domingo Ť 5 Ť agosto Ť 2001

Néstor de Buen

Veinticinco años después

La UNT, sin estar totalmente alejada del gobierno, representa, sin duda alguna, un serio esfuerzo de democratización sindical

Este jueves pasado, gracias a la invitación de Pancho Hernán-dez Juárez, que en general prefiere que lo llamen Francisco y creo que tiene razón, pero a mí no me sale, tuve el gusto de asistir a la inauguración de un espléndido mural, obra de Guillermo Ceniceros, que en la sala de actos del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana dio a conocer Francisco, con motivo de los 51 años de vida del sindicato.

La obra es espléndida y habrá que verla con calma. Los asistentes, numerosos, entramos en la total oscuridad a la sala y así permanecimos durante los discursos inaugurales, no excesivos. Al concluir la breve intervención del secretario general, se prendieron las luces y pudimos admirar el mural acompañados por una suave melodía de Shostakovich, el gran compositor soviético.

En su intervención a oscuras, salvo el podium, relató Francisco la vida de su sindicato y en especial nos recordó que en 1976, en medio de conflictos de todo tipo, asumió la secretaría general que conserva desde entonces. El entonces muy joven dirigente, que aceptó las responsabilidades en un momento en que nadie quería hacerlo, hizo un relato preciso de las diferentes etapas de la vida de la organización a lo largo de esos años. Dijo cosas importantes, entre otras que actualmente la condición de los telefonistas es muy positiva: su salario mínimo equivale a 18 salarios mínimos generales. Los trabajadores son dueños de 10 por ciento de las acciones de Telmex y sus relaciones con la empresa son cordiales. Y dijo además, lo que me llamó profundamente la atención, que ya no se presentará como candidato a la secretaría general del sindicato.

Francisco ha sido un hombre importante en la vida sindical del país. Hubo un tiempo en que su relación personal con Fidel Velázquez, que vio en él un dirigente moderno, joven y sin los compromisos no muy santos de su entorno inmediato, lo llevó a la presidencia del Congreso del Trabajo. Después ya no fue igual y fundamentalmente a su iniciativa se debe, me parece, la formación de la Unión Nacional de Trabajadores, en la que Francisco forma parte de su dirección colegiada.

La UNT, sin estar en mi concepto totalmente alejada del gobierno, representa, sin duda alguna, un serio esfuerzo de democratización sindical. Y creo que una esperanza de los trabajadores para lograr la mejoría de sus muy precarias condiciones de trabajo.

La reiterada relección en los puestos sindicales está autorizada por la LFT. Inclusive, su prohibición en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado (artículo 75), ha sido declarada inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sin embargo, nadie la considera propicia para la vida sindical. El ejemplo pernicioso de Fidel Velázquez, que gobernó a la CTM por tiempos infinitos, ha sido seguido por otros dirigentes de menor rango pero con el mismo entusiasmo por la relección. Lo que no se puede hacer en la política, salvo por las habilidades históricas del reciente ex gobernador de Yucatán, el señor Víctor Cervera Pacheco, que se pasó de largo los seis años de reglamento, lo hacen los autodenominados dirigentes sindicales que, además, se dan el lujo de establecer las reglas de su sucesión.

Felicité a Francisco por su discurso, breve, bien dicho, y sobre todo por su decisión. Le dije, sin embargo, que no podía entender la vida sindical de México sin su participación. Me aseguró que no dejaría de participar. Supongo que su deseo es consolidar la UNT. No es fácil manejar, aunque sea en forma colegiada, una tan importante central si además tienes el compromiso de dirigir una organización sindical con más de 50 mil trabajadores.

Creo que la decisión de Francisco Hernández Juárez tiene que servir de ejemplo. Hay sindicatos, como el del Seguro Social, en los que la relección sólo es posible por dos periodos. Y salvo una excepción notable, que no se repetirá, el sindicato ha funcionado muy bien. Sus dirigentes cambian pero la organización sigue adelante en épocas en que no es nada fácil lograrlo.

Con Francisco he tenido siempre una relación cordial pero reconozco que su releccionismo no me hacía gracia. Por ello su decisión, fundamental para los trabajadores de México, me ha parecido sensacional. Para Pancho -Francisco- otro muy cordial abrazo, que complementa el que tuve el gusto de darle personalmente. Ť