MARTES Ť 24 Ť JULIO Ť 2001

Ť El narrador recibe hoy el premio La Resistencia

Mi escritura debe hacer realidad las expectativas del lector, dice Maggiori

CESAR GÜEMES

Ante la pregunta de qué hace un escritor de 30 años, argentino, con 20 mil dólares en el bolsillo, su respuesta es inmediata y viene con una risa explosiva:

Gastármelos, hasta el último centavo.

Germán Maggiori con su novela Entre hombres obtuvo el primer Premio La Resistencia, convocado al alimón por Alfaguara y El Foco, y apoyado por el Instituto nacional de Bellas Artes y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, galardón que hoy recibirá a las 19:30 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con la participación de Juan Villoro, Eduardo Antonio Parra, Julio Bracho y Rodolfo Castro.

Entre hombres se encuentra ya en librerías y propone una vivisección de la marginalidad contemporánea que puede ser, por sus métodos y consecuencias, tan bonaerense como mexicana o similar a cualesquiera de las que ocurren en ciudades de Latinoamérica. Odontólogo de profesión, no le fue difícil escribir una obra en la que el dolor estuviera presente.

Relación íntima con las fobias

maggiori_libro03-Finalmente estás en contacto cinco días a la semana con el dolor físico. ¿Cómo lo relacionas con tu trabajo en la literatura y la temática de la novela?

-También es una labor sobre asuntos dolorosos. Luego, la relación más íntima es con las fobias, por ejemplo, que se difunde a través de confesiones en el consultorio del odontólogo. Hay un nexo claro aunque visto un poco desde fuera son dos partes de mi vida que deberé conciliar más allá de lo que se invaden.

-Dentro de tu desempeño médico el propósito es aliviar. ¿En la literatura es similar o, al contrario, provocar la incomodidad?

-Es distinto, la literatura no tiene en sus miras solucionar nada. En cambio, las personas que acuden a la consulta lo hacen para poner fin a un conflicto. Los lectores no desean solventar nada, la relación con ellos es otra. Ahí los intereses se contraponen. En cuanto a que haya elegido el contexto de la violencia me lo explico mirando mi entorno: la sociedad que me correspondió tiene como una de sus manifestaciones constantes a últimas fechas a la violencia y soy permeable a ello.

-Una frase de James Ellroy da inicio a tu novela, ¿cuáles son tus cercanías con él además de la lectura?

-Dentro de su ámbito y fuera de él es uno de los novelistas más intensos que existen en la literatura contemporánea. El guiño del epígrafe puede marcar el tono en cuanto a la descripción de la violencia, ya que él es un gran coreógrafo de esa parte de la vida. Busqué un tono como el que Ellroy emplea. Más allá no llegan las coincidencias por la natural diferencia de generaciones y por su amplia trayectoria.

-Participar en un certamen internacional, con la posibilidad de ganar y publicar la novela en varios países, ¿no te hizo repensar el hecho de que estuviera escrita en caló de Buenos Aires?

-Sé que en algunos puntos el texto llega a ser ininteligible, pese a que en muchos otros se infiera el significado de las palabras. Lo que consideré al participar fue la dificultad de que ganara precisamente un certamen tan amplio una novela con tanto slang como la mía. Finalmente fue así y estoy de acuerdo, porque si mis personajes hubieran hablado de un modo distinto perderían casi todo. Hubo, al mismo tiempo que una labor para la trama, un trabajo lingüístico. Los seres de la novela se mueven en el mundo real y hablan casi como lo señalo ahí. Digo que es un trabajo extra porque no vivo en una zona marginal sino que paso por varias de ellas. Creo que el lenguaje favorece el desarrollo de la trama más de lo que pueda entorpecerlo.

Globalización y criminalidad

-¿Favorece tu propio desarrollo el hecho de que la primera novela que escribes fue de inmediato recompensada?

-El hecho del reconocimiento para una primera novela implica una responsabilidad para el futuro que no soslayo. Sé que uno crea expectativas que de no confirmarse traen una caída trágica. Por lo pronto, sé que ya no debo seguir con la novela policial para no repetirme ni traicionarme. El premio me trajo ese desafío. Debo hacer reales mis expectativas y las del lector, que influye mucho más de lo que parece.

-¿Aceptas alguna relación con el resto de las historias que se escriben en América Latina?

-Lo primordial de Entre hombres es que, según pienso, es una trama enriquecida por el número de personajes. Y la satisfacción de leerla pasará por observar a los personajes que aparecen y desaparecen. Luego, la trama, si bien pudiera parecer lejana para un lector mexicano, en realidad no lo es tanto porque con la globalización los mecanismos de la criminalidad se repiten y reproducen en nuestras ciudades. Es como hablar de un hecho que ocurre en las ciudades de México, pero con otra voz.