JUEVES Ť 21 Ť JUNIO Ť 2001

Ť El libro será presentado esta noche en el Teatro Wilberto Cantón, de la Sogem

La cicatriz, alternativa a la visión centralista que se tiene del rock, afirma Manuel Rojas

Ť La obra, testimonio de la trayectoria musical en Tijuana

JAIME WHALEY

la cicatrizUn testimonio que desata risas entre los jóvenes de hoy y desencadenará recuerdos de los tiempos idos entre los jóvenes de antaño contiene el libro La cicatriz, que versa sobre el rock mexicano en la última frontera, la lejana Tijuana, pero que tiene que ver también con lo que desde ese jirón de la patria salpicó al centro del país.

"Esta es una fuente testimonial de todos aquellos que batallaron y sufrieron para hacerse de un instrumento musical", define Manuel Rojas, el autor de la obra editada por el Instituto de Cultura de Baja California, que será presentada esta noche a las 20 horas en el Teatro Wilberto Cantón de la Sogem (José María Velasco 59, col. San José Insurgentes).

Una década de sueños y logros

La obra cubre la era de los sesenta, cuando en aquella fronteriza urbe se dieron los primeros escarceos entre los grupos de rock, de aquel rock amelcochado, poco contestatario, hasta más o menos una década después. Desfilan en las 278 páginas grupos como Los Tj's, de Javier Bátiz, o el trío sin nombre que comenzó a rolarla en El Convoy, uno de cuyos integrantes era el después mundialmente famoso Carlos Santana ?bajista en aquel entonces?, hasta conjuntos de corte un tanto cuanto local como La Cruz, sin dejar de lado a los macizos del Peace and Love, que hasta en Avándaro participaron.

"Mi libro presenta una perspectiva alternativa a la visión centralista que se tiene del rock", explica Rojas, sociólogo por la Universidad Autónoma de Baja California también egresado de la escuela de teatro del INBA, y él mismo participante de aquellos tiempos cuando era adolescente.

Años de sueños y descubrimiento para púberes de esos días, de cuando se iban al Sans Souci para admirar a las vedettes. Ahí comenzaba su carrera Grace Renat y hoy, a la vuelta del tiempo, la apetecible dama recuerda, en persona, que fueron tiempos de maravilla, que entonces sí había arte en lo que hacían las vedettes, no como ahora cuando el espectáculo ha desmejorado y los table dance son pura prostitución. "La anhelo; la extraño", suspira la beldad veracruzana.

Rojas hizo una investigación exhaustiva; le tomó casi dos años entrevistar a los protagonistas. Fue hasta los barrios mismos donde se originaron los grupos y habló con sus integrantes, de ese pasado y de lo que hay para el presente o lo que vendrá. Virtió su trabajo en lenguaje coloquial, tal como se lo contaron, pero ameniza el relato con observaciones personales en el slang fronterizo y en ocasiones le cede la palabra a El Standard, su otro yo. El librillo se lee fácil aunque a veces resulta un poco enredado.

Cuenta el cincuentón Rojas que alguna vez escuchó decir a Emilio Carballido que la creación literaria, para que resulte enriquecedora, debe ser hecha con devoción y autenticidad, ingredientes que, añade, están comprendidos en este trabajo, su tercer libro (los otros no de tema roquero).