Martes 15 de enero de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
CARPETA

Tercer año de Melquiades Morales. Seis de siete opiniones aprueban su gestión

n Sergio Cortés Sánchez

Considerado como un gobierno de heterogénea composición debido a las múltiples alianzas y compromisos establecidos para vencer al delfín de Manuel Bartlett, el señor de los 2 mil compadres fue altamente valorado por los ciudadanos del municipio de Puebla en lo que respecta a su tercer año de gestión. Ya ajeno a las eventualidades que le pusieron a prueba, como fue la inundación en la Sierra Norte en 1999 o la evacuación de pobladores del Popocatépetl en el año 2000, este tercer año no manifestó turbulencias severas salvo una, que es ajena a su administración: la crisis económica.
En enero del año 2000, los ciudadanos angelopolitanos tenían esperanzas: el 36 por ciento consideraba que la economía crecería y el 38 por ciento creía que su situación económica en el año venidero sería mejor. Tuvieron razón, la economía mexicana creció en 2000 a una tasa media anual del 6.9 por ciento. En enero del año pasado, los ciudadanos del municipio de Puebla que tenían teléfono en casa eran muy optimistas: el 74 por ciento vaticinó que la economía crecería y el 61 por ciento que dentro de un año estaría en mejor situación económica, esta vez fallaron; la economía en el año 2001 decreció y la población de ingresos fijo perdió poder de compra. Este año el panorama es sombrío, se pronostica un crecimiento de apenas 1.3 por ciento y las percepciones de los ciudadanos son las siguientes: el 43 por ciento cree que su actual situación es peor a la del año pasado, en tanto que sólo el 9 por ciento la consideró mejor; las perspectivas del año entrante son mejores para el 22 por ciento y peores para el 49 por ciento de los angelopolitanos. En tales condiciones de escepticismo, la valoración de la administración pública en sus tres niveles (federal, estatal y municipal) registró una disminución del 14 por ciento comparada con la de hace un año: la calificación de Vicente Fox cayó en 22 por ciento y las de Mario Marín y Melquiades Morales disminuyeron en 5 por ciento cada una.
Si sumamos las valoraciones positivas acerca del tercer año de gobierno de Melquiades Morales y la comparamos con las negativas (aprueba o desaprueba la gestión, opinión buena o mala de la misma, capacidad o incapacidad para gobernar y honestidad o deshonestidad), la relación es de seis positivas por una negativa, lo cual le da una aprobación promedio del 86 por ciento, tres puntos menos que hace un año y seis puntos más alta que hace dos años. Nuevamente ratifica su buena aceptación entre los ciudadanos, los que le reconocen su calidez, sencillez y afabilidad.
En cuanto a la detección de problemas económicos, los angelopolitanos destacan cinco: desempleo, pobreza, inflación, salarios y administración, ésta última en una doble modalidad: eficiencia y honestidad y, en consecuencia, les gustaría que el gobernador los abordara en su alocución de mañana. A la solución de problemas económicos se debería abocar el gobernador durante el próximo año, agregando, claro está, la seguridad pública, la cual es considerada como el principal problema del municipio por el 35 por ciento de los encuestados el fin de semana pasada.
No ha habido, ni habrá, obras espectaculares en la administración de Melquiades Morales, su fisiocracia de dejar hacer y dejar pasar le ha redituado a él muy buenos dividendos, no se podría decir lo mismo del organismo político en el que milita. Sería ingenuo responsabilizarlo de los fracasos electorales del PRI del año pasado, pero sería también cándido no considerar la vindicación de pretéritas prácticas corporativas y el retorno de los brujos como una de las causales.