MIERCOLES Ť 12 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť La pobreza, obstáculo infranqueable para el desarrollo educativo, dicen los mentores

Se prolonga ya por más de tres meses el plantón magisterial en San Lázaro, pese a incomodidades

Ť Provenientes en su mayoría de regiones marginadas, afirman que mantendrán la protesta

Ť Cotidiano intercambio de experiencias acerca de cómo impartir clases en la miseria

MARIA RIVERA

En el plantón magisterial frente a San Lázaro la tenacidad casi puede tocarse. No se trata de la obstinación de los necios, sino de la resistencia de los que viven cara a cara con la miseria. Han visto a sus alumnos dormir por hambre, morir debido a la falta de medicamentos y abandonar las escuelas atraídos por el narcotráfico o la migración. Por eso se han movilizado, explican, para impedir que se siga recortando el gasto público en educación, que actualmente es de 4 por ciento, apenas un tercio de lo que recomienda la UNESCO.

Nada parece hacer mella en su determinación. Ni las interminables negociaciones, las malpasadas, las noches de frío o la indiferencia, si no es que la burla de los que pasan a su lado. Desde el martes 4 de septiembre se instalaron frente al Congreso y ahí seguirán, afirman, hasta que se tomen en cuenta sus demandas.

Llegaron el mismo día que una encuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) situaba a México en el penúltimo sitio entre 32 países en el renglón educativo. Saben que la razón está de su lado, que desde todos los frentes hay consenso de que el rezago no puede continuar, pero el horizonte de recortes presupuestales, lejos de acercarlos a su objetivo, parece alejarlos cada día más. Sin embargo, nadie parece dispuesto a abandonar sus demandas, todos parecen tener claro que no se consigue nada sin luchar.

Acerca de las condiciones laborales

Mientras esperan que se cocine el caldo de res que comerán ese día, los del contingente de la Costa Chica de Guerrero relatan las condiciones en que trabajan. Para trasladarse a sus escuelas desde la cabecera municipal viajan en camiones refresqueros que los dejan donde terminan las brechas y después caminan entre cinco y ocho horas. Todos los maestros de una escuela duermen juntos en cuartos de cuatro por cuatro que les proporciona la comunidad y ahí mismo cocinan sus alimentos.

Las condiciones laborales no son mejores. Hay profesores que atienden entre tres y cuatro grados y en cada mesabanco juntan hasta seis alumnos, por falta de mobiliario. Los niños a veces van a la escuela y otras no, porque tienen que ayudar a la familia en las faenas del campo. Muchos apenas terminan la primaria. Las mujeres se casan a partir de los 11 años y los hombres entre los 13 y 14. "El mismo padre los obliga para que dejen la casa y poder mantener a los otros hijos".

La educación de calidad que nos piden no se puede lograr así como estamos trabajando, señala Agustín Díaz Albina, de la zona 45; "no enseñamos, lo que hacemos es entretener a los alumnos. Como lo que más beneficia a los niños es que medio aprendan a hablar el español, para que entiendan lo que les dicen, a eso nos enfocamos. Tenemos que adaptarnos a las necesidades de las comunidades".

La maestra Mercedes Santana Lara, de San Juan de los Pinos, municipio de Acatepec, que atiende de primero a cuarto grado en la escuela unitaria Aquiles Serdán, asiente. Desde su perspectiva, el mayor obstáculo para la educación es la pobreza extrema. En la suya, cuenta, no hay acceso a ningún tipo de servicio médico y en meses pasados muchos tuvieron tanta tos que llegaban al desmayo. Algunos murieron, pero no se supo ni de qué.

"Los niños van a la escuela sin un pedacito de tortilla en el estómago -lamenta-. Todos los días veo a la mayor parte de mis alumnos medio dormidos por la desnutrición. A los 12 o 13 años la mayor parte migra a Ayutla de los Libres para trabajar como peones o albañiles a cambio de un salario mínimo. En San Juan no se ve apoyo de ninguna parte, ni de la cabecera municipal ni del gobierno del estado. šMucho menos de la Federación! Son personas que viven por un milagro de Dios", concluye.

Jesús Ocampo Melchor, profesor de nivel medio superior en Lázaro Cárdenas, Michoacán, es quien dibuja las pancartas que llevan los contingentes de la coordinadora. Rechaza que haya punto de comparación entre la educación mexicana y la de naciones desarrolladas, como sugiere la encuesta de la OCDE. "ƑCómo pueden medirnos con países que dedican porcentajes altísimos de su producto interno bruto a educación, como Francia, EU o Inglaterra, mientras aquí se dedica tan poco? Además hay que tener en cuenta que las condiciones económicas de nuestros alumnos son totalmente distintas a las de los estudiantes de aquellos lugares".

Lázaro Cárdenas, comenta, se convirtió en un polo de desarrollo en los setenta, lo que atrajo muchos migrantes. Pero ahora está olvidado. La mayor parte de la gente quiere salir de ahí a California o Chicago en busca de empleo.

"Cuando preguntamos a los alumnos qué les gustaría estudiar, nos responden que para qué continuar si no hay empleos, y que en cambio sus parientes que van a trabajar a Estados Unidos ganan bien sin tanto esfuerzo". Otro de los problemas, advierte el maestro, es el poder de atracción del narcotráfico. La región en donde está enclavado el puerto es famosa por el cultivo de mariguana y amapola. "Muchos de los estudiantes ni siquiera terminan la secundaria cuando empiezan a ayudar a sus familiares en labores de este tipo".

A pesar de tal panorama mantiene la esperanza. "En la coordinadora creemos que parte de nuestra labor es inculcarles a los alumnos la conciencia de sus orígenes, que el hecho de que haya ricos y pobres no es porque así esté dado para siempre, sino que es un problema de la sociedad. Tenemos que mostrarles las razones por las que no hay empleos y por qué unos tienen acceso a una mejor educación y otros no".

Fidelia Santiago Salinas y Gabriela Estudillo Jiménez pertenecen al sector dos, de Tehuantepec, Oaxaca. La primera imparte clases en nivel medio superior en Jalapa del Marqués y la segunda instrucción primaria en Santa María Zapotitlán.

La gente cree que luchamos por mayor salario para nosotros y no se da cuenta que también lo estamos haciendo por nuestros alumnos y la gente de las comunidades, indica Fidelia. "He venido a todos los plantones desde los ochenta y no me arrepiento, todo lo que hemos logrado ha sido a base de sacrificios, dejando a nuestras familias y exponiéndonos a muchos peligros". Apenas pueden dormir, comenta, porque las cobijas que han traído son insuficientes para contrarrestar el intenso frío. El viento traspasa los delgados cobertores y no hay forma de calentarse. Como su delegación no es numerosa, continúa, no pudieron organizarse para cocinar y tienen que comer en fondas. Se asean en baños públicos o en las casas de familiares que viven en el DF.

"A pesar de todo nuestra lucha va a seguir. El plantón de ahorita es sólo representativo, pero si el gobierno federal no nos da soluciones todo el magisterio va a tener que venir", afirma.

Si habláramos de los factores que influyen en el rezago educativo, resume Gabriela, su compañera, los principales serían la falta de escuelas y mayor capacitación y mejores salarios para los maestros.

Edith Roldán y Analine del Angel trabajan por honorarios desde hace dos años en una escuela de Huamantla. Ganan mil pesos por quincena y de aguinaldo recibirán 600. No tienen ISSSTE ni ningún tipo de prestaciones. En su situación hay mil profesores en Tlaxcala.

"Nosotras terminamos de estudiar hace dos años y en nuestro título dice que somos licenciadas en educación primaria -explica Edith-, pero para qué nos sirve si ni siquiera podemos conseguir un interinato. Mil pesos quincenales para qué canijos alcanza. Nosotras gastamos entre 40 y 45 pesos diarios entre comida y pasaje. No nos sobra nada".

"Con este ya llevamos tres plantones en los que participamos -retoma Analine-. Gracias a las movilizaciones se consiguieron 90 días de aguinaldo, así como el salario que ganan los maestros de base. No se vale que tengamos que llegar a esto para que nos suelten algo. Y luego la gente nos ve con indiferencia o nos dice que lo que pasa es que no queremos trabajar. ƑUsted cree que no preferiríamos estar dando clases y viviendo en nuestras casas a estar aquí pasando hambres y frío y durmiendo en el suelo?"