LUNES Ť 2 Ť ABRIL Ť 2001

De monstruos y prodigios concluye su exitosa temporada en El Galeón

Los castrati, esos ángeles falsos

ANGEL VARGAS

De monstruos y prodigios. La historia de los castrati, la exitosa puesta teatral de Claudio Valdés Kuri con la que se reinauguró en noviembre la Unidad Artística y Cultural del Bosque, concluyó anoche su temporada en México y ahora se alista para efectuar una gira por América y Europa.

Estrenada en España, donde participó en diversos festivales, la obra se mantuvo durante cinco meses en el teatro El Galeón, con llenos totales en cada una de sus funciones; de hecho, las últimas dos semanas las localidades se agotaron con varios días de antelación.

De estructura poco convencional, escenificada a la manera de una conferencia, De monstruos y prodigios tuvo su origen a mitad de teatro-monstruos-4los noventa, como parte de una inquietud conjunta del propio Valdés Kuri y Javier Medina, integrante del grupo Ars Nova y uno de los pocos sopranistas naturales que existen en el mundo.

La idea de ambos, rememora el joven director teatral, era en primer momento hacer un concierto con obras escritas para castrati, pero el material documental y musical recabado fue tal que el proyecto creció no sólo a una obra de teatro, sino también a un ciclo de conferencias, un programa radiofónico y el monólogo teatral ¡Al agua, sirena¡

Con un elenco integrado por Mario Iván Martínez, Hernán del Riego, Javier Medina, Luis Fernando Villegas, Kaveh Parmas, Antonio Duque, Miguel Angel López y el caballo Campeador, la puesta conjugó música y teatro para contar de manera cronológica la historia de esos "ángeles falsos", los castrati, aquellos cantantes italianos surgidos en el barroco y desaparecidos en los albores del siglo XX, quienes, previo a su pubertad, eran mutilados de sus testículos para preservar el registro vocal de soprano o contralto.

''Contamos la fascinante y dramática historia de un fenómeno que sólo se pudo presentar durante esa época, el barroco, cuando no existían los derechos del hombre y se podía sacrificarlo todo en aras del arte u otra cosa. Es la historia del teatro, la música y también de las ideas del hombre", explica Valdés Kuri.

"El barroco fue un parteaguas del cambio de la humanidad y los castrati son la expresión máxima de la época, el exceso total que se hizo 'a favor' del arte; nunca el humano había llegado a tal osadía a favor de la belleza. Fue un exceso que plantea una dialéctica muy fuerte, porque considero que los castrati han sido el único mito real creado por la mano del hombre y, con la desaparición de ellos, murieron todos los mitos también".

Castraciones milenarias

Si bien la primera mención oficial de estas voces se remonta al siglo XVI en el Coro de la Capilla Sixtina, en Roma, la presencia de seres deliberadamente privados de sus testículos es casi tan antigua como la historia de la humanidad, aunque los fines eran otros a los estéticos.

Según apunta el cantante Javier Medina, en una investigación inédita apoyada por el Fonca, la Biblia consigna que en los tiempos del rey David la práctica de la castración se realizaba por los pueblos victoriosos hacia sus vencidos para evitar con esto su reproducción y así terminar con la raza.

"Quizá fueron los persas los primeros en utilizar la eviración (quitar lo viril), pero es muy impreciso, porque observando el idioma hindú, para llegar de la palabra sastram (cuchillo) a castrar tan sólo hay que cambiarla un poco. Además, en China había un gusto muy marcado hacia los jóvenes varones con aspecto femenino y se negoció con ello grandemente", apunta Medina.

En la cultura árabe, explica el sopranista, "los 'guardianes del lecho' del harén del sultán debían ser por ley castrados, y tomando en cuenta que tenía una organización musical muy bien estructurada, además de que durante su ocupación en los reinos españoles Ťteatro-de-monstruos-jpgdejaron una huella que no se borrará jamás, pues se explica de dónde salieron los primeros sopranistas que ingresaron al coro del Vaticano, ya que el primer eunuco reconocido y aceptado como soprano en la capilla Sixtina fue español".

La extirpación de las glándulas gónadas ?denominación técnica de la castración? fue práctica común en la Roma antigua, donde no sólo se comercializó con eunucos de Africa y Asia, sino que algunos sacerdotes realizaron también el sacrificio.

La Iglesia (en sus vertientes católica, romana y ortodoxa) condenó desde sus inicios esta práctica, pero "cierto es que se mantuvo muy al margen cuando fueron ampliamente solicitados (los castrados) para engrosar las filas de sus coros y aún en los ejércitos, como el caso del eunuco Narses, quien al ser de los más valerosos soldados, fue promovido al cargo de general del Imperio de Bizancio".

Pero no fue propiamente sino en los pueblos de religión ortodoxa ?según las indagaciones de Medina? donde comenzó la incursión de los castrados en la música. "Al descubrir en la voz de estos muchachos un 'misterioso encanto' comenzaron a utilizarlos en el servicio de sus templos, escudados tras lo escrito por San Pablo, donde según la primera Carta a los Corintios Capítulo XVI, versículo 34, se lee: 'Como en todas las Iglesias de los Santos, es que las mujeres callen en reuniones, pues no les es permitido tomar la palabra'".

Toda Europa medieval resultó afectada por el fenómeno de la castración, pero no siempre desde el punto de vista puramente musical, ya que aunque servía para torturar a criminales y violadores, algunos se valían de ella para "curar" ciertos males como la lepra, la locura, la epilepsia, la gota, algunas enfermedades inflamatorias y hasta la hernia.

Esas fueron, en muchas ocasiones, las justificaciones a las que aludieron los padres italianos para sacrificar a uno de sus hijos durante la época dorada de los castrati, con la esperanza de mejorar el nivel de vida de la familia.

"El periodo entre 1575 y 1625 es muy significativo como resultado del avance musical: a la par del nacimiento de la ópera, se da la aceptación de los primeros cantantes castrados 'oficiales'. Con esto quedó marcado el futuro de la música. Como vimos, al estar clausurada la entrada de las mujeres a los coros y escenarios pontificios, esta sublime voz es descubierta por los compositores, quienes dieron rienda suelta a su creatividad enfocándose en la música sacra y posteriormente en la ópera. "Estos intérpretes algunos de ellos odiados por sus caprichos pero amados por su hermosa voz y calidad interpretativa, reinaron hasta la Ilustración, con la cual poco a poco son excluidos y repudiados por la sociedad hasta la salida del último castrado, en 1913, cuando il angelo di Roma, Alessandro Moreschi, fue retirado de su cargo como director de la Capilla Sixtina, y muere en 1922".

Dulzura de niño, agilidad de adulto

El encanto de este tipo vocal, que dominó la ópera seria italiana entre 1650 y 1750, radicó en su gran volumen y agilidad: combinaba la dulzura de la voz de niño con la fuerza del adulto; tenía un extraordinario control de la respiración por el pequeño teatro-monstruostamaño de la laringe y la desproporcionadamente grande capacidad pulmonar. Entre los famosos que se recuerdan, bien por sus voces o por sus excesos, están Farinelli, Gaetano Majorano (Caffarelli) y Domenico Cimarosa

La castración era una práctica que rindió muy pocas veces resultados exitosos: muchos de los niños murieron, o bien, un alto porcentaje resultó inútil para el canto por poseer una voz nada agradable para el oído.

El sexólogo Eusebio Rubio explica que la extirpación de los testículos (o testigos) es una práctica que se mantiene hasta la fecha, si bien sólo en tres situaciones: por la aparición de tumores malignos, un accidente y el transexualismo. Aunque hasta los años 50 y 60 del siglo XX también se le utilizaba en algunos países como una forma de control para los agresores sexuales.

Aclara que la distancia entre un transexual y un castrato es abismal, porque mientras el primero se somete de manera voluntaria a una cirugía y tratamientos psicológico y médico con el fin de ajustar un trastorno de identidad, el segundo no pudo elegir y fue condicionado a un tipo de vida muy distinto al que le correspondía.

Fundador de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual y actual secretario general de la Asociación Mundial de Sexología, apunta que los efectos de la castración no son los mismos antes de la pubertad y después de ella.

Del primer caso, señala que, como aún no se ha presentado el desarrollo hormonal, las manifestaciones son evidentes sobre todo en los caracteres secundarios, ya que la ausencia de la testosterona impide el cambio de voz y la salida de barba, además de repercutir en la distribución de la grasa y el desarrollo correcto de los músculos.

Agrega que hay, además, un efecto desconocido por la mayoría de la gente, el cual se presenta en los discos de crecimiento epifisiario y que se traduce en una estatura anormal del cuerpo: "con las hormonas en la pubertad estos discos tienen una especie de sellado y los huesos dejan de crecer. Cuando no hay hormonas o se presenta una disfunción en ellas, estos discos no sellan y el crecimiento se da de manera desordenada; lo monstruoso es para mí la idea acertada".

Lo anterior explica por qué gran parte de los castrati tuvieran una apariencia deforme: algunos de ellos llegaron a medir mas de dos metros, tenían extremidades muy largas, un cuello muy pronunciado, cabeza pequeña y cara de niño.

Contribuciones a la ópera

Según musicólogos, críticos y creadores mexicanos, como Aurelio Tello, Karl Bellinghausen, Antonio Robles Cahero, Antonio Corona, Lázaro Azar y Sergio Vela, los castrati son una presencia trascendental para la historia y el desarrollo de la música mundial.

"Fue una práctica que contribuyó enormemente al desarrollo estilístico de la ópera barroca y al de la ópera seria. Su contribución está en el enorme cúmulo de papeles escritos ex profeso por grandes compositores, como Haendel, Gluck y el mismo Mozart; y por otra parte, en términos sociológicos, al haber causado una conmoción cultural, casi diríamos erótica también, que permitió que la ópera se arraigara en el gusto de la gente durante el siglo XVIII", indica Vela, opinión que comparte Azar, quien enuncia:

"En términos morales la presencia de los castrati fue una crueldad. Es un caso como en el que algunas personas compran ruiseñores y los cegan porque estos pájaros en la oscuridad cantan más".

Ambos especialistas, al igual que Tello, coinciden en que estos cantantes fueron las primeras grandes stars del mundo de la música, tal y como las que conocemos ahora. "De algún modo, los castrati prestigiados se convirtieron en las primeras estrellas mimadas de la sociedad; se les brindaba todo tipo de satisfactores materiales para agradecer su desempeño artístico y quizá, también, para contrarrestar un poco la atrocidad cometida en sus cuerpos infantiles".

Abundan que si bien los castrati desaparecieron, los grandes monstruos de la música llegaron para quedarse. Pues hasta la fecha a muchos cantantes y artistas de diversos ámbitos se les rinde un tributo desmedido, y se les permite incluso cualquier capricho y hasta atrocidad, con tal de oírlos o verlos, como botón he allí los casos de Luciano Pavarotti y Michael Jackson. "Las formas cambiaron pero el fondo no".

Castratis en el mundo hispano

Aunque hay casi una nula investigación al respecto, el mundo novohispano no fue ajeno a la presencia de los castrati o capones en Ťteatro-monstruos-y-prodigisu territorio. Aurelio Tello informa que, en la Nueva España, la iglesia de la ciudad de México contó, durante el siglo XVII, con un cantante capón, cuyo nombre y demás datos se desconocen; y que en el Perú existió, también en esa centuria, un cantante castrato cuyo nombre fue Francisco de Otal:

"La práctica de la castracción era común en todo los dominios hispanoamericanos y no sólo en Italia. Ni la Nueva España ni el Perú ni Bogotá ni las demás ciudades de importancia fueron ajenos a esto. Lo que sucede es que no hay estudios más profundos y desconocemos gran parte de esta historia. Por ejemplo, en Oaxaca hubo un cantante de origen zapoteca, Manuel Baltazar de Acevedo, que en 1742 fue contratado como contralto en la Capilla Musical de Oaxaca, pero ignoramos si su voz era natural o de falsete".

Datos del propio musicólogo y de Sergio Vela confirman que los castrati italianos también estuvieron presentes en los teatros de nuestro país, al ser parte de los elencos que traían las compañías de aquella nación europea.

En la actualidad ya no hay cantantes castrati por intervención quirúrgica, pero sí de tesituras muy similares por causas de tipo endocrinológico. Cuando menos se sabe del caso de Javier Medina y de un intérprete francés, así como de un joven estudiante mexicano de la Escuela Superior de Música.

Una tesitura de voz semejante, empero, se ha logrado mediante la disciplina técnica por los llamados contratenores, si bien su voz es normal y logran los tonos agudos merced a lo que se conoce como falsete. En México, Héctor Sosa ejerce la tesitura de contratenor en conciertos programados por las diversas instituciones culturales.

De regreso con la obra de Monstruos y prodigios, su director y parte del elenco se apremian para partir rumbo a Venezuela, donde participarán en abril en el Festival Internacional de Caracas, y de ahí asistirán a Bélgica al Kundstend des Arts (Festival del Artista), luego al Festival de Miami y, por último, al recién iniciado Festival Hispano en Nueva York.

Aún se contempla la posibilidad de hacer una gira por la República Mexicana. Lo que es un hecho, por lo pronto, es que en la ciudad de México acabó de forma definitiva su temporada.

Claudio Valdéz Kuri considera que su fin aquí llegó y la vida que calcula para su obra no excede el año y medio. Esto, porque es de la idea de que "cuando un proyecto ha cumplido su objetivo de decir lo que tenía que decir, por más exitoso que sea, no hay que forzarlo, porque se desgasta".

Lo que todavía le resta al joven director, quien se inició exitosamente con la puesta de Becket o el honor de Dios, es dictar --el miércoles próximo, a las 20:30 horas, en el Teatro El Galeón-- la última conferencia del proyecto, la cual consistirá en un recuento de lo que implicó la puesta en escena de De monstruos y prodigios. La historia de los castrati, considerada por la crítica entre las mejores obras del 2000 y la cual en un futuro próximo podrá ser vista por televisión merced la grabación que hizo Canal 22.