SABADO Ť Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť Ocho oficinas de apoyo, asesoría y coordinación, novedades de esta administración

El gabinetazo, 12 meses entre polémicas, duplicidad de funciones y novatez política

Ť Sojo, Adolfo Aguilar Zinser y Sarukhán, ejes de las tres áreas en que Fox dividió el gobierno

 JUAN MANUEL VENEGAS

Junto a los integrantes del gabinetazo -que el entonces presidente electo Vicente Fox Quesada anunció y presumió en las páginas de La Jornada el 6 de noviembre de 2000- la administración federal que este sábado cumple un año trajo, como una de sus máximas novedades, la creación de ocho oficinas de apoyo, asesoría y coordinación de los asuntos nacionales "prioritarios" para el jefe del Ejecutivo Federal.

Al estilo del organigrama de la Casa Blanca estadunidense -según las palabras de Fox Quesada- estos asesores despacharían en Los Pinos, con la idea de "apoyar en el análisis" de las decisiones más importantes que se tuvieran que tomar. La "evaluación" de los grandes temas del país también correría por su cuenta. Algunos consideraron que eran una especie de "supersecretarios". Muchos de ellos se desinflaron políticamente.

fox-gabinete9A 12 meses de distancia su desempeño se ha notado más por las polémicas que han generado y, paradójicamente, no ha sido la duplicidad de funciones que muchos advirtieron al principio del sexenio foxista lo que ha dado la nota, sino su novatez en la "operación política" que desde Acción Nacional y la residencia oficial se les ha endosado.

Tres de ellos, además, tienen el encargo presidencial de "coordinar" las tres áreas en las que Fox Quesada "dividió" el gobierno: Eduardo Sojo Garza-Aldape ejerce simultáneamente la Coordinación de Políticas Públicas y la responsabilidad del "gabinete para el crecimiento con calidad"; Adolfo Aguilar Zínser, como consejero en Seguridad Nacional, debería ser el jefe del "gabinete de orden y respeto", y José Sarukhán, en su cargo de jefe de la Oficina Presidencial para el Desarrollo Social y Humano, del área de "crecimiento con calidad".

Los otros cinco que conforman el autodenominado "Grupo Pinos" son Xóchitl Gálvez, titular de la Oficina Presidencial para la Atención de las Comunidades Indígenas; Rodolfo Elizondo Torres, de la Oficina Presidencial para la Alianza Ciudadana; Juan Hernández, de la Oficina Presidencial para la Atención y Apoyo de los Mexicanos en el Extranjero; Ramón Muñoz, de la Oficina para la Innovación y el Cambio Gubernamental, y Carlos Flores Alcocer, de la Oficina para la Planeación Estratégica y Desarrollo Regional.

Reforma fiscal y crecimiento: los enredos de Sojo

Coordinador de asesores de Fox en el gobierno de Guanajuato, a Eduardo Sojo se le ubicó en la presentación del gabinete económico (23 de noviembre de 2000) como el "más influyente" de los asesores del Presidente de la República. Se destacó de él su capacidad para "tender puentes" entre empresarios y su trato "siempre conciliador".

"No hay reproches para él dentro del equipo; no tiene amarres políticos que lo comprometan con ningún grupo; es el paradigma del estilo del nuevo gobierno... no es un camaleón: su único compromiso es con el Presidente", se le identificó.

Pero muy pronto la realidad del país y el desgaste propio de la negociación de los recursos públicos se le vinieron encima: responsable y defensor a ultranza de la propuesta de campaña del crecimiento de 7 por ciento anual, Sojo tuvo que corregir al vuelo las expectativas y apenas comenzado el gobierno aceptó que si acaso sería de entre 4 y 4.5 por ciento para este año. Se defendió -lo mismo que Fox- con el argumento de que la promesa proselitista había sido para el tercer año del sexenio.

De acuerdo con las condiciones internacionales, "no está mal" crecer 4 por ciento, mantuvo su idea todavía hasta ya pasado el primer trimestre de 2001. En la guerra por el "tamaño del pastel", se confrontó con Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, y Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda, quienes con sus propias cifras contradijeron las expectativas de Sojo.

Fox y su asesor le apostaron todo a la aprobación de la reforma fiscal... que hasta ahora no ha llegado. Lo que sí llegó fue el anuncio del propio gabinete económico: "cero crecimiento" para este año.

Y si en las expectativas no anduvo muy certero, en las negociaciones para la reforma hacendaria, por cierto, a Sojo tampoco le fue muy bien: recientemente, al declarar en Europa que el acuerdo entre los partidos políticos "era ya un hecho", ocasionó que todo se viniera abajo o por lo menos se retrasara. "Declaraciones así no contribuyen en nada para el acuerdo", le advirtió el coordinador de los diputados federales panistas, Felipe Calderón Hinojosa.

Aguilar Zinser: sin mayor influencia frente a Creel, Vega y Macedo

Flamante consejero en Seguridad Nacional y coordinador del gabinete de "orden y respeto", Aguilar Zinser carece de margen de acción e influencia frente a las decisiones que se toman en las secretarías de Gobernación, Defensa Nacional y Marina, así como de la Procuraduría General de la República (PGR).

En su puesto "le tocó bailar con la más fea", comentan con alguna ironía muchas voces en Los Pinos. Ni Santiago Creel Miranda, ni el general Ricardo Clemente Vega García, ni el almirante Marco Antonio Peyrot ni el procurador Rafael Macedo de la Concha han aceptado que en sus gestiones se "entrometa" el comisionado Aguilar Zinser.

Cuando trascendió que junto con el canciller Jorge G. Castañeda quiso interferir en el conflicto en Chiapas, generó incluso la molestia del comisionado para la Paz, Luis H. Alvarez.

Algunos observadores señalan que Aguilar Zinser representa "los intereses" de Castañeda en los salones de Los Pinos cercanos al Presidente. Otros lo identifican como "el solitario del palacio".

¿Y Sarukhán?

Del ex rector de la Universidad Nacional poco hay que decir, porque muy poco se sabe de su encargo al frente de la Oficina Presidencial para el Desarrollo Social y Humano. No se le recuerda incluso ninguna intervención en los actos públicos a los que es convocado por el titular del Ejecutivo federal.

Josefina Vázquez Mota, Julio Frenk y Reyes Tamez, titulares de las secretarías de Desarrollo Social, Salud y Educación, respectivamente, se mueven con su propia agenda y, hasta donde se sabe, ninguno de ellos se "coordina" con Sarukhán.

Elizondo y Gálvez: los más activos, pero cercados por el PAN

La marcha del EZLN de Chiapas a la ciudad de México, el fugaz contacto con la comandancia guerrillera y la discusión y aprobación de la ley indígena, fueron momentos clave para la aparición de Rodolfo Elizondo Torres y Xóchitl Gálvez, que intentaron operar en favor de la iniciativa de ley que Fox envió al Congreso y que recogía "el espíritu" de los acuerdos de San Andrés como estrategia para restablecer el diálogo con los zapatistas. Lo hicieron por su cuenta, con su estilo peculiar y margen de influencia limitado.

En su empeño toparon con el feroz rechazo de la dirigencia de Acción Nacional que primero, no sólo se opuso a la "apertura" de Fox hacia el EZLN, sino que más adelante modificó sustancialmente la propuesta de ley original.

Gálvez se enfrascó en un duelo verbal con Diego Fernández de Cevallos, que no pasó de lo anecdótico frente al poder y cerrazón del jefe real del panismo nacional; Elizondo en tanto, caídas las expectativas de la negociación para la paz en Chiapas, dedica sus esfuerzos ahora a la aprobación de una nueva ley para la participación ciudadana y, en los hechos, funge de enlace entre Fox y el CEN del PAN.

El resto

Juan Hernández, salvo sus proyectos aislados de apoyar a los migrantes con su "cajita feliz" y su reciente y desafortunada declaración de que en México el Ejército no cuenta, aparece más como el personaje idóneo para organizar a Fox sus encuentros con la comunidad mexicana radicada en Estados Unidos, totalmente al margen de las "negociaciones serias" que encabeza Castañeda, quien por cierto no deja de manifestar ?cada que puede? su rechazo hacia la figura pública del jefe de la Oficina para la Atención de los Mexicanos en el Extranjero.

Finalmente, Carlos Flores y Ramón Muñoz, como personas cercanas a Fox, se mantienen ?sin pena ni gloria? como los leales vigilantes de la burocracia federal y de la buena presentación de los actos presidenciales, siempre ad hoc con los conceptos de "innovación y calidad".