SABADO Ť 20 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Terminó el segundo congreso internacional de nuestra lengua en Valladolid

El español, ''esperanto'' de las comunidades indígenas de América, señala Carlos Fuentes

Ť México tiene una cultura milenaria repleta de ''rebeliones esporádicas'', expresa

Ť ''Los indios, fiel de la balanza de nuestra posibilidad comunitaria'', dice el novelista

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Valladolid, 19 de octubre. El novelista mexicano Carlos Fuentes acudió a su cita con el segundo Congreso Internacional de la Lengua Española en Valladolid, que hasta hoy sólo se había emocionado por el escándalo del cuádruple autoplagio del Nobel Camilo José Cela. A cambio Fuentes, que hace de la oratoria una gesta plurilingüe y elegiaca, recurrió a los orígenes de nuestra lengua, el español, para espetar un rotundo ''ya sabemos'' nuestra identidad, ahora debemos descubrir lo que ''todavía no somos'', y ese hallazgo sólo lo podemos encontrar en la diversidad de la comunidad hispanoparlante, en la que las comunidades indígenas, desde el Río Bravo hasta el Río de la Plata, tienen al español como su ''esperanto''.

Su intensidad intelectual, su lucidez y su irreverencia ante los severos guardianes del lenguaje hicieron que Fuentes no sólo recibiera una ovación en la ceremonia de clausura del congreso, sino que se convirtiera en el portavoz, posiblemente sin proponérselo, del futuro debate de nuestro idioma: la diversidad de la ''unidad'' del español.

Fuentes ejemplificó esa diversidad de la unidad de nuestro idioma al leer un breve diálogo primero en caló mexicano, luego ''traducido al español'' y después como lo hubiera escrito Cicerón, en latín. Porque ''el español es una lengua impura y en su impureza reside su valor -su tradición- su renovación y su comunicabilidad''. Porque la ''Mancha lingüística del mestizaje'' no pertenecemos a una ''sola raza'', descendemos de indígenas, negros, europeos, y en España del fenicio, del celtíbero, del griego, del romano, del dodo, el judío y el árabe.

Marcos, voz de la rebelión en español

Fuentes se preguntó: ''¿Cómo iba a ser lengua del imperio (como la llamó Nebrija en el crucial 1492), excluyente y exclusiva, una lengua tamizada, hasta el día de hoy, en una altísima medida, por la lengua árabe que nos permite decir a los hispanoparlantes, y sólo a nosotros, azotea, almohada, alberca, alcachofa, ole y ojalá, además de naranja, limón y jaque mate?''

fuentes_portilla_vi19tY ahora, frente a la reconquista silenciosa de Estados Unidos, estamos ante un nuevo fenómeno lingüístico: el mixturado continental, el spanglish o espanglés, pues a veces priva la expresión inglesa, a veces la castellana, en un fenómeno fronterizo fascinante, peligroso a veces, creativo siempre, necesario o fatal como lo fueron los encuentros antiguos del castellano con el náhuatl, gracias al cual nuestra lengua y algunas más pueden hoy decir chocolate, tomate, aguacate''.

Fuentes, que lo mismo alternaba el inglés, el francés, el español o el latín con el inglés o el caló mexicano más mestizo, celebró que el español sea en el albor del nuevo milenio una ''lengua de encuentro, la lengua de reconocimientos; la lengua que liga a Lorca y Neruda, a Galdós y Gallegos, pero también a Marcela Serrano y a Nuria Amat, a Juan Goytisolo en España y a Juan Rulfo en Mexico''.

Fuentes retomó lo que había sido hasta hoy en el congreso un grito en el desierto, lo dicho por el historiador mexicano Miguel León-Portilla, que dio voz a la diversidad indígena de América.

''Viajar a la tierra de los huicholes en Jalisco, los tarahumaras en Chihuahua, los nahuas en el México central, los zapotecas en Oaxaca o los mayas en Yucatán es descubrir que, aun cuando son iletrados, los indígenas no son ignorantes y aun cuando son pobres, no están desposeídos de una cultura. Lo que poseen es un extraordinario talento para recordar o imaginar sueños y pesadillas, catástrofes cósmicas y deslumbrantes renacimientos, así como los minuciosos detalles de la vida diaria, las primeras palabras de un niño, las gracejadas del payaso de la aldea, la fidelidad del perro casero, las comidas preferidas, la memorable muerte de los abuelos.''

Esa cultura milenaria y repleta de ''rebeliones esporádicas" se explica de alguna forma en Chiapas: ''De la primera rebelión chiapaneca de 1712, desencadenada por la visión milagrosa de la niña María Candelaria, a la última rebelión chiapaneca de 1994, desencadenada por la visión igualmente milagrosa de que México ya era un país del Primer Mundo, resulta curioso notar la presencia ?si no precisamente la dirección? de cabecillas criollos o mestizos, Sebastián Gómez de la Gracia en 1712, Marcos en 1994, que si no son o dicen no ser quienes conducen la rebelión, sí son los que le dan voz pública y esa voz, nos guste o no, se la dan en español''.

Lengua franca de la indianidad

''Y es que el movimiento que se extiende por las antiguas tierras aborígenes de América, reivindica la gran tradición oral de los pueblos indígenas -náhuatl, aymara, guaraní, mapuche- pero sabe -sabemos- que su voz universal, la que liga sus reivindicaciones muy respetables a la comunidad social y política mayor de cada país nuestro, es la voz castellana. El guaraní de Paraguay no se entenderá con el maya de Yucatán, pero apuesto a que ambos se reconocen en la lengua común, la castilla, el español, el esperanto de América. De tal suerte que aun en nombre de la autonomía y el reconocimiento culturales de los pueblos indígenas, el español es lengua de co-relación, de comunicación, de reconocimiento de lo que no es en español. Es la lengua franca de la indianidad americana.''

Advirtió: ''Los indios de América son parte de nuestra comunidad policultural y multirracial. Olvidarlos es condenarnos al olvido de nosotros mismos. La justicia que reciban será inseparable de la que nos rija a nosotros mismos. Son el fiel de la balanza de nuestra posibilidad comunitaria. No seremos hombres y mujeres satisfechos si no compartimos el pan con ellos.

''¿Cabe estimular a las otras lenguas, las de las comunidades indígenas? Sí, que se potencien a sí mismas, pues tienen un gran poder. Uno va a las comunidades indígenas de México y lo que hay es una capacidad expresiva de memoria, de contar cuentos, mitos, salmodias, que es absolutamente extraordinario. Eso no debe perderse.''

Mientras tanto, el Foro por la Diversidad finalizó tambien hoy con una manifestación en pos de un mundo en paz, sin etnocidios y sin discriminaciones, al tiempo que se exigió volver los ojos a esa ''diversidad'' que dentro de la ''unidad" de los hispanoparlantes significan las comunidades indígenas que, como dijo Fuentes, son ''parte de nuestra comunidad