Ť La cubana prendió al público yucateco, que hace 25 años no la disfrutaba

Miles bailaron al compás de Celia Cruz en la fiesta por los 460 años de Mérica

LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL

Merida, 7 de enero. El centro histórico de esta ciudad se transformó en una gigantesca pista de baile cuando al compás de la cadencia e insuperable voz de Celia Cruz miles de personas festejaron el 460 aniversario de la fundación de la capital de Yucatán.

La reina de la salsa no defraudó a su público, el cual no había disfrutado de la actuación de la cubana en casi cuarto de siglo, Prendió a meridanos, yucatecos y visitantes con sus clásicas y conocidas, pero no menos explosivas, rolas.

Antes, una paisana de Celia, de nombre Alina Villa, también con voz estremecedora, empezó a calentar el frío ambiente. Por espacio de 60 minutos, movió a las personas a ritmo de salsa, merengue y unas guapachosas cumbias. Habanera de nacimiento, lo hizo bien ante su tierra adoptiva: se puso las pilas y demostró su calidad.

Ante los gritos de "šCelia!, šCelia!, šCelia!", la mulata apareció y con su tradicional šazúcar! dio inicio a 90 minutos de algarabía y pachanga.

Espectacular, ataviada con un vestido negro con plateado, una peluca chel (rubio, en lengua maya) y acompañada del grupo Contraste, que por momentos hizo acordes similares a la legendaria Sonora Matancera -una de las alma mater de Celia y de tantos artistas- arrancó con El Yerberito.

La Plaza Grande, el corazón de la capital yucateca, lució elegante para el festejo; las calles de la ciudad se convirtieron en un rumbódromo o sonódromo. El recordado Beny Moré (Bartolomé Maximiliano Moré), uno de los grandes músicos nacido en la isla bella, de presenciar el espectáculo habría repetido su famosa frase (1962, en la Plaza de la Revolución): "Que llamen a Obras Públicas para que reparen las calles con baches que dajarán los bailadores".

Esta madrugada, en efecto, personal del ayuntamiento le dio una manita de gato a las calles. El bailongo dejó huella.

Celia Cruz no paraba. Bajo la batuta de su esposo, Pedro Knigtl, aquel bongocero de la Matancera, el grupo musical Contraste se esforzaba por seguirle el ritmo a la reina sonera. Candela, El Manicero, Guantanamera y hasta en tres ocasiones La vida es un carnaval llevaron alegría a miles de personas que se congregaron en la Plaza Grande.

Para arrebatarle el corazón a los meridanos y yucatecos, la negra santa se aventó una rola de su inspiración que dedicó, hace más de 20 años, a esta Tierra del Mayab: Voy a Yucatán compadre/la gente baila bonito y sabroso/Voy a Yucatán/voy a divertirme con todos los meridanos...

Los meridanos se contagiaron de salsa, rumba y guaguancó. La alcaldesa Ana Rosa Payán Cervera y el gobernador Patricio Patrón Laviada disfrutaron del festejo por el aniversario de la capital yucateca.