La Jornada Semanal,  23 de diciembre del 2001                          núm. 355
  Silvia Pratt

Yourcenar: la negritud y la sacra oralidad

Dice nuestra colaboradora Silvia Pratt que "Marguerite Yourcenar recopiló y tradujo del inglés al francés numerosos Negro spirituals". Silvia, a su vez, los tradujo al español tratando de conservar sus sonoridades y su poder rítmico. Yourcenar encontraba en estos cantos la fuerza de la revelación y el vigor de la protesta del esclavo. Leamos estos hermosos textos que, lo decía Yourcenar, "son parte del patrimonio poético de la humanidad".

Durante veinte años aproximadamente, Marguerite Yourcenar recopiló y tradujo del inglés al francés numerosos poemas conocidos como Negro Spirituals. Según la escritora, los más célebres fueron reimpresos centenares de veces y se hicieron infinidad de grabaciones sonoras, por lo cual existen diversas versiones de un mismo texto y pueden observarse muchas variantes (cfr. Yourcenar, Marguerite, Fleuve profond, sombre rivière, Éditions Gallimard, Francia, 1995).

Sabemos que los Negro Spirituals se originaron en los estados del sur de Estados Unidos de Norteamérica y circularon por todo el territorio donde se practicaba la esclavitud; nacieron en el siglo XIX y la esencia de esta poesía popular proviene del pietismo protestante. Por su nombre mismo, nos percatamos de que en ellos predominan los temas religiosos. Es evidente que en estos cánticos y bailes se perciben reminiscencias del Continente Negro; sin embargo es un arte único, más que africano es afroamericano, marcado con la herencia del ritmo característico de aquellas latitudes.

Yourcenar arguye que la mayoría de los Spirituals puede situarse entre 1810 y 1860. Afirma que estas obras eran sermones líricos conformados por el Shout, o sea, la aclamación; la Exaltation (exaltación), y el Mellow, es decir, la romanza piadosa, la "canción suave"; surgieron de labios de predicadores o de fieles embargados por el Espíritu, quienes elevaban súplicas o testimonios a la divinidad. Estas palabras eran retomadas por la multitud, acompañadas de aplausos y entrecortadas con expresiones como Aleluya, Gloria a Dios, o simples Hum, que son resonancias de fondo en estas composiciones. Cabe precisar que, de manera directa o indirecta, estos poemas tienen su origen en la Biblia, fuente inagotable desde el punto de vista lírico. El personaje de Jesús destaca también con ternura y vehemencia. Visiones del fin del mundo, la presencia de la ciudad celeste de Jerusalén y los destellos apocalípticos colman estos cantos. La Revelación en todo su esplendor. Otro aspecto muy valioso de los Spirituals es la actitud del esclavo norteamericano frente a la muerte; una dualidad entre el miedo a lo desconocido y la aceptación del advenimiento de un mundo mejor. El cantante del Negro Spiritual, como cualquier otro místico, clama por la luz esperanzadora de la eternidad.

Bien dice Yourcenar que el Spiritual es bello de acuerdo con el grado de negritud que contenga y que quizás el africanismo se diluye en gran medida al hacer la simple lectura del texto, sobre todo si se trata de una traducción en donde es imposible trasladar la jerga propia del género. Sin embargo, pienso que lo importante no es tanto "rescatar" la escritura –en la cual encontramos una serie de reiteraciones–, sino el sentido fundamental de ese ámbito, que revela su visión alegórica y divina al combinar la representación lingüística con la oralidad. En los Negro Spirituals palpita la raigambre popular, el espíritu sacro, y se percibe el cántico reiterativo casi en un nivel de conjuro, quizá como ecos salmódicos. Se advierte en estas composiciones una convergencia de lo mágico, lo no profano, lo mítico-ritualista. Invocación divina: se convocan y conjuran los planos superiores. He ahí el sentido de la otredad que refería Octavio Paz.

Al presentar estos textos, no se trata de resaltar los postulados de las iglesias tradicionales o judeocristianas, sino exaltar el color, la vibración, el sentido de los NegroSpirituals que, de alguna manera, nos conectan con la raíz del mundo: no hay que olvidar que la vida va más allá del territorio de la realidad, que el ser es sagrado. Hay que tener en cuenta que son composiciones que se crearon para ser cantadas, es decir, están impregnadas del sentido oral que además lleva implícito la improvisación. Una voz cantante, una base rítmica: éxtasis. El "oficiante" da cauce a la inspiración, al estado de trance. Y la multitud repite las consignas: de ahí las anáforas, los epítomes, los estribillos que resuenan al compás de las palmas de las manos.

Es conveniente destacar el equilibrio existente entre la armonía de la música y la sonoridad versicular alcanzada, el cual revela la dimensión del espíritu de la negritud, de esa resonancia mística. Se vislumbra un vínculo de la Palabra primigenia con el sentido sacro del Logos. También hay que observar en los Negro Spirituals la intencionalidad del deslizamiento métrico y la adecuación rítmica, que repercute en el ámbito semántico. Recordemos que en poesía el orden de la imagen sonora representa un vínculo significativo en la esfera estética del lenguaje.

Mi intención al traducir al español algunos Negro Spirituals, independientemente de enfatizar la característica tradicional religiosa de los poemas recogidos por Yourcenar, fue brindarle al lector el contenido y la sonoridad de estas expresiones. Traté de trasladar las resonancias al español y, cuando fue posible, conservar la métrica y la rima. Considero que estas piezas del hombre de color norteamericano son un género muy valioso; bien dice Yourcenar: "Como en toda gran poesía, el tema tratado en los Spirituals es finalmente el de la esclavitud y la esperanza del hombre. Todos somos esclavos y todos moriremos. También, todos aspiramos, cada uno a su manera, a un reino en donde impere la paz. El Negro Spiritual tiene un lugar entre los grandes testimonios humanos porque se interna en temas universales." Y Yourcenar también nos recuerda que "estos textos, y no sólo la música que los acompaña, son por lo general auténticas obras de arte". Por eso los considera como parte del patrimonio poético de la humanidad. Y en esta condición los comparto con ustedes.


Clamaba el ciego en la senda

El ciego iba por la senda,
Clamaba el ciego en la senda,
"¡Líbrame, Señor!", gemía.

Gemía: "¡Libra, Dios, mi alma!"
El ciego iba por la senda,
"¡Líbrame, Señor!", gemía.

"No sé dónde estás, ¡y espero!"
Clamaba el ciego en la senda.
"¡Líbrame Padre!, te ruego"
"No sé dónde estás, ¡y espero!"

"¡Puro me harás como nieve!"
Clamaba el ciego en la senda.
"¿Señor, cuándo habré de verte?
¡Fui lavado en tu alba nieve!"

El ciego iba por la senda,
Clamaba el ciego en la senda.
"¡Líbrame, Señor!", gemía.

Gemía: "¡Libra, Dios, mi alma!"
El ciego iba por la senda,
"¡Líbrame, Señor!", gemía.
 


Ya no lucharé en la guerra

Abandonaré mi escudo y mi espada
                   En lla ribera,
Abandonaré mi escudo y mi espada
                   En la ribera,
            Ya no lucharé en la guerra.

Usaré una túnica blanca,
Diadema de astros ceñiré,
Calzaré sandalias de gala,
Tranquilo con Dios me iré.


Fin del mundo

                     Dios mío, qué estruendo,
                     Dios mío, qué estruendo,
¡Cuando las estrellas vayan cayendo!
Escucharán del pecador el llanto,
Gritar que hay que esconderse bajo el llano,
Sentirán del jugador el gemido,
Internándose en ocultos caminos,
Percibirán al pecador orar,
Cuando los pueblos no tengan lugar,
Escucharán al cristiano cantar,
El día de la gran calamidad.

Al cielo levanten la vista, al cielo,
Miren hacia la diestra del Señor,

¡Cuando devore las estrellas el fuego!
 

           Salió de la tumba

Crucificaron al Señor, lo clavaron en la cruz,
Crucificaron al Señor, lo clavaron en la cruz,
                   Y el Señor protegerá mi alma,
                   Porque Él salió de la tumba,
                                                    La tumba,
                                                    La tumba...,

Y José pidió el cadáver, y lo puso en el sepulcro,
Y José pidió el cadáver, y lo puso en el sepulcro,
                       Y el Señor protegerá mi alma,
                        Porqué Él salió de la tumba,
                                                         La tumba,
                                                         La tumba...,

Magdalena llegó corriendo, y después buscó al Señor,
Magdalena llegó corriendo, y después buscó al Señor,
                     Y el Señor protegerá mi alma,
                     Porqué Él salió de la tumba,
                                                      La tumba,
                                                      La tumba...,

Un ángel vino del cielo, y la roca del nicho alzó,
Un ángel vino del cielo, y la roca del nicho alzó,
                   Y el Señor protegerá mi alma,
                   Porqué Él salió de la tumba,
                                                    La tumba,

                                                    La tumba...,
Catecismo

Dios es la imponente roca en un pueblo abatido,
                      Abatido,
                      Un pueblo muy abatido...
Dios es la imponente roca en un pueblo abatido,
Dios es un refugio en época de tempestades.

Ah, sé que Él es la imponente roca en un pueblo abatido,
Ah, sé que Él es un refugio en época de tempestades...

                      Déjenme hablar del Capítulo Uno.
Cuando Dios creó la tierra y el mar y el campo;
                      Déjenme hablar del Capítulo Dos,
Cuando Dios hizo el día y el albor de la noche;
                      Déjenme hablar del Capítulo Tres,
Cuando Cristo por nosotros murió en la Cruz.

Ah, sé que Él es la imponente roca en un pueblo abatido,
Ah, sé que Él es un refugio en época de tempestades...

                      Déjenme hablar del Capítulo Cuatro,
Cuando la furia de Dios estalle y Su mano nos sojuzgue;
                      Déjenme hablar del Capítulo Cinco,
Del Paraíso que un día Dios dará a los santos;
                      Déjenme hablar del Capítulo Seis,
Donde Él acoge el alma aterida de los pobres.

Ah, sé que Él es la imponente roca en un pueblo abatido,
Ah, sé que Él es un refugio en época de tempestades...

                      Déjenme hablar del Capítulo Siete,
Donde Él despierta a los muertos, cura a los lisiados;
                      Déjenme hablar del Capítulo Ocho,
Donde el Señor alberga a todos los que están prófugos;
                      Déjenme hablar del Capítulo Nueve,
Donde el pecador converso llena de luz su alma;
                      Déjenme hablar del Capítulo Diez
Y del perenne Infierno donde irán los malditos...
 

Traducción al francés de Marguerite Yourcenar. 
Traducción al español de Silvia Pratt