MARTES Ť 29 Ť MAYO Ť 2001

Ť El escritor mexicano presentó Instinto de Inez, su más reciente novela, en Madrid

Fuentes: ''el boom latinoamericano no fue una generación parricida''

Ť ''Escuchó y respetó las voces de sus antecesores, como Borges y Onetti, entre otros''

Ť Será investido hoy con el doctorado honoris causa por la Universidad de Galicia

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 28 de mayo. ''La eternidad, cuando se mueve, la llamamos tiempo'', dijo Platón y cita con asiduidad el novelista mexicano Carlos Fuentes, quien bajo este manto metafísico defendió a su generación, ''el boom latinoamericano'', porque ''no fue una generación parricida'', sino que escuchó y respetó ''las voces'' heredadas de sus antecesores y no provocó la ''ruptura''. Esta tradición continuará en el siglo XXI con la ''nueva generación del boomerang'', señaló Fuentes tras presentar hoy en Madrid su reciente novela Instinto de Inez (Alfaguara). Asimismo, abrazó el ideal de que en el futuro milenio germine el ''amor solidario'' para hacer frente al ''salvajismo histórico'' al que parece estar condenado el género humano.

Fuentes, de visita en España para promocionar su reciente obra literaria, habló de tejer lazos y puentes para que el lenguaje y la imaginación no desaparezcan de nuestra sociedades, la mejor forma de desterrar la amenaza totalitaria que refleja con pulcritud en su Instinto de Inez, que abarca en el tiempo a las tres décadas posteriores a la irrupción de la Segunda Guerra Mundial. El diálogo entre las generaciones de escritores es, en este terreno, esencial para no caer en el ''gran vacío'' de otras épocas.

Enriquecimiento constante

'fuentes-carlos-conf'En cuanto a las generaciones literarias en América Latina, debo decir que mi generación, la del boom como bien saben, no fue una generación parricida. Fuimos muy conscientes de quiénes nos antecedían, del valor de los padres. Esos padres, para nosotros inmediatos, se llamaban Borges, Asturias, Carpentier; se llamaban Onetti en la prosa, se llamaban, sobre todo, Neruda y Vallejo en la poesía. Todos coincidimos en que sin ellos no habría la continuidad necesaria para que se diera el fenómeno de los escritores que surgimos entre los años cincuenta y setenta. Nos sigue una generación extraordinariamente crítica, radiada y abundante: a la generación del boom ha seguido lo que llamo la generación del boomerang, en la que dominan las mujeres'', entre las que citó a Elena Poniatowska, Angeles Mastretta, Nélida Piñón y Marcela Serrano.

''Hablamos de una continuidad, no de rupturas sino de enriquecimiento constante de las generaciones literarias, de transmisión de voces, de experiencias, de obras de una generación a otra. Por mi experiencia eso no se ha roto y es una maravilla, porque en América Latina hubo grandes vacíos literarios'', entre ellos en la Colonia, con la prohibición de la publicación de novelas en sus territorios ocupados. ''Empezamos a escribir en 1821, con El periquillo sarniento, de Fernández de Lizardi y nuestra tradición ha sido en este sentido muy pobre. Se enriqueció con la influencia española y luego con una influencia universal. El siglo XX fue muy rico en novelística en América Latina y mi ferviente deseo es que no se interrumpa esa tradición ganada durante el siglo XX en el XXI. Y creo que (la ruptura generacional) no se ha vuelto a repetir'', dijo.

Defender imaginación y lenguaje

En cuanto a la postura de los intelectuales en la realidad actual, Fuentes señaló que ya no es, como ocurría antes, de darle ''voz a quienes carecían de ella'', sino de defender la ''imaginación y el lenguaje''.

''A medida que la sociedad civil crece en cada uno de nuestros países, y en México es un hecho notorio, es menos indispensable oír la voz del intelectual como tal. Se puede oír la voz del intelectual como ciudadano. Incluso un escritor puede abstenerse de hablar sobre política, tiene el derecho perfecto de hacerlo. Otros escogemos hablar de política pero no porque somos intelectuales sino por ser ciudadanos. Sin embargo, al final de la historia existe una responsabilidad política y social del escritor, y es la de mantener vivo el lenguaje y la imaginación, porque una sociedad sin ambos es una sociedad perdida, a la deriva y puede ser presa de las peores tiranías. Lo primero que hacen los regímenes totalitarios es tirar los libros al fuego. Entonces, mantener el vigor del lenguaje y de la imaginación lo cumple un escritor aunque no tenga una afiliación o actitud política. Hay libertad, seriedad y razón hoy para superar antiguos extremismos que había cuando se trataba este tema, donde incluso se exigía nacionalismo a los escritores. O de cuando un escritor mexicano, muy nacionalista, podía proclamar desde una tribuna como ésta: ''El que lee a Proust, se proustituye''.

Fuentes, quien mañana será investido doctor honoris causa por la Universidad de Galicia, defendió a la ''lengua española'' como el ''patrimonio esencial'' de América Latina, pues ?dijo? ''nos une la lengua en la que hemos escrito, pensado, soñado, la lengua con la cual hemos luchado''.

El novelista, quien en Instinto de Inez destroza el ''final de la historia'' acuñado tras la caída del Muro de Berlín, explicó que ''la historia moderna contiene elementos de destruccion y de autodestrucción tan evidentes que nos puede retrotraer o arrojar a un abismo semejante al del hombre primitivo y aun al del hombre salvaje, ya que siempre hemos vivido en el salvajismo histórico. La historia siempre ha sido violenta y todo augura que así seguirá''.

Por eso Fuentes defiende que escribir del ''amor'' es ''más urgente que nunca'', porque es la forma de reconocernos en el otro. ''Esto se plantea como una forma de solidaridad amorosa en el mundo actual que me parece indispensable, en un mundo definido por los flujos migratorios y la manera cómo percibimos al otro, cómo amamos al otro, cómo lo comprendemos se va a convertir en una exigencia no sólo política sino amorosa''.

Fuentes, quien en su novela habla del ''ocaso del matriarcado'', explicó su diagnóstico: ''Hay bastante investigación antropológica respecto de la sucesión del matriarcado por el patriarcado como eje del orden social. El matriarcado tenía la calidad de ser absolutamente generoso, de abarcar a todos los hijos por igual, de no hacer distingos, la madre abraza a todos. El padre, en cuanto viene el patriarcado, dice 'no': no todos son iguales, tú eres el primero, tú eres el segundo, tú eres el tercero; a la mujer la expulsamos de la tribu, no debe haber incesto y se crean privilegios, derechos de sucesión y, en consecuencia, derechos de propiedad''.

Política cultural dde Fox

Acerca de la política cultural del gobierno de Vicente Fox y lo que a su entender debe regir esta sensible tarea del Estado, expresó: ''Creo que la política cultural la hacen sobre todo los escritores, pintores, músicos, cineastas, dramaturgos, etcetera. Y eso en México está muy vital; vemos la multiplicación de teatros, grupos de danza, cine mexicano que ha roto barreras nacionales, la novela y la poesía mexicana gozan de muy buena salud, la arquitectura mexicana esta en auge.