Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 6 de enero de 2002
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Política
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¤ SRE y Conapo proponen política de integración binacional

Niños mexicanos, con el peor desempeño educativo en EU

¤ El crecimiento espectacular en la matrícula no corresponde con el aprendizaje; falta de dominio del inglés, entre las causas

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

El número de estudiantes de origen mexicano inscritos en las escuelas de Estados Unidos se ha incrementado 50 por ciento en los pasados 10 años, al pasar de 950 mil a un millón 490 mil alumnos, sin embargo, dentro de la población latina, los mexicanos son el grupo "que afronta los problemas más graves" de bajo rendimiento escolar en ese país, asegura un estudio de la Secretaría de Relaciones Exteriores y del Consejo Nacional de Población.

Ante esta situación, el análisis Migración Estados-Unidos. Opciones de política propone que se aplique una política de integración educativa entre los dos países que busque acabar con la discriminación en las escuelas estadunidenses mediante la mayor difusión de los libros de texto gratuitos mexicanos, la formación de maestros bilingües y la flexibilización de los planteles del país para que hagan alianzas con los de Estados Unidos.

El investigador Víctor Zúñiga, quien elaboró este estudio difundido a finales del año pasado, advierte la necesidad de crear políticas educativas binacionales, sobre todo porque el perfil del migrante mexicano ha cambiado mucho en los años recientes; antes era un hombre solo de origen rural que dejaba a su familia en México, ahora viaja acompañado por su esposa y sus hijos.

Esta situación, explica, cada vez es más frecuente. Durante los años 90, uno de cada cuatro migrantes viajó con su cónyuge, y uno de cada tres lo hizo acompañado por sus hijos.

La migración familiar se refleja en la presencia creciente en Estados Unidos de menores de edad nacidos en México. En 1998 había 880 mil 410 niños de origen mexicano.

Esto ha provocado que la matrícula escolar latina haya crecido de manera acelerada entre 1987 y 1996. En el primer año representaba 11.5 por ciento de la población total de las escuelas públicas; para 1996 la proporción alcanzaba casi los 15 puntos porcentuales.

Indica que en 1996 la matrícula latina era de 6.65 millones de alumnos, de los cuales 4.3 millones (65 por ciento) era de origen mexicano y 34.7 de otros países. De los 4.3 millones de alumnos de origen mexicano, un millón 490 mil eran niños y adolescentes migrantes originarios de México.

Esta cifra contrasta con la del ciclo escolar 1985-1996, en la que había 950 mil alumnos migrantes de México, lo que significa que en una década, este número aumentó en más de medio millón.

Aunque la población escolar de origen mexicano ha crecido "de manera espectacular", sus resultados de desempeño son los peores respecto al resto de los latinos. Sin citar cifras, refiere que los mexicanos tienen bajos niveles de enseñanza y de éxito escolar y altos niveles de reprobación, elevadas tasas de abandono de las aulas durante la preparatoria y bajos porcentajes de transición a la educación superior.

En todos los análisis consultados, afirma, se reconoce "que el grupo étnico que afronta los problemas más graves en las escuelas estadunidenses son los alumnos de origen mexicano y, particularmente, los migrantes mexicanos.

La discriminación escolar

¿Cómo explicar este rezago? El bajo nivel en el aprendizaje del inglés es una de las causas, pero hay otra más importante, que es la "discriminación escolar".

Mientras en las escuelas mexicanas a los niños se les inculca el sentido de pertenencia nacional, en las de Estados Unidos reciben un mensaje contrario. Para insertarse en la sociedad estadunidense, la condición básica es abandonar sus raíces y adoptar las de ese país.

Esta situación provoca que los mexicanos se vean empujados a despreciarse como grupo y a despreciar sus orígenes nacionales, lo que puede derivar en frustración, fatiga escolar, baja autoestima, agresividad y aislamiento.

El problema se refleja también en los padres de familia, quienes participan poco en las decisiones que se toman en las escuelas públicas estadunidenses, ya sea porque no hablan bien inglés o porque trasladaron su experiencia de México, donde el sistema está "altamente burocratizado y centralizado" y no ofrece canales de participación.

Para acabar con estas dificultades, el estudio propone pasar de una política de cooperación en materia educativa a una de integración que puede incluir la integración de planes de estudio y estándares de enseñanza.

En el primer punto, sugiere que las escuelas reconozcan el origen nacional de los alumnos mexicanos y la necesidad de poner en marcha una política escolar de respeto y aprecio, así como el uso de los materiales sugeridos por las autoridades educativas.

También señala que las escuelas mexicanas deben tomar en cuenta las realidades de los migrantes. En tanto, ambos sistemas tendrían que reformular sus historias "patrias" incorporando la participación de los migrantes.

Las otras propuestas se refieren a la formación de maestros que puedan trabajar con estrategias biculturales, bilingües y binacionales, así como la flexibilización de la estructura escolar de México para que permita alianzas escolares entre sistemas educativos estatales de ambos países.

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