VIERNES Ť 7 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť Para democratizarse, tienen que ser incluyentes, sostiene Narro Robles

González Casanova: las universidades deben brindar mejor educación a más personas

Ť El investigador plantea que se vincule la cultura superior con la de pueblos indígenas

Ť Impulsar los cambios desde la estructura de gobierno, propone Elvira Concheiro

MARIA RIVERA

La meta que deben perseguir las universidades es brindar mejor educación para más personas, sintetizó Pablo González Casanova en la mesa sobre la democratización de las instituciones culturales en la transición mexicana, organizada por el sindicato de académicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. "La autonomía tiene que respetarse, pero esta defensa no debe llevarnos a la destrucción de ese conjunto que llamamos universidad, que significa unidad en la diversidad", estableció.

El investigador centró su análisis en el momento que vive la Universidad Nacional Autónoma de México. Sostuvo que si bien es importante tener una visión crítica del mundo actual y del sistema educativo nacional, también se requiere construir una universidad alternativa que preserve los valores de la actual y que se enriquezca con los de otras organizaciones, como los de las etnias del país. Para eso, indicó, hay que esforzarse por vincular la llamada cultura superior con la de los pueblos indígenas de México.

Explicó que es necesario tener presente el complejo contexto en que se está realizando el proyecto de reforma de las instituciones de educación superior, y en particular de la UNAM. Si bien existe un proceso de democratización en el mundo y en el país, reconoció, éste se acompaña de una gran crisis que involucra la legitimidad de las autoridades y de los gobiernos; sistemas de mediación como los partidos políticos; la economía; el derecho y las instituciones internacionales, así como a los derechos humanos. Recordó que anteriormente había distintos proyectos de futuro, que se basaban en la idea del progreso, del desarrollo o de la transición al socialismo, pero eso ya no existe, y "los jóvenes ven un futuro que no les es favorable".

Manifestó que todos hablamos de la necesidad de democratizar las universidades, pero primero habría que definir lo que se quiere decir con esa expresión y hasta qué punto actúan coherentemente quienes plantean esa meta, y pidió precisar objetivos comunes, ya que esto contribuye a afirmar los procesos de aprendizaje con perspectivas y paradigmas compartidos.

Finalmente, apuntó que la coyuntura actual exige aprender a actuar entre tensiones y contradicciones. "No podemos pasar de la crisis al ideal de una tranquilidad total. Debemos cultivar el arte de discutir nuestras distintas posiciones hasta alcanzar puntos de vista en común".

En representación del rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, José Narro Robles dijo que la cultura de un país, es decir, la suma de rasgos distintivos de una sociedad, no sólo se crean y recrean en las instituciones culturales privadas o públicas, sino en la sociedad civil.simposio_cultura_j5pa2 México es uno de los casos donde la libre creación y la defensa de los bienes culturales se han dado generalmente fuera de las instituciones, agregó, pero eso no implica que las instituciones encargadas de promover y preservar la cultura olviden que tienen una gran responsabilidad en la conservación y el fomento del sistema de valores, experiencias y tradiciones que conforman un país.

Indicó que la sociedad reclama procesos incluyentes, como la igualdad de oportunidades para acceder a la salud, la educación o el trabajo. Y en esta perspectiva debe ubicarse el proceso de democratización de las instituciones culturales.

Narro Robles puntualizó que la democracia en las universidades tiene por lo menos tres vertientes: acceso de la población en general a los bienes culturales; gobierno y sistemas de conducción, y reglas de convivencia. Todas son importantes, dijo, pero si la población no tiene posibilidad de acceder a las instituciones y manifestaciones culturales, en sentido estricto no podrá hablarse de democracia en las universidades, sino de una reforma política de la universidad, al igual que de una académica y administrativa.

Es un proceso que pasa por revisar los mecanismos de designación de las autoridades, pero también por descentralizar la toma de decisiones, mejorar la participación y representatividad de los diversos sectores universitarios, dotar de mayor protagonismo a los académicos y democratizar la convivencia universitaria.

"El reto de la democratización de las instituciones culturales implica un análisis profundo de las relaciones de poder que en ellas se establecen, así como de sus vínculos con otras instancias de la sociedad", concluyó.

Por su parte, la académica Elvira Concheiro sostuvo que la existencia de diversos proyectos resulta "algo absolutamente propio de un centro de conocimientos como son las universidades, y reconocerlo sería un primer paso para entender que la institución debe contar con reglas y órganos democráticos".

Aseguró que los sectores que se oponen a la democratización basan sus descalificaciones en experiencias pasadas, cuando se pensaba que era posible realizar un cambio social desde la universidad.

Sin embargo, agregó, hoy la situación es distinta y "el respeto que han alcanzado las libertades democráticas en el país hace que la mayoría de los universitarios conciba de manera distinta el papel de la política en las universidades".

Apuntó que como punto de partida se debe impulsar la democratización desde la estructura de gobierno, bajo el principio de autoridades colegiadas, y regenerar el poder de la academia.