MIERCOLESŤ 18 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Con esto se venderá más el libro, bromea el escritor

Es Abascal el que necesita leer a Cicerón y educarse: Fuentes

Ť El secretario del Trabajo, sin derecho a decidir sobre las lecturas de una escuela, considera el autor de Aura 

RENATO RAVELO

Para Carlos Fuentes, un padre de familia, como Carlos Abascal, tiene "pleno derecho de decidir sobre los libros que una de sus hijas lea, pero no tiene derecho alguno de decidir sobre las lecturas y el currículum de una escuela secundaria".

Ese derecho "no le pertenece", señala el escritor cuya novela Aura fue causal de una molestia del secretario del Trabajo con la maestra Georgina Rábago. Esta reacción llevó al Instituto Félix de Jesús Rougier a levantar tres actas administrativas por desacato a las disposiciones de la dirección, y una más, la última, por supuesto maltrato a las alumnas, aunque ninguna de las actas se ha hecho efectiva.
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Quisiera apuntar, señaló Carlos Fuentes, "que quizás no haya una sola pareja en México que no haga el amor debajo de una imagen de la Virgen de Guadalupe, o debajo de un crucifijo. Eso es una de las cosas más comunes en nuestro país".

Lo anterior lo señaló Fuentes en referencia al párrafo que el secretario del Trabajo, Carlos Abascal, subrayó como argumento en su carta a la dirección del instituto, en la que protestaba y calificaba de inapropiadas las lecturas ofrecidas por Rábago Pérez a sus alumnas, entre ellas su hija Luz, y en el que se dice:

"Felipe cae sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus brazos abiertos, extendidos de un extremo al otro de la cama, igual que el Cristo Negro que cuelga del muro de su faldón de seda escarlata, sus rodillas abiertas, su costado herido, su Corona de brezos montada sobre la peluca negra, enmarañada, entreverada con lentejuelas de plata. Aura se abrirá como un altar. Murmurarás el nombre de Aura al oído de Aura. Sientes los brazos llenos de la mujer contra tu espalda. Escuchas su voz tibia en tu oreja: ¿Me querrás siempre?".

Carlos Fuentes habló desde su estancia en Rhode Island, donde participa en un encuentro de escritores en la Universidad de Brown de Providence. Tranquilo, seguidor del escándalo que ha provocado el incidente, aunque sorprendido de que el asunto haya llegado hasta Gran Bretaña, donde la BBC de Londres busca una entrevista con Georgina Rábago.

Al tanto de las declaraciones del secretario del Trabajo, en las que sugiere mejor la lectura de Cicerón, el padre Coloma y Julio Verne, señala: "Por lo que hace a su sugerencia a la lectura de Cicerón, creo que le convendría al señor Carlos Abascal iniciarla, para que al menos mejorara su retórica. El es quien necesita educarse".

Pregunta, preocupado, cuál fue la decisión que tomó la maestra Georgina Rábago. Cuando se le dice que fluctúa, porque de repente dice que no regresará y luego que decidirá si lo hace el próximo domingo, reflexiona: "Al final de cuentas será una decisión de ella, y cualquiera que sea, la decisión de denunciar fue la correcta".

No es posible, insiste, "me parece un hecho por demás condenable que sea el secretario del Trabajo el que decida las lecturas que se hacen en una escuela, por encima de las autoridades del propio plantel, o de las autoridades educativas".

Bromea: "Lo que sí creo es que tanto Gabriel García Márquez (de quien se protestó en la escuela por uno de sus Doce cuentos peregrinos) como yo, vamos a vender más libros, por lo que estamos muy agradecidos al señor Abascal. Es más, creo que estaría dispuesto a brindarle 10 por ciento de mis regalías".