Jueves 3 de enero de 2002a
La Jornada de Oriente publicaci�n para Puebla y Tlaxcala M�xico

 
Visiones

Reflexi�n sobre la colecci�n Gelman

n C�sar Gordillo Aguilar

Podemos aseverar sin temor a exagerar que la exposici�n Kahlo, Rivera, Orozco, Siqueiros y el color del siglo que se fue, exhibi�ndose hasta marzo de 2002 en la galer�a de Arte Contempor�neo y Dise�o (12 Norte 607, Barrio del Alto, Puebla ), constituye el evento de artes pl�sticas m�s importante que hemos tenido oportunidad de presenciar el presente a�o en Puebla.

La colecci�n Gelman inicia cronol�gicamente su recorrido coincidiendo con el a�o de 1921 que, como se�ala Jorge Alberto Manrique, es una fecha "...charnela o bisagra que divide la cultura mexicana...". Al subir a la presidencia �lvaro Obreg�n y nombrar a Jos� Vaconcelos como director de la Secretar�a de Educaci�n P�blica se inicia un movimiento de tipo pol�ticocultural que cristalizar� en lo que se denomin� "la joven escuela mexicana de pintura". Se establece un claro programa ideol�gico, y conjunt�ndolo con las ideas del marxismo y del realismo socialista se inicia la revaloraci�n del pasado prehisp�nico, de los h�roes de la revoluci�n, de la condici�n ind�gena y mestiza de nuestra cultura y de la exaltaci�n de tem�ticas intimistas de la vida cotidiana, sobre todo del pueblo, tem�tica que junto con el paisaje, el retrato y el autorretrato, son predominantes en la colecci�n Gelman.

Si bien la pintura mural es en la que se da los ejemplos de mayor grandilocuencia en esta �poca y es finalmente una de las formulaciones m�s coherentes en t�rminos de una inquietud latinoamericana por la b�squeda de una identidad art�stica diferenciada de la europea, los cuestionamientos y posiciones de tipo est�ticas, as� como la discusi�n fundamental sobre lo que ser� el debate de la pintura mexicana en los a�os cincuenta se gesta fundamentalmente en la producci�n de la pintura de caballete de esta �poca. Temas como la subjetividad, la identidad, la introspecci�n est�n presentes en la colecci�n Gelman fundamentalmente en los retratos y autorretratos, los de Frida Kahlo son el ejemplo de mayor importancia dentro de la muestra, a la vez que las obras de Montenegro, Zarraga, Orozco y Siqueiros son testimonio del debate que sobre lo est�tico y lo pict�rico se da en la �poca en oposici�n a la corriente comandada por Rivera, basada fundamentalmente en lo anecd�tico.

Al tiempo que en nuestro pa�s se est� realizando los grandes programas culturales del vasconcelismo, en Europa el surrealismo est� en su apogeo, Kandinsky ya ha realizado sus primeras obras de tipo abstracto, el futurismo y el cubismo han dado sus mejores obras, y Marcel Duchamp ha comenzado a propagar sus teor�as que dar�n m�s adelante un vuelco a las artes pl�sticas de nuestro siglo. Este conjunto de ideas que en Europa se gesta producir� m�s adelante un intenso debate en torno a la necesidad o no de establecer un "arte con mensaje", a una discusi�n intensa sobre el concepto de nacionalismo y arte internacional, as� como a un gran inter�s por la exploraci�n del inconsciente, lo subjetivo y la individualidad.

Es importante, al ver la colecci�n Gelman, no olvidar que al tiempo que la escuela mexicana de pintura est� en su proceso de desarrollo, coexisten movimientos art�sticos "a contracorriente" y de importancia fundamental para la comprensi�n de nuestra cultura: el estridentismo, los contempor�neos, entre otros, se mantuvieron atentos a la existencia de estos movimientos pl�sticos y culturales que antes menciono y no pocas veces fueron tachados de malinchistas, pero conformaron lo que ser�an las propuestas que m�s adelante entrar�an en debate con la escuela mexicana y la sacar�an de su anquilosamiento, producto de su "institucionalizaci�n".