OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 67
La evaluación educativa de la OCDE
Ť Resultados insatisfactorios: México, penúltimo
lugar
Ť Rezagos en comprensión de lectura y aplicación
de conocimientos en matemáticas y ciencias
Ť La desigualdad económica sí afecta resultados
El 4 de diciembre se dieron a conocer en París
los primeros resultados del Programme for International Student Assessment
(Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes -PISA
por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE) de la que México es parte.
Estos resultados muestran que los estudiantes mexicanos están muy
lejos de alcanzar el nivel educativo del mundo desarrollado y que una proporción
no ha logrado el mínimo de comprensión de lectura esperado.
Los datos son interesantes porque destacan ángulos de nuestra realidad
educativa, detectan debilidades y hacen notar el peso de factores económicos
y sociales en el rendimiento escolar. Por ello, Observatorio dedica
el presente comunicado al análisis de la información contenida
en el reporte inicial del PISA-2000.
El examen y sus resultados
El
PISA es parte de un programa más amplio de indicadores de calidad
educativa acordado por los países de la OCDE y representa el esfuerzo
de evaluación educativa internacional de mayor alcance en la historia.
A través del mismo se evaluarán cada tres años los
conocimientos de lectura, matemáticas y ciencias enfatizando un
campo en cada aplicación. El PISA-2000, correspondiente a lectura,
se aplicó a jóvenes de 15 años (inscritos en secundaria
o bachillerato) y midió sus capacidades de comprensión y
aplicación de textos generales, de matemáticas y ciencias.
Participaron los 28 países de la Organización, más
Brasil, Letonia, Liechtenstein y Rusia; en total se examinaron 260 mil
estudiantes, de los cuales cuatro mil quinientos de México.
El reporte correspondiente, Knowledge and Skills for Life
(disponible en el sitio www.pisa.oecd.org) da a conocer resultados
comparativos, más tarde se publicarán monografías
por país. El año entrante se hará la misma prueba
en otros países que lo han solicitado, entre ellos Argentina y Perú,
en 2003 se realizará la evaluación de matemáticas
y en 2006 la de ciencias. La prueba consiste en un cuestionario con preguntas
de opción múltiple o abiertas; en general se presenta al
estudiante un texto breve y se mide su comprensión y uso de conceptos
"en situaciones de la vida real". El diseño estima una media teórica
de 500 puntos con una desviación estándar de 100.
Las calificaciones globales muestran que los países
en los primeros lugares (Finlandia 546 puntos, Canadá 534, Holanda
532, Nueva Zelanda 529 y Australia 528) no se separan demasiado de la media
y que en ningún caso el rendimiento podría calificarse de
excepcional. En cambio, los últimos lugares (México 422 puntos
y Brasil 396) están lejos del promedio general. En todas las calificaciones
México quedó en el penúltimo lugar; en matemáticas
el primer puesto fue para Japón con 557 puntos y México obtuvo
387; en ciencias ganó Corea con 552 puntos y México quedó
en 422.
Además de esas puntuaciones, el reporte ofrece
una escala por niveles de dominio de los textos. La escala maneja cinco
grados, que significan: 1) Localizar una información específica;
2)
Hacer inferencias simples; 3) Captar relaciones entre componentes;
4) Identificar información implícita;
5) Mostrar
dominio de lectura y valoración crítica. Se añade
el grado -1 que implica incomprensión de los textos y se deduce
de las respuestas incorrectas.
Los resultados de México son preocupantes. Mientras
que en los países que ocupan los primeros lugares cerca de 20 por
ciento de los jóvenes alcanzaron el nivel más alto y menos
de 5 por ciento se situaron en el mínimo, en México menos
del uno por ciento obtuvo el nivel superior y cerca de 30 por ciento quedó
en el inferior. Peor aún, 16 por ciento se ubicó en el nivel
de incomprensión de textos.
Otro dato significativo es que, en promedio, los países
de la OCDE alcanzaron resultados satisfactorios (niveles 4 y 5 de dominio)
en más de 30 por ciento de los casos, mientras en México
ese nivel fue ocupado por menos de 7 por ciento, lo que hace evidente la
brecha de calidad que nos separa de aquéllos.
El factor económico
Por otra parte, el informe analiza algunos factores con
incidencia en la calidad educativa. Se demuestra que las condiciones socioeconómicas
de los estudiantes y las de la escuela pesan en el rendimiento. Por ejemplo,
la correlación entre el PIB per cápita y las calificaciones
es de 0.53 y la correlación entre gasto por alumno y calificaciones
es 0.47. También es clara la relación entre los niveles de
desigualdad económica y las calificaciones: los países en
los primeros lugares no son los más ricos, sino los que además
de contar con economías sólidas distribuyen con equidad los
ingresos (como Finlandia, Canadá, Holanda, Nueva Zelanda y Australia).
Países poderosos como Estados Unidos, Francia y Alemania, pero con
niveles de desigualdad mayores, obtuvieron lugares intermedios en la clasificación.
México y Brasil que además de ser pobres tienen niveles de
desigualdad extremos, quedaron al final.
En cuanto a las condiciones económicas de las escuelas
se observa que, por regla general, los estudiantes que provienen de entornos
escolares bien equipados obtienen mejores resultados. Los países
con una dotación escolar satisfactoria y distribuida con equidad
lograron los niveles superiores, mejores aun que otros con equipo tecnológico
sofisticado, como Estados Unidos (lugar 16) o Alemania (lugar 22). Debe
hacerse notar, no obstante, que la relación entre economía
y resultados escolares es imperfecta. Si nos comparamos con Polonia, Hungría,
Grecia o Portugal es claro que tanto el nivel de desarrollo económico
de nuestro país, como las condiciones económicas de los estudiantes,
son semejantes a esos países, pero allá se obtienen mejores
resultados. Ello expresa la posibilidad de mejorar la calidad educativa
aun en contextos económicos y sociales deprimidos, si se tiene la
voluntad política necesaria; también indica la necesidad
de intensificar y aplicar correctamente los programas encaminados a mejorar
la dotación de recursos y las condiciones de operación de
las escuelas más pobres. Desde luego, es importante esperar los
resultados de la aplicación de la prueba en países de desarrollo
económico, social y cultural similares a los de México para
contar con un marco de comparación más apropiado.
La divulgación de estos resultados generó
diferentes reacciones y desde luego no sólo en México, en
donde ya se pronunciaron las autoridades educativas y otros sectores. En
España, que obtuvo el lugar 19, la prensa señaló:
"...sin un apoyo decidido del desmotivado profesorado, sin un aumento considerable
de la inversión en educación secundaria y sin programas dirigidos
a fomentar la implicación de las familias en los centros, será
difícil solucionar los problemas" (El País, 9/12/01).
En Brasil el ministro de Educación, Paulo Renato, atribuyó
los resultados al rezago escolar, aunque anunció un programa inmediato
de refuerzo a la lectura por medio de la dotación de colecciones
literarias para 8.4 millones de estudiantes (Folha de San Paulo,
8/12/01). En Francia la Dirección General de Programación
y Desarrollo del Ministerio de Educación urgió a la toma
de iniciativas de reforma escolar que permitan una formación secundaria
más adecuada, aunque mostró satisfacción con los resultados
en comparación con evaluaciones previas (Le Monde, 4-12-01).
En Inglaterra, la titular de la oficina encargada del estudio, Estela Morris,
dijo que "los resultados obtenidos son una reivindicación de las
reformas asumidas en los últimos años, pero los retos continúan...
no descansaremos hasta que cada niño obtenga las oportunidades que
merece" (DfES News Centre, 5/12/01). Por último, en Estados
Unidos el secretario de Educación, Rod Paige, se mostró francamente
insatisfecho con los resultados y declaró que "estos países
son nuestros competidores; estar en el promedio no es suficiente para los
niños norteamericanos..." (New York Times, 5/12/01).
Interrogantes
Desde julio del año pasado en la perspectiva del
periodo de transición que se abría y ante el silencio de
la administración saliente, que no respondió a las interrogantes
publicadas en este espacio, decidimos cancelar las preguntas que acompañaban
cada comunicado. Recientemente se cumplió el primer año de
ejercicio de esta administración y ya está en operación
el Programa Nacional de Educación. Observatorio, como organización
independiente preocupada por el análisis y vigilancia de las políticas
educativas, continuará demandando información sobre las acciones
y esclarecimiento de las políticas. A partir de este comunicado
reanudamos nuestra sección de interrogantes y esperamos que las
nuevas autoridades respondan.
Respecto al tema que nos ocupa, suponemos que la participación
mexicana en evaluaciones internacionales, que implica un gasto y tiene
efectos políticos importantes, se basa en el interés del
gobierno de identificar el estado de la calidad educativa para mejorarla.
Sería lamentable que los resultados se utilizaran sólo para
sugerir mayor control de la docencia sin apoyar las condiciones de escuelas,
profesores y estudiantes. Los resultados también nos muestran el
riesgo de incurrir en la peor combinación posible en el terreno
educativo: altas expectativas de cambio y bajo presupuesto.
¿Qué acciones se emprenderán para
enfrentar los resultados de México en el PISA y en otras evaluaciones
internacionales? ¿Qué estrategias se utilizarán para
difundir los resultados de las evaluaciones? ¿De qué manera
se permitirá el acceso a las bases de datos?
¿Cuándo iniciará la operación
del sistema nacional de evaluación educativa previsto en el Programa
Nacional de Educación?
¿QUIENES SOMOS?
Nuestros comunicados aparecen en el segundo y cuarto viernes
de cada mes en este espacio periodístico; se pueden reproducir en
cualquier medio indicando su procedencia. Todos los ciudadanos están
cordialmente invitados a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar
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a: La Jornada Observatorio Ciudadano de la Educación, Apartado
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