SABADO Ť 29 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Autor de temas para Mirada de mujer o Amores

Componer para telenovelas es crear sin protagonismos: Ernesto Anaya

JORGE ANAYA ESPECIAL

Componer la música incidental de una telenovela -por lo menos en el método de Ernesto Anaya, compositor defeño nacido en 1962- es un proceso que arranca en forma muy poco romántica: reuniones de trabajo con los productores y lectura minuciosa del guión y los perfiles de personajes. La mayor parte de esta tarea es realizada por Juana Vargas, la productora, quien es pareja de Ernesto desde hace 13 años e integra con él un dueto músico-vocal de creciente éxito.

Una vez comprendidas las características del personaje y las peripecias que le depara el argumento, es necesario elegir el tipo de música que le vendrá mejor. Como las telenovelas manejan estereotipos, esta elección no deja de ser un tanto obvia: por ejemplo, rock para un chavo banda, clásico para un hombre maduro. Sin embargo, ya ubicado el género, hay que encuadrar el estilo preciso.

"Según La ley de Murphy, si uno copia a un autor es plagio, si copia a muchos es investigación", sonríe Ernesto, cuyo bagaje musical incluye siete años como vocalista y ejecutante con Los Folkloristas y grabaciones con artistas de la talla de Amparo Ochoa, Tania Libertad, Salvador El Negro Ojeda y Botellita de Jerez. Una vez más es Juana quien lleva el peso de la faena de escuchar horas y horas de grabaciones para definir el tipo musical más adecuado para cada personaje.

Y entonces sí, a convocar a la musa.

Dominar el ego

-ƑQué tanto puedes expresarte como artista al componer una música cuyo objetivo es ser accesorio de un todo?

-Te tengo que contar un pequeño secreto -contesta Ernesto-. Cada proyecto es una oportunidad de experimentar con algo que a lo mejor traíamos en la cabeza desde hace tiempo. Digamos, por ejemplo, que siempre habías querido componer algo para un trío de mandolinas. Y de pronto dices: "en este pasaje puedo jugar con ese trío". Los demás no lo saben, y al escuchar el resultado te preguntan, Ƒpero cómo se te ocurrió meter aquí esas mandolinas? Entonces pones cara de misterioso y los dejas preguntándose.

"Estoy consciente de que se trata de una música que, como dice la definición de Aaron Copland, muchos oyen y nadie escucha", agrega. "Tengo que bajarle a mi protagonismo, al ego. Eso sí, en primer lugar me planteo que sea música que me guste, y en segundo, que sea adecuada para el proyecto. La melodía tiene que fluir con suavidad, sin cambios bruscos de ritmo a menos que la escena lo requiera, y con armonías sencillas."

Lejos de la fácil tentación de producir su música sólo con sintetizadores y sampleos -grabaciones de compases repetitivos de instrumentos reales-, Ernesto crea elaborados arreglos que requieren de la participación de varios músicos -cuarteto de cuerdas, cuarteto de saxofones, oboe, flautas-, así como de largas sesiones en estudios de grabación. Costoso capricho si se considera que estos gastos deben deducirse del pago único que la pareja recibe, aunque algo ayuda el hecho de que Ernesto aporta la ejecución de algunos de los 40 instrumentos que domina, como piano, guitarra, vihuela, violín, viola, tres cubano y percusiones.

La ejecución humana es clave para el efecto de la música, explica Juana. Por una parte, el intérprete contribuye con valiosos comentarios y sugerencias, en especial cuando se trata de amigos que han compartido toda suerte de vivencias con los autores. Además, cada persona siente en forma diferente, y el estado de ánimo del ejecutante confiere a la interpretación un matiz imposible de lograr aun por el más preciso de los sintetizadores.

Aunque la mayoría del teleauditorio no sepa distinguir entre un violín real y uno sintetizado, la diferencia se percibe en el inconsciente o, si se quiere, en el alma. Juana cita su propia experiencia con el tema de amor de María Inés y Alejandro, los personajes de Mirada de mujer que Angélica Aragón y Ari Telch volvieron entrañables. "Yo escuché la melodía ene veces en sintetizador, le sugerí cambios a Ernesto, escuché los ensayos, la tarareaba en el baño, ya la soñaba, pero cuando la escuché en vivo con todos los instrumentos, me quedé sin habla y me puse a llorar como tonta. Y si eso me pasaba a mí, que ya me la sabía de memoria, imagínate lo que siente el espectador, sobre todo al conjuntarse con la escena"

-Pero las televisoras, Ƒaprecian ese esfuerzo?

-Sí y no. A veces la gente ve los créditos en las telenovelas y se imagina que uno ya la hizo económicamente, pero la verdad, la paga no es muy buena. Sin embargo, sí valoran tu trabajo, desde el momento en que te siguen llamando.

Después de colaborar con Argos en Mirada de mujer, Tentaciones y La vida en el espejo, Ernesto y Juana han continuado con las producciones de TvAzteca Háblame de amor, Tío Alberto y Amores: querer con alevosía. Para Televisa adaptaron una canción que Astrid Haddad interpretó en el capítulo final de la telenovela Gente bien, mientras que Juana prestó su voz a la actriz Verónica Merchant en un bolero con música de Ernesto y letra de Emilio Angel Lome, en el capítulo final de Tío Alberto.

Esta última, por cierto, les dejó una desilusión. Ernesto había creado una canción rúbrica cuya letra, compuesta también por Lome, giraba en torno del ajedrez y de los personajes encarnados por Héctor Bonilla y Verónica Merchant. De hecho, toda la cortinilla inicial fue creada en torno a esa canción, y la música incidental está basada en ella Pero tres días antes de salir al aire, la televisora firmó contrato con la disquera que tiene en exclusiva a Eros Ramazzoti para utilizar su tema Fuego en el fuego, que poco tiene que ver con el ajedrez o con la trama. De hecho, cuando algún reportero le preguntó a Ramazzoti qué opinaba de que su canción sirviera de rúbrica a Tío Alberto, el cantautor italiano puso cara de Che cosa dice?

-Eso sí, peor les va a otros autores, a quienes las productoras simplemente les ordenan componer "cinco temas tristes, cinco alegres, cinco románticos" sin que jamás sepan en qué programas serán utilizados.