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EDUCACION PRESCOLAR OBLIGATORIA
Ayer,
por votación unánime, el Senado de la República aprobó
modificaciones a los artículos 3º y 31 constitucionales, a
fin de otorgar carácter obligatorio al nivel educativo prescolar
en México. La medida, que se aplicará en forma paulatina
y no tendrá plena vigencia hasta el ciclo escolar 2008-2009, es
una acción importante y plausible para elevar la calidad de la enseñanza
en nuestro país, para reducir las graves desigualdades entre las
instituciones educativas públicas y los planteles privados, y para
hacer frente a la ofensiva en curso contra la en senseñanza gratuita
y estatal.
Cuando se hace referencia al bajo nivel de la preparación
universitaria en México, suele comentarse que las deficiencias se
originan, en buena medida, en la preparación insatisfactoria que
se recibe en los ciclos básico, medio y medio superior, y que los
propios alumnos trasladan a las aulas universitarias.
Una observación semejante podría formularse
con respecto a la educación primaria, a la cual se llega, en muchos
casos, sin ninguna clase de escolaridad previa, y a una edad tardía,
de acuerdo con los criterios pedagógicos modernos. Desde esta perspectiva,
la implantación de la educación prescolar obligatoria puede
contribuir a elevar el nivel y la calidad de la educación básica.
Por otra parte, estas modificaciones constitucionales
crean las condiciones necesarias para que la enseñanza impartida
por el Estado llegue, en el nivel prescolar, a la cobertura requerida y
a sectores geográficos y demográficos de alto grado de marginación
que no resultan un mercado atractivo para la enseñanza privada,
para los cuales resulta urgente disponer de más y mejores instituciones
educativas públicas. Ahí la educación prescolar obligatoria
podría contribuir en forma significativa a una mayor integración
familiar y social.
En otro sentido, la adopción de la normatividad
mencionada obligará, para bien, a la apertura de nuevos planteles
destinados a la formación de educadores de nivel prescolar y permitirá
abrir nuevas fuentes de empleo en el sector educativo, aliviando de esa
forma una presión social que constituye un conflicto latente o declarado.
Finalmente, si la implantación legal de la educación
prescolar obligatoria es aplicada de manera eficiente y honesta, el país
tendrá motivos para felicitarse por una decisión que es,
en sí misma, correcta y necesaria.
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