La Jornada Semanal,  16 de septiembre  del 2001


(h)ojeadas
 
 
 

El ingrato arte de discernir
 
 
 

Guillermo Vega Zaragoza










 


 

 
 
 
 

Juan Domingo Argüelles 

(selección y prólogo),

Dos siglos de poesía mexicana. Del XIX al fin del milenio: Una antología,

Océano,

México, 2001.
 

 

La acepción prevaleciente en nuestro medio de la palabra "crítica" es la de "el acto de propalar faltas o defectos de una persona, o de una actuación u obra de alguien", en lugar del significado original del término: "juzgar de las cosas con base en los principios de la ciencia o en las reglas del arte"; es decir, juzgar las cosas con base en un criterio. ¿Cuándo es necesario aplicar el criterio? Precisamente en los momentos de crisis. Esta última resulta otra palabra a la que se le adjudica un significado erróneo. La crisis no es una simple dificultad, una mutación o un cambio, sino que es "el momento del cambio", la "necesidad de decidir", el "apremio de la elección". Lo crítico es lo decisivo, pero como no se puede ni se debe decidir sin examinar, antes es necesario discernir; es decir, se requiere aplicar el criterio para tomar una decisión.

A propósito del tema, el maestro Arrigo Coen, en su agotadísimo libro Para saber lo que se dice II (1992); advierte que el criterio no debe confundirse con la opinión, sino que es la "regla para apreciar la verdad o falsedad de lo que se juzga", una "norma para atribuir valores"; es, en fin, la "capacidad de discernir". Discernir significa cerner, o cernir, pasar por un cribo, tamizar, pasar por el cedazo, para separar. ¿Para separar qué? Lo cierto, lo valioso, de lo que no lo es. El criterio es, pues, el cedazo, el tamiz, la criba utilizada para apreciar lo verdadero, lo cierto, lo seguro. 

Todo esto viene a cuento precisamente por la aparición de una nueva antología de poesía mexicana, realizada por el poeta y crítico Juan Domingo Argüelles. Si el ejercicio de la crítica literaria es una actividad ingrata, uno de estos trabajos críticos, el de antologador de cualquier género, pero sobre todo de poesía, es sin duda el más ingrato de todos cuantos puedan imaginarse. Siempre, sin falla, el criterio utilizado para la selección de los poetas y los poemas incluidos en una antología será discutido y cuestionado, pues una antología es, por fuerza, parcial. De lo contrario, sería un simple recuento, una recopilación, una acumulación informe de todo lo publicado, fuera valioso o no. Por lo tanto, ya es posible imaginar las expresiones furibundas de ciertos personajes a la hora de revisar el volumen: "¿Cómo? ¿No incluyó a Gerardo Deniz? ¿Y quién es Nelly Keoseyán? ¡Esto es el colmo: no estoy yo!" 

Para responder a ésas y otras interrogantes, en el agradecible (por breve) prólogo, Argüelles explica puntualmente el criterio utilizado para la selección. En primer lugar, se trata de una obra de divulgación pensada para los lectores: "A diferencia de antologías académicas o de crestomatías de grupos, sectas y cofradías, estas páginas se proponen entregar a los lectores --en medio millar de poemas-- algunos de los momentos más significativos de la poesía mexicana a lo largo de los últimos dos siglos."

Contrariamente a otras colecciones, en su tiempo polémicas, como la Antología de la poesía mexicana moderna, de Jorge Cuesta, en 1928, y Poesía en movimiento, de Octavio Paz, en 1966, Argüelles comparte una visión más generosa, cercana, por ejemplo, a la de Gabriel Zaid en Ómnibus de poesía mexicana, de 1971, y a la de José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis, con los dos volúmenes de Poesía mexicana

Por ello, antes de atender a la sucesión de escuelas y formas artísticas, incluye cien autores nacidos entre 1768 y 1961, desde Manuel Martínez de Navarrete hasta Sergio Cordero ("podrían ser más, difícilmente menos"), en estricto orden cronológico, apenas divididos en dos nutridos pelotones, casi simétricos. Así resolvió la cuestión diacrónica. Por lo que respecta a la sincrónica, es decir, la que se refiere a los poemas elegidos, el antologador trata de definir "lo antológico y lo antologable" a partir de dos posturas irreconciliables: la que busca darle razón al gusto popular y la que, de plano, lo desdeña. Argüelles prefiere un ejercicio ecléctico: "No son los poemas que me gustan nada más a mí, ni los únicos que yo quisiera releer de los poetas mexicanos."

Otro aspecto a destacar del criterio utilizado para armar la antología es el que tiene que ver con la historia social mexicana durante el periodo que abarca. Como ha decidido no atender al academicismo, el criterio social e histórico no tuvo cabida a la hora de la selección, aunque en el prólogo Argüelles no podía dejar de mencionar, por lo menos para dejar constancia, la vinculación entre lo anecdótico, lo social y lo estrictamente poético, en un apretado recuento histórico; sin embargo, algo queda muy claro: "Para los fines del arte, lo que permanece y lo que verdaderamente importa es la poesía, más allá de sus pugnas y sus contextos." Por ello también las notas biobibliográficas han quedado reducidas a su mínima expresión, apenas con los datos esenciales de cada autor. 

Este fue el criterio, el cedazo, aplicado por Argüelles para conformar su antología. Pero cabría preguntarse: ¿por qué una selección como ésta, precisamente ahora? ¿A qué momento crítico responde? Es posible ubicarlo entre la entrega, en 1990, del Premio Nobel de Literatura a Octavio Paz y la llegada del tercer milenio, lapso al que arribamos "con una desazón muy parecida a la que fue consustancial a nuestros antepasados: las novísimas generaciones desconfían profundamente de las anteriores y prácticamente no leen a los poetas muy anteriores, ocupados como están en creer que las nuevas tecnologías y la era digital, y el siglo xxi tan mentado y el tercer milenio tan anunciado ?en un afán milenarista que no deja de ser fanático, con perdón de la Edad Media? superarán toda expectativa y enterrarán, de una vez y para siempre, la anticuada visión de las letras nacionales". Sin duda, era necesario hacer un ejercicio crítico, a la luz de estos acontecimientos culminantes.

Como lector, uno puede estar de acuerdo o no con el criterio utilizado por el antologador, pero indudablemente logró discernir y separar lo valioso, lo cierto, lo verdadero de dos siglos de poesía mexicana, que es lo que nos ofrece en esta cuidada edición a cargo de Editorial Océano. Sin embargo, no puedo desaprovechar la oportunidad para expresar algunas perplejidades y desconciertos. Por ejemplo, que del grupo de poetas reunidos a partir del libro La espiga amotinada (a los que Octavio Paz les entregó la estafeta en la mencionada Poesía en movimiento), sólo se incluya a Jaime Labastida y no a Juan Bañuelos, Óscar Oliva y Jaime Augusto Shelley. Otra: que de Antonio Plaza se haya escogido tan sólo un soneto, sin duda magistral, pero no tan representativo de su obra como "A una ramera". Una más: que en un catálogo de cien poetas que abarca dos siglos, apenas doce sean mujeres; lo cual quizá no es del todo atribuible al autor, pero no deja de resultar sorprendente. Y la última: que el propio antologador, en un acto de excesiva modestia, no haya incluido una muestra de su obra, puesto que su obra poética lo amerita. (No obstante que Juan Domingo Argüelles es columnista de este suplemento, el de la voz no tiene el gusto de conocerlo personalmente, más que través de sus libros y artículos; por lo que, aunque gozara de su amistad y preferencia, si su obra fuera indefendible mejor guardaba silencio, lo cual no es el caso sino muy al contrario. Un libro como A la salud de los enfermos, que le valió el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1995, se encuentra entre lo más sobresaliente de la poesía mexicana de fin de milenio.) *
 

n o v e l a

Un clavado a las entrañas

Carolina Hernández


 
 

Enrique Vila-Matas, 

Bartleby y compañía

Anagrama, 

Barcelona, España, 2001.
 
 
 
 
 

 

James G. Ballard escribió hace algún tiempo un cuento donde la historia de su protagonista estaba (des)dibujada a partir de una serie de notas a pie de página que eran lo único que sobrevivía de un ensayo biográfico. Se trata, sin lugar a dudas, de un ejercicio sorprendente y por momentos fascinante.

El narrador español Enrique Vila-Matas ha ido aún más lejos y ha escrito una novela que es un conjunto de notas al pie o, si se quiere, una serie de apostillas en torno a la literatura y a la imposibilidad de decir lo que se quiere decir. O, en el mejor de los casos, una especie de tentativa narrativa donde la renuncia a la escritura ?bautizada como literatura del No? es el tema fundamental, como lo es el fracaso de la escritura. La novela en cuestión es Bartleby y compañía y en ella Vila-Matas continúa esa exploración del hecho literario iniciada años atrás con su Historia abreviada de la literatura portátil.

Bartleby y compañía es uno de los mejores ejemplos de la vitalidad de la novela y de sus múltiples posibilidades: incluso podría creerse que en ésta no existe un hilo narrativo sino una sucesión de felices apuntes ensayísticos que las más de las veces se refieren a obras y autores reales o que han poblado la imaginación de un buen número de creadores. Empezando por Rulfo y pasando por Kafka, Melville, Pynchon, Alfau, Salinger, Roth (Henry) y una serie casi interminable de renunciantes ?no hemos averiguado la existencia real de algunos autores pero la mayor parte vivieron, publicaron y renunciaron a la escritura.

Leyendo Bartleby y compañía --Bartleby, como bien se sabe, es una criatura de Melville que Borges tuvo en alta estima-- podemos preguntarnos: ¿dónde está la novela? ¿Qué es lo que hace que la obra de Vila-Matas sea un ejemplo acabado del género y no un ensayo? La respuesta es sencilla pero compleja: estos apuntes al vuelo, estas notas al pie de página han sido escritas por un personaje que pertenece a esa especie literaria que Vila-Matas ha diseccionado para nuestro solaz: la de los muchos bartlebys que han existido en la historia de la cultura. Si las historias que se cuentan en la novela son ciertas, en su mayor parte quien las escribe no es real, es una criatura inventada, un escribano jorobado, tímido y silencioso que sólo mantiene comunicación telefónica con su mejor amigo para hablar, por supuesto, de literatura y quien, por extraños caminos de la vida, se encuentra con Salinger en Nueva York o mantiene correspondencia con un escritor francés que le ayuda en sus investigaciones ?consiguiéndole citas y referencias? a cambio de algunos francos. Y su escritura fragmentaria, voluntariamente construida como notas, es un ejemplo precisamente de esa literatura del No que es el tema de la novela.

Para sorpresa del lector mexicano, el narrador de Bartleby y compañía ha encontrado un buen número de estos personajes renunciantes en territorio mexicano: ahí está el silencio de Rulfo, a quien la muerte de su tío Celerino lo dejó sin historias, o las múltiples personalidades de B. Traven, quien se disolvía y borraba gracias a los nombres que ocultaban un pasado a la par que creaban el misterio en torno a su biografía. Esta búsqueda del silencio ?nacida de múltiples y muy válidas razones?, este alejamiento de la celebridad instantánea que el siglo ha levantado, es una marca que también vale para explicarnos el tiempo que nos ha tocado vivir.

Musil aseguró alguna vez que toda vocación verdadera al final parece construida de los fragmentos de aquella vocación. De una u otra manera, esta frase ilustra gran parte del fenómeno del mal que recorre toda la novela del siglo xx: el de la angustia ante ese sistema parásito (Barthes) que es el lenguaje. La misma Virginia Woolf habló del terror a la página en blanco y Vila-Matas descubrió que la única forma de erradicar ese temor no es escribiendo, como podría suponerse, sino renunciando a ello. Así que su libro está plagado de escritores que han decidido callar para ahorrarse el terror, el sufrimiento, la terrible certeza de que lo que se escribe es, a final de cuentas, inútil, o se convierte, como decía Mallarmé, en literatura. Aunque tal vez la única verdad indiscutible es la que dijo el pálido príncipe de Dinamarca y luego repitió Monterroso: lo demás es silencio 



Homenaje a José Emilio Pacheco con motivo del xxx aniversario del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana.

Jueves 20 de septiembre de 2001 (desde las 11:00 a.m., Auditorio de Humanidades). Mesa redonda sobre la vida y obra de José Emilio Pacheco. Ponentes: Miguel Capistrán, Esther Hernández Palacios, Sergio Pitol, Vicente Quirarte, Manuel Sol.

Viernes 21 de septiembre de 2001 (11:00 a.m., Auditorio de Humanidades). Conferencia de José Emilio Pacheco: "Los enigmas de las generaciones mexicanas del Medio Siglo".

Exposiciones. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Instituto de Bellas Artes, invita a la inauguración de la exposición Juan Rulfo: voces y silencio, que tendrá lugar en el Museo del Palacio de Bellas Artes, Av. Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro Histórico, el 19 de septiembre a las 20:00 horas.

La Universidad Autónoma Metropolitana invita a la inauguración de la exposición Eliana Menasse. Retrospectiva, el jueves 20 de septiembre a las 19:30 horas, en Pedro Antonio de los Santos núm. 84, San Miguel Chapultepec.

En el Centro Nacional de las Artes continúa hasta 14 de octubre del año en curso, la exposición Quimpachtli: medicina que mata ratones, robots con identidad mexicana, de Fernando Palma. La muestra puede visitarse en la Galería Alterna frente a la Plaza de las Artes, del cenart, ubicado en Río Churubusco y Calzada de Tlalpan, col. Country Club, Metro General Anaya. 

Mesa redonda, conferencia y tertulia. La Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, la Biblioteca Nacional de México-Hemeroteca Nacional de México y el Instituto de Investigaciones Históricas, en el marco del seminario "Independencia Nacional. Fuentes y Documentos 1808-1895", invita a las siguientes actividades:

Mesa redonda: "Imprenta, revolución y contrarrevolución", con la participación de Carlos Herrejón Peredo, Alejandro Antuñano Maurer, Tarsicio García Díaz y Eduardo Etchar, moderador, el martes 18 de septiembre a las 12:00 horas.

Conferencia magistral: "Algunas consideraciones en torno a la Independencia" de Ernesto de la Torre Villar, Investigador emérito de la unam, el martes 25 de septiembre a las 12:00 horas.

Tertulia Insurgente: "Música y poesía", con la participación de María de los Ángeles Chapa Bezanilla, Vicente Quirarte y Tarsicio García Díaz, moderador. Canciones de la Insurgencia interpretadas por Alma Velasco. La cita es el jueves 27 de septiembre, también a las 12:00 horas.

Los eventos tendrán lugar en el Auditorio y Patio Central de la Biblioteca Nacional de México, Centro Cultural Universitario, Ciudad Universitaria.

Premio Nacional de Ensayo Joven José Vasconcelos. Convoca El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Programa Cultural Tierra Adentro, y la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (uabjo). Podrán participar todos los escritores mexicanos por nacimiento residentes en el país, menores de treinta y cinco años, que tengan un ensayo inédito, con un mínimo de sesenta (60) y un máximo de cien (100) cuartillas. Los concursantes deberán participar con seudónimo y enviar, adjunto al trabajo, en sobre cerrado e identificado con el mismo seudónimo, sus datos (domicilio, teléfono, correo electrónico, número de fax, currículum y copia fotostática del acta de nacimiento). Los trabajos deberán ser enviados a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Premio Nacional de Ensayo Joven José Vasconcelos, ex Hacienda Cinco Señores, Ciudad Universitaria, cp 68120, Oaxaca, Oaxaca. La fecha límite de recepción es el viernes 23 de noviembre de 2001. El premio es único e indivisible, constituido por 50 mil pesos ($50,000.00) en efectivo, diploma y publicación de la obra en el Fondo Editorial Tierra Adentro. Los interesados pueden comunicarse a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, teléfono (9) 516 40 18; al Programa Cultural Tierra Adentro, teléfono 5490 9895, o bien escribir al e-mail:[email protected].

Bienal Nacional de Diseño. Convoca el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes, el Centro Nacional de las Artes, la Escuela de Diseño, en el marco del Programa Nacional de Educación Artística. Podrán participar de manera individual o colectiva (no más de treinta integrantes) todos los diseñadores y artistas visuales residentes en México, en las siguientes categorías del diseño: Tipográfico, mueble y género textil. En cada una de ellas se otorgará un solo premio dotado con 30 mil pesos ($30,000.00). En el caso de las inscripciones personales, la fecha límite de recepción de trabajos es el 17 de octubre de 2001 a las 14:00 horas. Para quienes lo hagan a través de mensajería especializada, la recepción concluirá el 10 de octubre, y los gastos de traslado de diseños o productos a las instalaciones de la Escuela de Diseño, correrán por cuenta y riesgo de los participantes. 

Para información detallada sobre la Bienal Nacional de Diseño y su correspondiente convocatoria en las distintas categorías, los interesados deberán dirigirse a la sede de la Escuela Nacional de Diseño del inba o llamar a los teléfonos 5522 5161 y 5522 9408.

p o e s i a


Cuatro Señas Noctunas

Julia del C. Ojeda


 

 

Socorro y Marisa Trejo Sirvent, 

Francisco Magaña, Aglae Margalli, 

La señal de la noche, 

UNAM, 

México, 2001.
 
 

La señal de la noche forma parte de la Colección El ala del tigre (cuyo director es el gran poeta y promotor cultural Víctor Sandoval, autor de Fraguas y creador del Premio Nacional de Aguascalientes), que tiene como finalidad la publicación, en libros colectivos, de poetas destacados del interior de la República. Este volumen reúne los poemarios de dos chiapanecas, Socorro y Marisa Trejo Sirvent; y dos tabasqueños, Francisco Magaña y Aglae Margalli. El título de este libro colectivo fue tomado de un verso del gran poeta tabasqueño José Carlos Becerra:

Escribir su nombre sobre un rostro, escribir un rostro sobre una mirada,
esperar la señal de la noche en el color blanco de unas manos,
retener la respiración como si fuera un secreto respirar; no basta.

Socorro Trejo Sirvent (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas) ha publicado varios libros de poesía: Para decir mañana, Luna de agua, Música de siglos, Cinco poemas de Socorro Trejo Sirvent, Oleajes, Soles de agua, Antología personal; además, una plaquette de cuentos: Mala seña. Su obra poética ha sido incluida en catorce antologías del país, Canadá y Francia. Soledades en vértigo forma parte del libro que ganó la beca correspondiente a 1997-1998 del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en el área de Letras, para creadores con trayectoria. Para el poeta tabasqueño Ciprián Cabrera Jasso: "Tiene Socorro la capacidad maravillosa de hablarnos quedamente, como si siempre nos anunciara alguna maravilla de la vida, como si a cada paso descubriera algo nuevo y nos lo quisiese comunicar a través de lo más cálido de su alma [...] Se llega a sentir en la poesía de Socorro, un respecto por todo lo que toca [...] Sus poemas nunca terminan, siempre hay en ellos esa reticencia que nos permite seguir viajando en el vacío. No hay punto que cierre el círculo; éste queda abierto para que entre a él todo el que quiera compartir el misterio con Socorro, todo el que desee vivir con los ojos abiertos el acontecer de sus días."

Francisco Magaña (Paraíso, Tabasco, 1961) ha recibido el Premio Regional de Poesía José Gorostiza, el Premio Nacional Tierra de Imágenes y los xxxii Juegos Florales Nacionales de Ciudad del Carmen, Campeche. Ha publicado Cuerpo en ausencia, Comunión en sueños, Penitencia el mar, Calendas, La mirada, Las memorias de agosto y Habitar donde fantasmas. Los poseídos se escribió gracias a una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (1991-1992) y forma parte del libro Antorchas (Verdehalago, México, 1999).

Aglae Margalli (Villahermosa, Tabasco) reside en México desde 1982. Coordinó las planas literarias: "Voces en tránsito" y "Un paso en el tiempo" del periódico La Voz de la Frontera y la sección de literatura e historia "Remembranzas. Crónica del viejo Mexicali" en La Crónica de Baja California (1996-1998). Ha publicado los poemarios Selvarena (1995), Poemas desde el claustro, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 1995, y En alas lumbrerías de la California (1999), con el que obtuvo el Premio Estatal de Poesía de Baja California, 1998; en cuento publicó Historias del lado izquierdo (1996).

Marisa Trejo Sirvent (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas) es licenciada en Lengua y Literatura Hispanoamericanas. Escribe, poesía, cuento y ensayo. Ha obtenido el Premio Nacional de Cuento otorgado por la Universidad Autónoma de Chiapas y una mención honorífica del Premio de Poesía José Gorostiza (Tabasco). Sus poemas han sido traducidos al francés en la antología Poètes de Chiapas (Caractères, París, 1997) y publicados en la revista literaria Le sape (París). Tiene cuatro libros de poesía: Rojo que mide el tiempo, Juegos de soledad, El país de los pájaros azules, Dos voces chiapanecas y el cuentario Años más tarde. Sus poemas han sido incluidos en cuatro antologías nacionales y seis estatales. Viaje por el umbral de las palabras fue escrito gracias al Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (Letras) para creadores con trayectoria (1999) 


c u e n t o 


LA BUENA ESTRELLA  DE LUIS HUMBERTO

Humberto Félix Berumen


 
Luis Humberto Crosthwaite, 

Estrella de la calle sexta

Tusquets, 

México, 2000.

Un nuevo título viene a sumarse a la bibliografía de Luis Humberto Crosthwaite, uno de los pocos escritores bajacalifornianos que han logrado traspasar las fronteras impuestas por el centralismo cultural y literario; y, sin duda, el escritor que ha dado forma a un mundo narrativo de indudable valor artístico. Se trata del libro Estrella de la calle sexta.

Con un lenguaje que transmite su interés por el relato de tono desenfadado, y con el estilo característico que lo ha singularizado como un escritor atento sobre todo al ritmo verbal de la narración, este nuevo libro viene a reafirmar por qué Luis Humberto Crosthwaite ha sido considerado en la lista de los cuentistas mexicanos más notables de los últimos quince años.

El libro consta únicamente de tres relatos, "Sabaditos en la noche", "Todos los barcos" y "El gran preténder"; por cierto, este último ya publicado con anterioridad apareció editado como libro aparte en 1992 dentro del Fondo Editorial Tierra Adentro. Pero mientras que el segundo es un relato de proporciones más bien reducidas, ceñido básicamente a los pormenores de su anécdota, el primero y el tercero son relatos más extensos. Estos últimos no siguen los patrones de anécdota lineal y tiempo sucesivo, y cuando menos "El gran preténder" podría considerarse como una novela corta.

En cuanto a la voz narrativa utilizada, en los dos primeros relatos encontramos a un narrador en primera persona y en el tercero a una especie de narrador colectivo en tercera. En los tres casos, sin embargo, el resultado es más o menos el mismo. El narrador nos entrega el retrato profundo de un singular personaje, sea éste un hombre solitario que mata el tiempo en una esquina "mirando pasar a las beibis", un gringo adolescente alcoholizado o un grupo de cholos. La caracterización de los protagonistas se obtiene por medio del lenguaje utilizado por ellos mismos, antes que por la descripción de sus atributos físicos o espirituales.

Más allá de los pormenores de las anécdotas, de los detalles relativos al estilo de la escritura, el lector podrá encontrarse con el mundo entrevisto desde una esquina de la avenida Revolución o a partir de un barrio popular cualquiera. Lo que, finalmente, nos permite tener una idea cercana de la atmósfera que priva en la ciudad de Tijuana. Una atmósfera entre festiva, cálida y no por ello menos auténtica.

Si, en general, toda la narrativa de Luis Humberto se ha distinguido por su apertura al juego narrativo, los relatos de este libro exhiben con suficiente malicia las características de una escritura que ha sabido sacar buen provecho del humor y la ironía. No menos que de la libertad idiomática con la cual el autor ha recreado el ritmo verbal que sigue el habla de sus distintos personajes. Cualidades que ya conocíamos desde sus libros anteriores, Marcela y el rey al fin juntos (1988), Mujeres con traje de baño caminan solitarias por las playas de su llanto (1990) y, especialmente, No quiero escribir no quiero (1993).

De los tres relatos, "El gran preténder" es sin duda el más consistente. Lineal en cuanto al tendido de su historia, es un relato dividido en varios fragmentos, cuadros, episodios y viñetas. Lo que no impide que se tenga un relato redondo de principio a fin. Poco a poco la suma de fragmentos va creando la imagen última de un medio social determinado, del habla de un estrato social en particular (los cholos) y los valores correspondientes a dicho grupo.

Una última observación. Si hasta ahora Luis Humberto Crosthwaite había enfrentado la paradoja de ser un escritor sumamente apreciado por sus dotes narrativas pero era desconocido por el gran público --debido, principalmente, a la dificultad para encontrar sus primeros libros--, la aparición de su último libro en una editorial de renombre, vendrá a subsanar esa deficiencia


FICHERO

LOS LIBROS QUE LLEGAN A NUESTRA REDACCION

cine

* Palabra de mujer. Historia oral de las directoras de cine mexicanas (1988-1994), Entrevistas, edición e introducción de Isabel Arredondo, Universidad Autónoma de Aguascalientes/Iberoamericana, México, 2001, 221 pp.

crónica

* Como temiendo al olvido, Gerardo Cornejo, Col. Sonorense letras de arena, Contrapunto 14, México, 1998, 271 pp.

ensayo (literario)

* José Revueltas: una biografía intelectual, Jorge Fuentes Morúa, uam/Miguel Ángel Porrúa Ediciones, México, 2001, 477 pp.

* La república mundial de las letras, Pascale Casanova, traducción de Jaime Zulaika, Col. Argumentos, Editorial Anagrama, México, 2001, 471 pp.

ensayo (político)

* La geografía del poder y las elecciones en México, Silvia Gómez Tagle y María Eugenia Valdés (coordinadoras), ife/Plaza y Valdés Editores, México, 2000, 316 pp.

* Mexicanos en Estados Unidos: la nación, la política y el voto sin fronteras, Arturo Santamaría Gómez, Alejandra Castañeda Gómez del Campo, et al., Universidad Autónoma de Sinaloa/prd, México, 2001, 333 pp.

* Variaciones en torno al liberalismo. Una aproximación al pensamiento político de John Rawls, Dora Elvira García, Col. Mundo nuevo, Galileo Ediciones, México, 2001, 178 pp.

historia

* Los pasos lejanos. Una nueva interpretación de la prehistoria, Richard Rudgley, traducción de J. Ramos, Col. Huellas perdidas/Revelaciones, Editorial Grijalbo, Barcelona, España, 2001, 430 pp.

* Matar y morir por Cristo Rey. Aspectos de la cristiada, Fernando M. González, Instituto de Investigaciones Sociales/unam/Plaza y Valdés, México, 2001, 347 pp.

narrativa

* Ciudad Flotante. Un viaje sin retorno al reino de las tinieblas, Eric Lustbader, traducción de Antonio Bonano, Col. Para estar en el mundo/La otra orilla, Editorial Océano, México, 2001, 373 pp.

* Cristóbal Nonato, Carlos Fuentes, Biblioteca Breve, Seix Barral, Barcelona, España, 2001, 570 pp.

* El reino de la memoria. Cuentos queretanos, Agustín Escobar (compilador), Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Querétaro, México, 2001, 93 pp.

* La rebelión de los escarabajos. Cuentos y relatos, Efraín Enríquez Gamón, Col. Los libros, Editorial Archipiélago, México, 2001, 246 pp.

* Tantadel/La canción de Odette, René Avilés Fabila, Col. Obras completas, Editorial Nueva Imagen, México, 2001, 285 pp.

memorias

* Donde mejor canta un pájaro, Alejandro Jodorowsky, Editorial Grijalbo, México, 2001, 411 pp.

música

* Sensemayá. La ruta del sol poniente, Arturo Melgoza Paralizábal, Col. El estudio, Difusión Cultural unam, México, 2001, 233 pp.

poesía

* Antología poética (1947-1977), Elvio Romero, Editorial Losada, Argentina, 1981, 277 pp.

* Poemas escogidos de Ramón López Velarde, prólogo de Hugo Gutiérrez Vega, Ediciones Casa Juan Pablos, México, 2001, 53 pp.

revista

* Arqueología Mexicana, núm. 49, mayo-junio 2001, vol. IX, textos de Norma Páramo, Leonardo López Luján, Ernesto Vargas Pacheco, entre otros, Editorial Raíces, México, 88 pp.

* Estudios Jaliscienses, núm. 45, agosto 2001, textos de Eugenia Meyer, José Luis Cuéllar, Pedro Tomé Martín , entre otros, El Colegio de Jalisco, México, 55 pp.

* La Tempestad, edición especial de fotografía y reflexión, con fotografías de Ulises Castellanos, Jorge Fabián Castillo, Karla Cetina, entre otros, Editorial Imágenes y Movimiento, México, 2001, 72 pp.

* La Tempestad, núm. 19, julio-agosto 2001, año 4, textos de María José Cortés, José Luis Justes Amador, Nazario Sepúlveda, entre otros, Editorial Imágenes y Movimiento, México, 62 pp.

* Liberaddictus, núm. 52, agosto 2001, año VIII, textos de Humberto Brocca, Sandra Tovar Kuri, Mónica Flores Ramos, entre otros, ContrAdicciones, Salud y Sociedad, ac, México, 32 pp.

* Metapolítica, núm. 19, julio-septiembre 2001, vol. 5, textos de Esteban Molina, Elias Palti, Javier Campos Daroca, entre otros, Centro de Estudios de Política Comparada, México, 185 pp.

* (paréntesis), núm.12, agosto 2001, año I, textos de Miguel Gomes, Tedi López Mills, Antonio Alatorre, entre otros, Editorial Paréntesis, México, 123 pp.