizás así pueda moderarse el ímpetu de los aprendices ilustrado por la frase de una joven postdoc europea: "mis ambiciones son mayores que mis destrezas técnicas y científicas" (Nature 397: 640, 1999).

El autor es coordinador del Doctorado en Genética Humana, del Instituto Mexicano del Seguro Social-Universidad de Guadalajara

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