Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 19 de diciembre de 2001
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Mundo
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Carmelo Ruiz Marrero*

La privatización de la guerra

En la década de los 90 las fuerzas armadas de Estados Unidos comenzaron a reducir su personal. Las tropas del ejército, por ejemplo, bajaron de 790 mil a 480 mil. Estas re-ducciones se deben en parte a la in-troducción de nuevas tecnologías de destrucción en masa que requieren de poco personal para su manejo, como lo son las armas espaciales (La militarización del es-pacio, edición del 13 de julio 2001). Pero otra razón es que más y más operaciones militares están siendo contratadas a compañías privadas. Esta práctica se conoce como outsourcing, pero sus críticos se re-fieren a ella como la contratación de mercenarios a sueldo.

Este fenómeno no es nuevo. Corsarios como Francis Drake saqueaban el Caribe con la anuencia de la corona inglesa, pero cuando se metían en problemas o eran capturados por enemigos, entonces Londres negaba toda conexión (ƑAlgún parecido con Oliver North?). También estaban los privateers, rufianes estadunidenses que se iban a buscar aventura y fortuna en alta mar. Fue de ellos que surgió la marina de guerra de Estados Unidos, como explica Jesús Dávila en su libro Foxardo.

Debido a esta privatización se subestima a menudo la escala de la intervención militar estadunidense en otros países, porque un número creciente de los hombres de guerra que las llevan a cabo son ciudadanos privados, quienes pueden viajar internacionalmente como si fueran simples em-presarios o turistas. Según la congresista demócrata Jan Schakowsky, la contratación de servicios militares es un proceso en el que no se rinden cuentas: "Es una manera de financiar guerras secretas con dinero de los contribuyentes que nos podría meter en un conflicto como el de Vietnam".

Según una investigación del Miami He-rald (22 de mayo de 2001), hay varias firmas privadas estadunidenses que llevan a cabo la política militar antidrogas de Washington en la región de los Andes. Oficialmente estas funciones incluyen rastrear guerrillas desde el cielo, ayudar a capturar aviones con drogas, y misiones de búsqueda y rescate. La más grande es DynCorp. Esta compañía, basada en Reston, Virginia, maneja gran parte del componente aéreo de las actividades antidrogas en los Andes, que consiste mayormente en la asperjación de yerbicidas sobre regiones donde alegadamente se cultiva marihuana y coca. Con sobre 20 mil empleados y 550 facilidades alrededor del mundo, DynCorp es por un ancho margen la compañía privada que más dinero recibe del Pentágono para realizar trabajo en ultramar, según la revista electrónica Corporate Watch.

Nos dice el reportero investigador Ken Silverstein, en su libro Private warriors (Verso books, 2000) que esta firma recibe 98 por ciento de sus ingresos anuales (que son de alrededor de mil 800 millones de dólares) de contratos federales no sólo del Pentágono sino también de agencias como la FBI, la CIA, los departamentos de Justicia y de Estado, el Servicio de Rentas In-ternas, la agencia antidrogas DEA, la Comisión Federal de Comunicaciones y otras. Es una compañía en continuo crecimiento que habitualmente se traga a sus competidores; en 1999 compró GTE In-formation Systems

En 1997 DynCorp obtuvo un contrato de 600 millones de dólares del Departamento de Estado de Estados Unidos para realizar misiones antidrogas en varios países, especialmente en Latinoamérica. Bajo este contrato la compañía opera vehículos aé-reos del Departamento de Estado, incluyendo helicópteros UH-1H Iroquois y Bell-212 Huey. Los pilotos son mayormente estadunidenses, pero también hay colombianos, peruanos y guatemaltecos.

La compañía también hace trabajos en otras partes del mundo: dio asistencia a tropas cascos azules de Naciones Unidas en Angola y en 1999 obtuvo un contrato del Departamento de Estado para verificar el cese del fuego en Kosovo. El gobierno de Estados Unidos contrató también a DynCorp para entrenar fuerzas policiales en Panamá, Somalia, El Salvador, Bosnia y Haití. En el caso de este último país la policía civil que la firma entrenó es definitivamente mejor que los infames tonton macoutes, pero la organización Human Rights Watch informa que este nuevo cuerpo ha usado fuerza letal de manera excesiva e injustificada y llevado a cabo ejecuciones extrajudiciales.

En 1992 tres empleados de DynCorp murieron cuando el helicóptero en el que volaban fue derribado en Perú. Supuestamente el Departamento de Estado había contratado la compañía para reparar los helicópteros de unidades antidrogas peruanas. Pero uno de los muertos, Robert Hitchman, ciertamente no estaba ahí para reparar helicópteros. Hitchman, veterano del cuerpo de infantes de la marina, trabajó en los años 60 para Air America, aero-línea que transportó armas y drogas para la CIA en Vietnam y Laos. Quince años después reapareció en Libia trabajando para el ex agente de la CIA Edwin Wilson, que entrenaba las tropas de Muammar Kadafi. Por sus actividades en Libia Wilson está ahora cumpliendo el equivalente de una cadena perpetua en una cárcel federal.

La investigación oficial de Wáshington sobre la muerte de Hitchman y sus dos colegas fue inconclusa, pero su hijo Robert Hitchman III le dijo a Silverstein que el helicóptero fue derribado por guerrillas izquierdistas. También alegó encubrimiento por parte del gobierno, y que el propio secretario de Estado de entonces, James Baker, lo contactó para pedirle que no divulgara información sobre el asunto. Según Hitchman III, su padre también vo-ló en misiones de DynCorp y la DEA en Bolivia, Ecuador y Colombia.

Es el caso también de MPR, fundada en 1987 por el general retirado Vernon Lewis, dirigida por el general retirado Carl Vuono, quien comandó las fuerzas terrestres en la operación Tormenta del Desierto. Su personal incluye también a Ed Soyster, ex jefe de la inteligencia militar (De-fense Intelligence Agency), al igual que otros generales retirados, ex almirantes, veteranos de la CIA y hasta embajadores

En 1995 el gobierno de Croacia contrató a MPR para entrenar y asesorar sus fuerzas militares, y la compañía prontamente envió un equipo de trabajo que incluyó a tres generales retirados. Meses más tarde el ejército croata lanzó una serie de sangrientas ofensivas contra territorio controlado por los serbios, lo que culminó con la masacre de Krajina, en la cual los croatas mataron todos los hombres, mujeres y niños serbios que encontraron a su paso. Cuando el Tribunal Internacional de La Haya contempló acusar a generales croatas por sus atrocidades en Krajina, el go-bierno de Estados Unidos defendió las tácticas militares que emplearon argumentando que eran perfectamente legítimas.

Aviation Development Corp. es una corporación que opera desde la base aérea Maxwell en Alabama y tiene la triste distinción de haber derribado por error un avión en el que iba una mujer con su hija de siete meses. La tragedia ocurrió el pasado abril en Perú, donde la compañía tenía un contrato para coordinar misiones aéreas antidrogas.

"Los contribuyentes estadunidenses es-tán financiando sin saberlo una guerra privada con soldados privados", dijo la congresista Schakowsky. "Ya pagan 300 mil millones de dólares al año para financiar el aparato militar más poderoso del mundo. ƑPor qué deberían pagar una segunda vez para privatizar nuestras operaciones?"

* Periodista del rotativo
puertorriqueño Claridad

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