SABADO Ť 24 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Acusan al BM de pretender comercializar el conocimiento

El mal reparto del saber genera brechas económicas: docentes

Ť La información debe estar al servicio de la justicia social, sostienen

MARIA RIVERA ENVIADA

Guadalajara, Jal., 23 de noviembre. La brecha entre los países que concentran la riqueza y el conocimiento y las naciones pobres y con altos niveles de ignorancia crece sin cesar, afirmaron profesores e investigadores que participaron en la conferencia magistral Geopolítica del poder y del saber, en el marco de la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales.

Las cifras presentadas no dejan margen de duda al respecto: si en 1950 existían 500 mil universitarios en el continente, actualmente hay más de 8 millones. Y sin embargo, pese a contar con personas más preparadas, la región que controlaba 12 por ciento del comercio internacional ahora tienen, en sus manos menos de 4 por ciento. Los 80 millones de pobres se han convertido en 220. Ante tal panorama, concluyeron, construir más universidades que impartan el mismo conocimiento no es la solución.

La mala distribución de la riqueza no cesa por un factor fundamental, afirmó Xavier Gorostiaga, de la Universidad Landívar, de Guatemala: el mal reparto del conocimiento. "Ya no son la agricultura o los recursos naturales los ejes de acumulación fundamental, ahora es el saber. Si este eje está tan mal dividido, la distancia entre ricos y pobres cada vez será más grande".

Hemos creado profesionales exitosos en sociedades fracasadas, dijo sin ambages. Y, esto, continuó, levanta un serio cuestionamiento ético e histórico para los universitarios. Por eso, advirtió, y considerando que la educación es un bien público que no puede ser suministrado por el mercado, la recuperación de lo público es un factor determinante para la universidad, en el actual momento de privatizaciones.

ƑPara qué formamos profesionales?, preguntó. "Para la comprensión y superación de la pobreza. Este es el verdadero indicador si nuestras universidades se acreditan académicamente, no lo que diga un comité". En resumen, puntualizó, se trata de lograr oportunidades de vida y de ser productores para todos, especialmente para los sectores excluidos, y ordenar hacia su consecución las ciencias, las técnicas y la responsabilidad social.

José Luis Coraggio, rector de la Universidad General Sarmiento de Argentina, expuso que la serie de reformas que se han impuesto a las universidades públicas responden a un programa explícito, con autores concretos, que buscan incorporar el proceso educativo al mercado.

Lo que nos ha anunciado el Banco Mundial, señaló, es que dejará de ser un banco de desarrollo para convertirse en uno de conocimiento. "Está acumulando saber, de la misma forma que acumuló conocimientos para decirnos cómo reorganizar la salud, la educación y hasta al mismo Estado. Ahora tiene un proyecto de vendernos el acceso a bancos de información y conocimiento".

Indicó que esta visión mercantilista cree que toda actividad humana, sobre todo la educación, estará mejor organizada de esta manera.

Empresas del conocimiento

En los documentos del Banco Mundial se puede ver cómo analizan el proceso educativo, convirtiéndolo en servicios, actividades y operaciones que concluyan en la obtención de un título o certificado. "Bajo esa perspectiva se pueden generar empresas para acreditar, tomar exámenes, producir materiales". En resumen: cada operación del proceso educativo puede terminar convertida en un negocio.

Demandó no olvidar que las universidades públicas tienen sus pies, la cabeza y las manos en regiones concretas, con alumnos provenientes de contextos culturales específicos. "Y nuestro deber es ayudar a desarrollar un sistema de producción, apropiación, sistematización y uso del conocimiento, y de la información al servicio del desarrollo democrático y la justicia social, no al servicio de una visión del mundo que excluiría al 70 por ciento de la población del acceso a una educación superior".

Helgio Trindade, ex rector de la Universidad de Río Grande do Sul, expuso que no se puede considerar que los docentes y funcionarios de las universidades deben ser la vanguardia de los cambios si los sujetos de ésta, es decir, los estudiantes, quedan fuera del juego de la transformación.

En su intervención, el rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, de la Universidad de Guadalajara, Juan Manuel Durán, aceptó que en el contexto neoliberal el sistema educativo en lo general y las universidades públicas surgidas de la revolución tecnocientífica que se inició a mediados del siglo XX y se consolidó en los 80, han tenido que adaptarse cada vez más al mercado como consecuencia del modelo económico.

No es fácil insertarse en la globalización, admitió, por ser un proceso de profundas transformaciones tecnológicas y de reacomodo de grandes áreas geoeconómicas. "No sabríamos predecir el éxito del modelo en curso y los cambios que en la estructura de la educación mexicana implicarán, consideró, pero sí se sabe que los cambios en el modelo económico y en lo general en la economía mundial impactan en el desarrollo de la educación en México".