VIERNES Ť 14 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Desde hace 30 años busca unas cintas perdidas del festival de Avándaro

Gracias a Zabludovsky y Timbiriche, la llama del rock sigue viva: Luis de Llano

ARTURO MENDOZA MOCIÑO ESPECIAL

Luis de Llano, actual vicepresidente de Programación Musical de Televisa y hacedor, al lado de Armando Molina, Eduardo López Negrete y Justino Compeán, del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, habla de ese parteaguas en el rock mexicano, que reunió a más de 200 mil almas el 11 de septiembre de 1971. También aclara varios mitos y anuncia que, si llegara a encontrar unas cintas que filmó entonces, y que nadie ha visto en tres décadas porque fueron requisadas, realizará la película de aquel Woodstock mexicano, acoplando como banda sonora a los rockeros de hoy. Dicha fusión bien podría llamarse Avándaro, el presente de un futuro muy pasado.

Ahora, en el mullido sillón de su oficina, sonriente y eufórico, hace un balance de las enseñanzas y los errores de Avándaro, la larga noche de prohibición que vivió el rock mexicano, del poder y las paranoias que produce, de cómo muchos que ahora dirigen el país se reventaron por ahí y de cómo gracias, según él, a Jacobo Zabludovsky, primero, y a Timbiriche, después, la llama del rock sigue ardiendo en tierra mexicana. Y pone de ejemplo el Concierto por la Paz, donde la mancuerna Jaguares-Maná, ambos hijos de Avándaro, demostró que el rock mexicano tiene una gran audiencia.

avandaro-1Ante tal revelación y debido a la apertura que se vive en México, De Llano planea hacer una película sobre Avándaro, un filme que vaya del presente al pasado con roqueros de hoy y ayer para reflejar lo que él llama la pérdida de la inocencia de México.

-En retrospectiva, ¿qué debemos aprender de Avándaro?

-¿Aprender? Siempre se aprende. Yo he realizado muchos festivales y programas, pero creo que lo que más se puede aprender es que en México tenemos un espíritu de hermandad que aunque no lo reconozcas existe. Mucha gente no lo quiere ver, pero en Avándaro no hubo clases sociales, ni problema de cultos, porque se hizo una fusión de todo. Avándaro fue un ser común que arrancó en un fin de semana donde te lanzabas a la aventura caminando desde México hasta Toluca, de Toluca hasta Valle de Bravo para llegar a un lugar donde no sabes dónde vas a comer o dormir. Y aunque se acabó la comida, la gente se ayudó. Aquí se formó una gran familia de chavos que ahora son los que manejan el país porque ahora son servidores públicos.

-¿Los ha vuelto a ver?

-La verdad no los reconozco. De las fotos y los videos que veo no sé si alguno será un importante miembro del gobierno o de la iniciativa privada. Sí hay amigos con los que mantengo contacto desde entonces. Algunos han desaparecido, pero otros miembros del clan son señores importantes dentro del medio.

-En Avándaro se coreó: "Tenemos el poder". ¿Realmente lo tuvieron?

-Yo creo que era el poder del momento. De repente Peace and Love se paró y empezó a echar una rola muy fuerte de Tenemos el poder y yo recuerdo a un chavo que se subió con una bandera, se envolvió en ella y gritó: "¡Lo logramos, lo logramos, en México por fin pudimos!" Pero el poder era el poder de ser libres, el poder de tener esa música irreverente del Three souls in my mind, La Fachada de Piedra, Ritual. No sé si la gente entendía lo que estaban cantando porque las bocinas se tapaban por tanta lluvia, aunque creo que lo que le pasaba a la gente era más importante que lo que pasaba en el escenario.

-¿Qué cree que pensó el Poder ante "el poder" de Avándaro?

-Creo que no se dieron cuenta de lo que pasó. Se dieron cuenta una semana después y como se dice "los agarraron con los pantalones abajo", porque no se imaginaron que 200 mil cuates iban a ir hasta allá. Tampoco nadie se imaginó que todos iban a regresar vivos. Nadie se imaginó que la reunión no era por razones políticas. Recuerdo que dos que tres sacaron por ahí sus pancartas políticas, pero los chavos no quisieron verlas.

-Sin embargo, el Poder tuvo paranoia hacia el rock.

-Obviamente, porque el rock ha sido y será siempre el medio para pegarle al poder. Si bien se castigó mucho al rock después de Avándaro, también hubo eventos que lastimaron mucho la imagen del rock, como en el concierto de Chicago en el Auditorio Nacional, donde hubo el portazo famoso porque la banda no se controlaba. También con Rod Stewart y Queen hubo problemas. A mí me da mucha pena decirlo, pero creo que la generación que creció vino de Timbiriche para acá; aunque digan que Timbiriche es de plástico, fue con ellos que una generación aprendió a comportarse en los conciertos. Y la apertura que hubo en los ochenta con el llamado "rock en tu idioma" y la cantidad de grupos que empezaron a venir de España y Argentina hizo crecer a esa generación, que encontró un camino para poder comportarse y compartir los espacios con otras gentes. Después se hicieron más y más conciertos, y creo que Avándaro tocó la puerta que luego se abrió para tantos grupos

-¿Cuánto ha cambiado México para que ahora dos grupos roqueros llenen el estadio Azteca, cuando hace treinta años sus filmaciones de Avándaro le fueron decomisadas?

-En los setenta no me decomisaron las cintas. Para empezar: yo llegué feliz de Avándaro, donde me tomaron fotos celebrando y al rato en la nota roja aparecí como "uno de los causantes corruptos de lo que pasó". Luego, en medio de la felicidad de "lo logramos", me dijeron "hay muchas broncas y a ver qué vamos a hacer con este festival: o lo atacamos, o lo defendemos". Y afortunandamente Jacobo y Televisa, que era Telesistema en ese entonces, decidieron apoyarlo mostrando la verdad de que no pasó nada.

-¿Dónde se guardó ese material?

-Tengo entendido que se mandó a una bodega en Tijuana y he estado buscando las cintas por mucho tiempo, pero no las he podido localizar. Les he pedido a mis jefes que hagamos un documental de esto.

-¿Pero ese material existe todavía, o fue destruido?

-No había razón para destruirlo. El problema es que la cinta ha de estar bastante deteriorada porque, imagínate, era de dos pulgadas. Si se encuentran las cintas hay que llevarlas a un laboratorio especial y reconstruirlas, porque el óxido que suelta el videotape hace que la cinta se deteriore. Estamos hablando de treinta años y que no hubo una especie de refrigerador que mantuviera las cintas.

-¿Quien se llevó las cintas? ¿Era gente de Gobernación?

-No. Fue gente de la misma empresa que quiso cuidar ese material. Nunca fue confiscado por Gobernación.