Lunes en la Ciencia, 30 de abril del 2001



 

Etica y recursos forestales

Carlos H. Avila Bello

De manera tradicional los recursos forestales se han conceptuado como aquellos de los que podemos obtener madera, papel y otros productos útiles para la sociedad. Sin embargo, esta manera de pensar en los recursos forestales deja de lado muchos otros servicios que los mismos proporcionan; entre ellos se pueden nombrar la conservación del suelo, la protección de cuencas hidrográficas, la restauración de ciclos biogeoquímicos, entre los cuales se pueden mencionar el del agua, el del nitrógeno, el del fósforo y el del azufre.

Otro aspecto sumamente importante al que contribuyen los bosques es a conservar adecuadamente los niveles de carbono (el tan de moda "secuestro de carbono") y a mejorar el ambiente en general, además de satisfacer requerimientos recreativos y estéticos que varían en importancia de una cultura a otra. Hacia el final de 1998, buena parte de 1999 y el año 2000 apareció en el Journal of Forestry una interesante discusión acerca de la ética biocéntrica de la conservación de Aldo Leopold. Los planteamientos de Leopold dieron origen al paradigma actual que guía el manejo de los recursos forestales en el Servicio Forestal de Estados Unidos: el manejo del ecosistema. La filosofía de la conservación de Leopold puede sintetizarse en: 1) una simbiosis con la tierra, tanto económica como estética; 2) protestar contra la destrucción de la tierra, buscando preservar tanto la utilidad como la belleza del paisaje; 3) un ejercicio de reflexión interno, sin llegar a la abstinencia y a la prohibición; 4) la expresión del paisaje, más que una complacencia con el dogma de la ganancia.

De manera sintética Leopold definía su filosofía de la conservación como "la armonía entre el hombre y la tierra". El análisis que diferentes autores hicieron, tanto en contra como a favor, de Leopold y de su filosofía sacó a la luz datos muy interesantes que creo deben ser tomados en cuenta tanto en nuestro país como en otros de América Latina y en general en los países subdesarrollados. Por ejemplo, MacCleery menciona que junto con una ética en el uso de los recursos naturales, debe darse una ética en el consumo, en este sentido cabe recordar que los países desarrollados, con 25 por ciento de la población mundial, consumen entre 75 y 85 por ciento de todo lo que se produce en el mundo, dejando el resto para todos los países subdesarrollados y, por supuesto, mucho menos para quienes en éstos últimos son los más pobres.

etica y manejo El consumo per cápita de los países desarrollados es entre 10 a 20 veces superior al de los países subdesarrollados. Este consumo se refleja necesariamente en las características de los ecosistemas.

Los profesionales forestales y buena parte de los políticos de EU se han percatado de esto desde hace algún tiempo y han tomado cartas en el asunto, no en balde la discusión en torno a este tema y tampoco en balde los grandes esfuerzos que hacen para conservar sus bosques a través de una amplia red de parques nacionales y la disminución en la explotación que han implementado, al menos en los bosques administrados por el Estado. Ello se ha reflejado en una estabilidad en la superficie forestal de este país en los últimos 50 años, así como un aumento, hasta 1997, en su inventario forestal de 36 por ciento, con respecto a 1952. Aún así, calculan que el consumo de productos maderables y de papel aumentará en los próximos años entre 40 a 50 por ciento. ƑA quiénes le pasarán la factura para satisfacer sus demandas? Me parece que por supuesto a los países subdesarrollados, o Ƒserá casual el establecimiento de transnacionales productoras de papel en Brasil o en el sur de México (Tabasco y Veracruz, entre otros)?

Se podrá argumentar que están creando empleos, transfiriendo tecnología y que algunas de estas especies, a pesar de ser exóticas, no causan tantos problemas ambientales. Pero, Ƒpor qué no crear nuestra propia tecnología con base en las especies nativas con potencial para producir papel? ƑPor qué no capacitar a los campesinos e indígenas mexicanos para crear empresas comunitarias, financiadas inicialmente por el Estado? ƑPor qué no establecer plantaciones mixtas para este propósito y con ello lograr imitar en cierta medida la estructura original de las selvas? John Lemons da una respuesta parcial al mencionar que los países subdesarrollados no tenemos los recursos suficientes para generar nuestra propia investigación y tecnología; sin embargo, esto me lleva a plantear de nueva cuenta la pregunta: ƑNo tenemos visión de futuro para invertir el suficiente dinero en proyectos de ciencia y tecnología que nos permitan satisfacer las necesidades locales, regionales y nacionales y con ello alcanzar nuestra real independencia nacional? ƑO será que faltan las decisiones políticas para implementar toda una serie de cambios que pudieran impulsar realmente nuestro desarrollo? Por lo pronto, el reto es triple, por un lado hacer lo suficiente para conservar la alta riqueza biológica de nuestros recursos forestales sin dejar de obtener de ellos lo que pueden ofrecer y asegurar su permanencia para las generaciones futuras; por otro lado, empujar para que la actividad científica y los científicos dedicados a estas áreas del conocimiento seamos reconocidos como prioritarios para el desarrollo futuro del país y sus habitantes. Pero también empujar hacia fuera del país para que las relaciones entre las naciones desarrolladas y subdesarrolladas sean más equitativas, para al menos alcanzar lo que el mismo Lemons menciona: que los ricos vivan de manera más sencilla y los pobres puedan empezar a vivir. cl

 

El autor es estudiante doctoral del Programa de agroecología en el Colegio de Posgraduados

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