MIERCOLES Ť 13 Ť JUNIO Ť 2001

Gustavo Leal F.Ť

Sempiternamente desajustados

A pesar del pago oportuno de nuestros impuestos, las "políticas" que iniciara en 1982 el doctor Guillermo Soberón y que continúan, 18 años después, en Julio Frenk, secretario de Salud del foxismo, "atienden" muy muy precariamente los padecimientos que aquejan a los mexicanos.

Basta considerar que, según la SSA, mientras las enfermedades prevenibles --como las infecciones intestinales-- provocaron 8.7 por ciento de la mortalidad en 1999 --casi 39 mil muertes--, los males cardiacos, tumores malignos y la diabetes mellitus ocasionaron 37 por ciento: más de 168 mil fallecimientos.

"Ocupándose" de las primeras --vía el Paquete Básico de Servicios de Salud financiado por el Banco Mundial-- el soberonismo zedillista inventó una auténtica vergüenza: la fantasmagórica "cobertura nacional" de 99.5 por ciento en "acciones básicas" (prevención de dia-rreas y vacunación).

Pero para "tratar" las segundas, el soberonismo-foxista ya reconoce que se requiere atención especializada, aunque su cobertura real sea del todo insuficiente: menos de 50 por ciento. Al decir de la Academia Nacional de Medicina, México cuenta apenas con 85 mil médicos especialistas.

ƑQué hacer? Julio Frenk cree tener una respuesta: quiere que los ya de por sí sobrecargados médicos y enfermeras mexicanos se echen aún sobre los lomos la atención de padecimientos mentales, lesiones y discapacidades.

En febrero pasado comunicó la necesidad de "modernizar las unidades de atención", toda vez que respecto a la depresión, "existen más de 4 millones de mexicanos que la padecen, mientras que 500 mil personas presentan esquizofrenia, un millón epilepsia y 5 de cada mil niños sufren retardo mental".

Tres meses después agregó que entre los problemas "emergentes más importantes destacan las lesiones, especialmente las producidas por accidentes de tráfico". En 1999 murieron 35 mil personas por accidentes, muchos de ellos automovilísticos.

Y finalmente, respecto a las discapacidades, recientemente alertó sobre la necesidad de que las "instituciones públicas redoblen sus esfuerzos para atender a las personas con discapacidad" que, según la oficina presidencial competente, ascienden a 10 millones. Y es que, para Frenk, en "su dimensión económica, nuestro país registra cada año una pérdida de 75 mil millones de pesos en productividad por la discapacidad".

Evidentemente hay que preguntar Ƒqué ofrece a médicos y enfermeras a cambio? Ƒcómo podrían asumir ellos esa más que dilatada responsabilidad? En consonancia con un "gobierno de negocios" fundado en el marketing, Julio Frenk no les ofrece más que un valle de lágrimas: ni un pesito más, pero eso sí, el triple de chamba.

Como atildado aprendiz de los Informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS)-Brundtland, particularmente el que corresponde al año 2001, que estuvo dedicado a la salud mental, lo que en realidad busca Frenk es la "modernización" discursiva del perfil de salud del México contemporáneo.

Quiere hacerlo coincidir artificialmente con los trabajos de la Comisión de Macroeconomía y Salud --establecida por la OMS a principios del 2000-- y cuyas conclusiones, šqué duda cabe!, no pueden ser sino "fundamentales" para la diaria labor clínica de médicos y enfermeras mexicanos. Por ejemplo: "la salud es la clave de la prosperidad, ya que cuando es buena, contribuye directamente al crecimiento económico, mientras que al ser mala, conduce a la pobreza".

Esquivar a los sindicatos, minusvaluar la red pública y precipitar un "salto al vacío" vía la invocación a un sector privado que no puede hacerse cargo de la colosal demanda de atención a los daños a la salud de la que se desentendieron los últimos 18 años años de soberonismo sanitario, parece ser la divisa del "cambio" que sueña encabezar la "alternancia" de Vicente Fox y su gabinetazo a "cargo" de la salud.

Un gobierno con pretensiones de "eficacia", capaz de publicitar en su Plan Nacional de Desarrollo 2006-2006 que ha logrado la titánica tarea de ajustar "nuestro reloj a los nuevos tiempos", debería haber empezado por poner su propio reloj a la "hora exacta": ver cómo apoyar efectivamente a los operadores seminales del sistema sanitario: médicos y enfermeras, antes de pedirles nada bajo el manto de una hueca "democratización" de la salud.

Las pomposas "acciones hoy para el México del futuro" que mercadea el PND foxista seguirán siendo pura retórica neopriísta mientras dicten y no pacten; mientras impongan sin entender; mientras "decidan" (por computadora) sin consultar, sobre todo a los que, con salarios de miseria, sostienen dignamente el verdadero frente de la atención a la enfermedad.

ŤUniversidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco