DOMINGO Ť 15 Ť ABRIL Ť 2001

FUSILERIAS

Alfredo C. Villeda

Eco y el hipertexto


CUANDO UMBERTO ECO presentó El nombre de la Eco rosa, en 1980, un crítico aventuró una hipótesis: esa ''obra perfecta" sólo podía haber sido concebida mediante una computadora, que habría elaborado la novela con un proceso informático alimentado con datos vaciados en su disco duro. El escritor de Piamonte respondió: ni siquiera sé usar el procesador de palabras. No tengo ordenador.

LA NARRATIVA HIPERTEXTUAL, dice ahora Eco, puede educarnos en la libertad y la creatividad, pero eso no es todo. Los relatos ''ya hechos" también nos enseñan a morir, y esa instrucción en torno del destino y la muerte es una de las funciones principales de la literatura.

EN UN ENSAYO sobre los e-books, publicado en Magazine Litteraire, el autor descarta pronunciarse contra el libro electrónico, si bien prefiere leer una obra en papel antes que enfrentarse a La divina comedia en una pantalla de cristal líquido. ''Sé que existe una generación de hackers que sin haber leído un libro en su vida, ahora, gracias al e-book, aprecian El Quijote. Tanto ganado para su espíritu, tanto perdido para su vista".

ƑPARA QUE SIRVE este bien inmaterial que es la literatura?, se pregunta. En primer lugar, mantiene la lengua como patrimonio colectivo. La lengua va adonde quiere y ningún decreto de arriba, ni académico ni político, puede detener su marcha. Sí, va adonde quiere, pero es sensible a las sugerencias de la literatura.

EL MUNDO DE la literatura, expone Eco, autoriza proposiciones que no pueden ser puestas en duda, y nos ofrece un modelo, imaginario tanto como se quiera, de verdad, de verdades hermenéuticas. Pero ahora se dice que los personajes literarios están en riesgo de ser evanescentes por la inventiva libre a partir de Internet.

EN LA RED hay programas con los que se pueden escribir historias colectivas, cuya evolución es posible modificar hasta el infinito. Y si eso es factible con un texto entre amigos virtuales, por qué no con textos literarios ya existentes. Se podría entrelazar personajes como Ana Karenina, Caperucita Roja, Scarlett O'Hara, Emma Bovary, Alicia en el País de las Maravillas y Pinocho. ƑEstaría mal? No, dice Eco, porque ya la literatura lo ha hecho (Mallarmé, los surrealistas, Queneau, la Segunda Vanguardia).

ALGUIEN HA DICHO que al jugar con mecanismos hipertextuales, se escapa a dos formas de represión: la obediencia a aventuras decididas por otro y la condena a la división social entre los que escriben y los que leen. ''Eso me parece una estupidez", señala Eco, aunque es seguro que jugar de manera creativa con los hipertextos, modificando historias, quizá sea una actividad apasionante, muy cercana a la jam session, pero jamás podrá sustituir la verdadera función de la literatura.